jueves, mayo 10, 2012

Triste día para millones de madres : María Teresa Jardí



Triste día para millones de madres
María Teresa Jardí

Nada exhibe el fracaso de una nación como el aumento de cárceles. Prisiones que se convierten también en escuelas del crimen para los que salen mejor librados, para el resto, es decir para la inmensa mayoría, que no atina a entender el porqué de su encierro son manicomios a modo del desprecio que tiene en México la clase política de derecha por el pueblo mexicano.
Cárceles necesarias, de ahí su crecimiento, como mano de obra garantizada para la producción de sicarios y de toda gama de mercenarios para engrosar ejércitos paramilitares como el de los hombres de negros que encabeza García Luna que a donde llega lleva la violencia.
El afán impulsor de cárceles por parte de la derecha mexicana tiene que ver con la necesidad de impulsar el miedo. Tan útil, el miedo, como bien han descubierto los Aznar y los Solá, los Mouriño y los Calderón, los Azcárraga y los Salinas...
El miedo como forma establecida para mantener controlado a un pueblo al que un puñado de mafiosos le arrebata, en aras de su enriquecimiento propio, IMPUNEMENTE hasta la vida.
Las cárceles, como las ejecuciones de periodistas por estos días, sirven también como control para todo aquel que se atreva a denunciar o a combatir la cancelación decidida desde la cúspide del poder para millones de mexicanos a tener una vida que se pueda llamar digna ni siquiera para las posteriores generaciones de esos millones condenados a no ser, para pasar, simplemente y si acaso, a engrosar como número insignificante los índices de la miseria que se impone como condena a millones por un grupo de mafiosos apoderados de la cosa pública como bien propio.
Vida digna para unos cuantos privilegiados, las mafias empresariales y políticas adueñadas del poder. Condenados a ser un país de pederastas donde el sexo televisado dicte las reglas es el fondo del mensaje de la modelo exhibida por tres mil pesos como vaca llena de hormonas sintéticas. Eso es lo que sigue si la telebasura logra convertirse completamente en el poder político que busca ser para controlarlo, de plano, todo.

Hoy se llenará la telebasura, como están las tiendas, de buenos deseos si se compra lo adecuado para felicitar a la madre, que lo es por un día.
Nadie en los medios masivos se referirá a las muchas madres de hijas asesinadas impunemente como cuota de la limpia que la derecha desde el PAN, hoy, no tocada en el debate, realiza, porque en el fondo ningún candidato es de izquierda. Tres, de plano, exhibidos como de derecha a secas.
AMLO e la esperanza para los votantes de izquierda, pero sin acabar de entender el mandato ciudadano que en el mundo se está dando expresado en la votación mayoritaria por Hollande en Francia. Mandato ciudadano que rompe, entre otras cosas, la funesta mancuerna a modo del imperio gringo que en Europa encabezaban Francia con Sarkozy y Alemania con la Merkel.
Votación que puede llevar a los franceses a encabezar el sentimiento que en Europa empieza a calar en los ciudadanos europeos indignados, porque ellos sí lo que han perdido es el bienestar del que disfrutaba la inmensa mayoría, a costa de la condena al tercer mundo a la pobreza y desigualdad de condiciones para casi todos. A costa de la condena a la promoción de la corrupción como forma de gobierno y de vida para los habitantes del tercer mundo latinoamericano y africano.
De que los europeos entiendan, como parece haber sucedido con los franceses, a los que de manera mayoritaria no logró convencer Sarkozy de la absurda apuesta al regreso de la sangre azul francesa enfrentada a la sangre roja de los migrantes, que llegan porque los franceses les han robado todo lo que propiciaría para ellos, en Argel, por poner un ejemplo, una vida digna.
De que entiendan los europeos que o el bienestar nos alcanza a todos o se acaba del todo el bienestar también para ellos está el futuro que la humanidad escribirá en lo queda de este siglo que tan mal empieza.



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