jueves, mayo 17, 2012

Jaime Ornelas Delgado : La crisis y las izquierdas


La crisis y las izquierdas
Por: Jaime Ornelas Delgado

Nada despreciable resulta el triunfo de los socialistas y la izquierda francesa, como tampoco lo es la derrota de los conservadores frente a los laboristas en Inglaterra y del partido de Ángela Merkel en regiones considerados bastiones de la derecha alemana o la victoria de la izquierda, en las Bahamas. Estos triunfos, así como las dificultades del Tea Party en Estados Unidos para encontrar el candidato más reaccionario posible para enfrentar a Obama, muestran no sólo los avances de los sectores progresistas en Europa y  en América, sino también el creciente rechazo a la modalidad neoliberal del capitalismo, cuya crisis actual se ha pretendido superar con políticas de ajuste y austeridad que no han hecho más que profundiza el deterioro de los niveles de vida e irritar a la población que se ve afectada en sus ingresos, en sus pensiones, la estabilidad en el empleo y en todo aquello que significa bienestar. Los trabajadores se han cansado de ser las víctimas de una crisis que no provocaron.
Al parecer, las movilizaciones masivas que se multiplican hacen inevitable el derrumbe del neoliberalismo y la realización de los ajustes necesarios que requiere el capitalismo que ha envejecido y no encuentra la fórmula que alivie su agonía.  

Esta crisis que se prolonga y provoca profundo malestar social, ha significado la nueva viabilidad de las izquierdas que han asumido un discurso capaz de criticar la economía de mercado y proponer alternativas posibles y deseables. Ni paraísos ni dictadura, hoy las izquierdas en América Latina, y en México por supuesto, han logrado construir un importante consenso para enfrentar la hegemonía neoliberal enarbolando un proyecto que reconoce las desigualdades sociales como efecto de las relaciones de libre mercado y cuestiona las limitaciones de la democracia representativa y que, al mismo tiempo, pugna por el rescate de la soberanía nacional especialmente sobre los recursos naturales y las decisiones de política interna e internacional, al tiempo de reivindicar el papel del Estado como compensador de los efectos negativos del mercado y asume una postura antiimperialista al impulsar la descolonización cultural, económica y política de la sociedad en general y de los pueblos indígenas en particular abriendo, así, la participación en los procesos de decisión política a diversas minorías hasta antes excluidas política y socialmente.
De esta manera, frente a los saldos sociales y económicos negativos del neoliberalismo, las izquierdas han logrado restituir la posibilidad de pensar una sociedad distinta a la neoliberal, logrando con ello ampliar las opciones de los mundos pensables y posibles para América Latina. Lo cual no ha sido un logro menor.
Lo anterior obliga a tratar de responder a la pregunta de ¿qué es la izquierda? Dice el sociólogo portugués Boaventura de Sousa, que: “la izquierda es un conjunto de posiciones políticas que comparten el ideal de que todos los seres humanos tienen el mismo valor y constituyen el valor supremo”, y concluye que ese ideal es puesto en duda cuando hay relaciones sociales de poder desigual, es decir cuando algunos dominan a otros. En este tipo de relaciones de dominación, la satisfacción las necesidades de los dominadores se logra sometiendo a otros llevándolos a la condición de dominados. Esto es, con exactitud, los que ocurre en el capitalismo.
En este modo de producción, los dueños de los medios de producción se apropian de la fuerza de trabajo –que venden los trabajadores como su único medio de sobrevivencia– por el tiempo de duración de la jornada laboral, de esta manera todo lo que su produce en ese lapso es apropiado por el capitalista por la sencilla razón de que es dueño tanto de los medios de producción como de la fuerza de trabajo durante la jornada laboral. La producción se socializa y se la apropiación de lo producido se privatiza. Los menos explotan a los más; los trabajadores son sometidos por los patrones para satisfacer éstos su necesidad de acumulación, de ganancia, de poder.
Para la izquierda que enfrenta esta situación, la pregunta a responder es si el capitalismo puede ser reformado para mejorar las condiciones de vida de los dominados o si esto último sólo puede hacerse más allá del capitalismo. Pero además, la izquierda se ha enfrentado a la necesidad de responder a ¿quién debe dirigir la lucha social?, o si ¿la lucha debe darse en el marco de las instituciones democráticas o fuera de ellas?
Las respuestas a estas cuestiones, han sido muchas y muy variadas y eso ha provocado fuertes y violentas divisiones. Hoy la respuesta debe darse país por país, considerando sus características específicas, no sólo las materiales sino también las que forman parte de la subjetividad, del nivel de conciencia de cada pueblo.
En México, las izquierdas se han planteado la unidad popular para frenar al neoliberalismo y continuar la transformación nacional, que ya inició el movimiento social organizándose para enfrentar el proceso electoral.
En todo caso, la construcción de una sociedad posneoliberal no se inicia al ganarse la presidencia, como la crítica al capitalismo tampoco comienza al asumir el pueblo el poder, sino desde antes, desde el momento en que se reivindica el respeto de la dignidad humana que el capitalismo no comprende. De la misma manera, luchar hoy contra la dominación que se expresa como racismo, sexismo y clasismo, es minar las bases del poder del capital.

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