Astillero
¿Negociación o desesperación?
Tufo a canjes calientes
Y, sin embargo: autochamaqueo
Envilecimiento político
Como si así se lo permitiera un acuerdo alcanzado en las últimas horas, acaso en un forcejeo y posterior arreglo del caso Hank Rhon, el Señor de las Dos Guerras (una, contra el narcotráfico en general; otra, contra la delincuencia priísta organizada) apareció ayer ante los medios de comunicación para pedirle al congreso federal que sesione de manera extraordinaria para aprobar nueve temas que le son de interés a él, el ninja reciente contra el PRI, y que han sido obstruidas o desatendidas por ese mismo partido que presuntamente debería estar en indiscutible pie de guerra, tajantemente indispuesto a escuchar y ayudar a su declarado enemigo, inviable como opción para sacarle al felipismo no del fuego sino de la congeladora las castañas dizque reformistas con la mano de un amigable gato de tres colores.
El campechano asomo mediático del hombre que apenas la víspera había cometido el oso del sexenio (y vaya que la competencia en ese terreno ha sido intensa) era también una especie de literaria vuelta al lugar del crimen. Junto al jefe máximo de las operaciones militares y judiciales fallidas en Tijuana (como en el resto del país) se dejaba ver, flanqueándole, el minisecretario de Gobernación, Francisco Blake, a quien la elite priísta ha acusado de ser uno de los autores intelectuales de la asonada contra el hankismo Caliente. Blake fue secretario de gobierno de Baja California antes de pasar a Bucareli y hasta antes del michoahankazo jugaba a pretender que sería el candidato panista a gobernar aquella entidad ahora más ardiente. Otro acompañante del reformista Calderón era su consejero jurídico, justamente a unas horas de que medio país (a la otra mitad lo único que le preocupa es sobrevivir) se pitorreara de las hechuras en materia legal de ese gobierno federal que de un golpe empinó en una apuesta de casino político a la Secretaría de la Defensa Nacional, el propio gobierno panista fantasmal de BC y la procuraduría federal de justicia; procuradora M&M cuyos afeites y modas, por cierto, no tuvieron pasarela ayer en esa conferencia felipista de prensa, a pesar de que se había anunciado su silenciosa participación en el cuadro de presunto poder convocante.
Por la tarde, como para no dar mucho qué decir, o para mantener en alto la amenaza de un segundo golpe contra el garante Hank si algunos acuerdos de Familias no se respetaran, la titular de la subprocuraduría federal encargada de asuntos de delincuencia organizada advirtió que continuará buscando castigo para el ex alcalde de Tijuana, y se permitió la elaboración de otra de esas frases del felipismo a las que el paso del tiempo sabrá perdonar y olvidar: gran preocupación calderónica por el hecho de que una consignación pésimamente hecha pueda generar impunidad, al no ser convalidada por una juez. Humor negro sin derecho a libertad bajo caución, el dolerse desde el poder por la posible impunidad de un asunto en el país donde sólo una ínfima parte de los casos sometidos a proceso legal son castigados.
El tufo a negociación en lo oscurito para intercambiar la libertad del rehén Hank por las dispares reformas legislativas propuestas y necesitadas por el calderonismo era tan fuerte que al mismo tiempo generaba una natural y sustentada resistencia ante lo obvio. ¿Usar como angustiada y forzada moneda de cambio el hacer un ridículo político que lastima a las fuerzas armadas, al planteamiento general de la guerra contra el narco y a la viabilidad misma del PAN en 2012, a cambio de convocar a sesiones extraordinarias del congreso y sacar adelante la reforma laboral, el remedo de reforma política, la dictatorial ley de seguridad pública, la integración plena del IFE, las asociaciones público-privadas en materia de infraestructura, y otras propuestas felipillas hasta sumar nueve?
Por lo pronto, el PRI se hace el remolón pero va abriendo la puerta para el periodo extraordinario de sesiones y la eventual aprobación de las mencionadas reformas, con sus asegunes. Pero, de confirmarse la especie de que la reactivación legislativa fue el pago de rescate por el levantón de Jorge Hank Rhon, se estaría en presencia de una negociación que podría definir el resto del abatido sexenio y la configuración del escenario de triunfo electoral en 2012. Felipe, el extenuado, pediría oxígeno para cubrir el resto del periodo, material para su propaganda de fin de sexenio, el Presidente de las Reformas (las comillas dejan testimonio de la condición dísel del sustantivo: dice él), algo con lo cual entretenerse mientras aguardaría el advenimiento del priísmo dizque salvador al que él ha acabado consolidando con su Operación Caliente, un presunto bipartidismo de casino.
Peor, sin embargo, resultaría una hipótesis que de comprobarse denotaría enfermedad política extrema de fin de sexenio ya consumado. Que el llamado al periodo extraordinario de sesiones sea solamente una treta más de la genialidad pinolera que tiene al país hundido. Que no se hubieran producido acuerdos ni el PRI hubiera pagado rescate por su muchacho en problemas. Que el cabo Calderón esté desarrollando un libreto más de guerra contra el partido tricolor, pretendiendo culparlo, con demostración al calce, de frenar los cambios que el país necesita y de no colocar por encima de sus visiones partidistas el interés superior de Méxicooooooo. Calderón está empecinado en envilecer la actividad política, en degradar la función pública y en violentar los procesos más o menos naturales de litigio y entendimiento políticos. Si continúa por esa ruta, empujará más rápido al país al precipicio.
Astillas
La descomposición neoleonesa ha llegado a las puertas del gobernador formal, Rodrigo Medina, dos de cuyos guardaespaldas fueron sacrificados por presuntos narcotraficantes en exigencia de reciprocidades incumplidas... Y, mientras en Colima se atribuye al mismo narcotráfico el asesinato años atrás de un ex gobernador, y Gabino Cué amaga a Ulises Ruiz, al encarcelar al responsable de la emisión irregular de miles de concesiones de autotransporte público, ¡hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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