Avanza la causa de las víctimas
El día de ayer se llevó a cabo un ejercicio dialogal (primero de varios que se quiere realizar con los poderes federales, gobernadores y dirigentes de los partidos políticos), que no es exagerado considerar como inédito. Una representación del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, mayoritariamente víctimas y algunos acompañantes (llamados testigos sociales), se reunieron en el Castillo de Chapultepec con el titular del Poder Ejecutivo federal y parte de su gabinete.
Lo que vimos ayer es que la fuerza ética de las víctimas, sus dolorosos testimonios y la magnitud de la impunidad y la ausencia del Estado en materia de justicia conmovieron profundamente. Javier Sicilia y las demás víctimas plantearon puntos especialmente críticos de la actuación gubernamental, que en ocasiones dejaron la sensación de mucha incomodidad para el Presidente y sus colaboradores.
Estos ejercicios dialogales se pensaron para presentar los contenidos y propuestas del Pacto par la Paz con Justicia y Dignidad, presentado el 8 de mayo en el Zócalo de la ciudad de México y enriquecido en Ciudad Juárez el 10 de junio. Adicionalmente, siguiendo lo sucedido en Cuernavaca, en la marcha a la capital, en la concentración en la Plaza de la Constitución y en el recorrido de la Caravana se busca hacer visibles a las miles de víctimas que ha dejado esta absurda guerra, nombrar a los miles de muertos y desaparecidos, hombres, mujeres, adultos, jóvenes e incluso niños.
Inicialmente se acordó realizar este encuentro en el Museo Nacional de Antropología e Historia, aunque la Secretaría de Gobernación solicitó el cambio al Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec) aduciendo razones de seguridad y logística. Se aceptó el cambio de sede con reserva, en el entendimiento de privilegiar a las víctimas y también porque ahí se firmaron los acuerdos de paz de El Salvador hace casi 20 años. Ya llegó el momento de construir los acuerdos de paz para México.
La difusión pública del encuentro constituye uno de los aspectos más significativos del acto. En un hecho histórico, se logró que el equipo de Epigmenio Ibarra (Argos) captara, produjera y transmitiera directamente el encuentro en vivo a nivel nacional e internacional. Esto es de la mayor importancia: permitió presentar lo sucedido desde la narrativa ciudadana, haciendo a un lado las narrativas oficiales y desde el poder. Adicionalmente, se logró el acceso a todos los medios registrados en la fuente de la Presidencia y medios alternativos que han acompañado al Movimiento por la Paz.
A la mesa de diálogo sólo se sentaron las víctimas, el presidente Calderón y su equipo. Los 20 casos que ahí estuvieron representaron simbólicamente a las miles de víctimas directas y a todos los demás que en cierta medida también lo somos. Casos de desapariciones, de feminicidios, de asesinatos y secuestros, de victimización a comunidades indígenas y a defensores de derechos humanos que presentaron una demoledora realidad que contrastó totalmente con el discurso y perspectiva “optimista” de algunos de los argumentos gubernamentales. Estuvieron presentes testigos sociales como Carmen Aristegui, Denise Dresser y Enrique Krauze, entre otros.
A su vez, quedó de manifiesto la responsabilidad estatal en el actual estado de las cosas, pues los criminales no son el interlocutor, son el Estado y sus agentes. Ahora está más claro que antes que nada existe una deuda del Estado mexicano para con las víctimas y la sociedad toda. Hay que subrayar que se inició un proceso de disculpa pública. El presidente Calderón reconoció parte de esa deuda y la necesidad de nombrar a las víctimas. Con lo expuesto, difundido y la atención acordada a esos y otros casos sin lugar a dudas la causa de la justicia para las víctimas tuvo un gran avance el día de ayer.
También quedaron de manifiesto las distintas posiciones en lo que a la estrategia gubernamental para enfrentar la delincuencia se refiere. El Presidente mandó categóricos mensajes sobre su concepción. No dejó lugar a dudas de que cree que hace lo correcto, aunque también dejó la sensación de que en ciertos temas se enfrenta a un gigante de paja, pues nadie le solicitó que dejara de actuar, sino que su actuación, la de su gobierno y la política pública fueran diferentes. No recuerdo una exposición pública del Presidente con tal vehemencia para defender sus ideas, incluso con reiterados golpes en la mesa para enfatizar sus ideas (gesto inapropiado, tomando el tipo de interlocutor sentado a la mesa). Reflejó así algún grado de desesperación e incluso de que se siente incomprendido e injustamente tratado. La reiteración de la posición presidencial fue uno de los temas de mayor desencanto para quienes fueron por el Movimiento por la Paz.
Igualmente se presentaron coincidencias. Propuestas diversas como la Ley General de Atención a Víctimas y otras fueron bien recibidas. También se dieron posiciones comunes en la necesidad de fortalecer a la ciudadanía mediante distintos instrumentos de participación ciudadana y de democracia representativa efectiva.
Se acordó instalar un mecanismo de seguimiento para procesar las propuestas, así como para el seguimiento de los casos. Igualmente, se convino una reunión en tres meses para revisar lo avanzado y así tomarle la palabra al Presidente para presentar modelos alternativos de seguridad humana y ciudadana. La Secretaría de Gobernación será la encargada de darle cauce a estos trabajos.
En síntesis, ganaron las víctimas. Queda pendiente el cumplimiento, la palabra presidencial está empeñada. Norma Ledezma dijo: “No dejaremos de luchar por esta causa, lucharemos hasta el final, no importa cuántas batallas perdamos y (que) vayamos perdiendo partes del corazón, no importa que nuestros sentimientos se marchiten, lucharemos por esta causa hasta el final”. Después de lo que oímos y vimos, hay elementos para la esperanza. Las cosas no cambian mágicamente, pero sin duda parte de México es distinto después de ese encuentro
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