Alvaro Cepeda Neri
Prólogo Político
Han transcurrido al menos 30 años de que se estableció el derecho a la información, sobre actos gubernamentales (inició con la reforma constitucional para que los ciudadanos pudiéramos hacer peticiones sobre el quehacer de los funcionarios federales; en la actualidad existen leyes al respecto para municipios y gobernadores). Tres décadas después, los gobernantes de esas instancias administrativas, en los poderes Ejecutivos (el Judicial y el Legislativo, federal y estatales, permanecen sin acceso a dicha comunicación) siguen oponiéndose a entregar información, con miles de chapuzas y enredos legaloides.
Nadie ha luchado tanto por abrir las entrecerradas puertas administrativas, que la presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información, (IFAI) Jacqueline Peschard. El instituto ha presentado reformas para más apertura y exigencias para su cumplimiento, ya que desde el Presidente de la República, hasta sus empleados; incluyendo a los gobernadores, encerrados medievalmente en el secreto, mantienen sus resistencias para informar, alegando secretos de Estado (sobre el homicidio de Colosio nada podemos averiguar, pues la documentación está sellada hasta el año 2050, cuando Salinas, esperemos, haya fallecido, que es uno de los presuntos responsables, al menos indirecto, junto con su asesor estrella el franchute José Córdova).
Los funcionarios no rinden cuentas. Los informes de cada año, del “señor presidente”, los desgobernadores y munícipes son, cuando no un acto de protagonismo, simples documentos enviados a los legisladores, donde sus autores vierten números, obras, inversiones, etc., sin que ningún dato se pueda comprobar. Son puras mentiras, que diputados y senadores en los Congresos (en el Distrito Federal es una Asamblea… ¡de representantes!), hacen como que revisan; citan a comparecencias en comisiones legislativas y todo termina en dimes y diretes de un circo donde se exhiben mantas e irrumpen connatos de disputas.
Al ponerse en vigor la ley y el reglamento para acceder a la información (a pesar de las reservas previamente establecidas), los ciudadanos supusimos que tendríamos un canal para saber lo que ocultan los funcionarios. Es un verdadero chasco. El 90 por ciento de las respuestas a los cuestionamientos, es basura: desinformación o información manipulada, alterada y a cuentagotas. Contestando cuando se les pega su regalada gana… porque nunca tienen ganas de hacerlo.
La lucha de Jacqueline Peschard y los integrantes del IFAI (y la que en algunos casos desempeñan en las entidades, cuando sus miembros no son serviles del gobernador en turno), merece el reconocimiento y apoyo ciudadano. Queremos más información para desenmascarar a quienes mienten en sus falsos informes anuales. Y estamos en desventaja pues éstos no quieren ser monitoreados (¡un secretario de acuerdos de un Juzgado tiene en su cuenta más de 800 mil pesos!, cuando con el sueldo que percibe no tendría la mínima posibilidad de ahorro). Siguen actuando en lo oscurito para el robo. El secreto es su encubrimiento.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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