Las dos caras de Calderón
VIRGINIA GONZÁLEZ MELGAREJO
El camino legislativo que debe seguir una ley no es nada fácil. Una ley para su aprobación o modificación requiere, en primer termino, que se proponga en una de las cámaras, la del Senado o la de Diputados, que se define como la Cámara de origen, es decir en donde nace, para después pasar a comisiones, llegar a acuerdos en las comisiones, o en su caso proponer las modificaciones, cuando se logra un consenso, regresa a la Cámara de origen para su aprobación, de ahí brinca de nueva cuenta a la otra Cámara ya sea el Senado o Diputados, en donde se revisa, y si ahí les corrigen la plana, pues de nueva cuenta se regresa a la Cámara de origen, y así hasta que queda lista la nueva ley en espera de que sea publicada, en el Diario Oficial de la Federación, por el Ejecutivo Federal. Ciertamente, el proceso es complicado y cuando se trata de modificaciones constitucionales, se debe esperar, además, la aprobación de los Congresos de los estados de la República.
Como vera usted, no es nada sencillo, y es por eso que la solicitud que hizo en dias pasados Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa al Congreso de la Unión en donde les urge a convocar a un periodo extraordinario de sesiones para aprobar las reformas que, según él, requiere el país resulta más bien un acto mediatico, pues con toda la dificultad que implica llegar a acuerdos, el señor que habita en “Los Vinos”, tiene más de 20 leyes que ya han sido aprobadas por el Congreso con toda la complejidad que esto conlleva, ahí guardaditas en un cajón, sin que las haya publicado, pues faltando a la Constitución, Felipe Calderón se ha guardado los acuerdos conseguidos en el Congreso para mejor ocasión, asi que creerle que el país les demanda a los diputados y senadores mayor compromiso es una vez más otra de sus mentiras.
El artículo 89 constitucional, que determina las facultades y obligaciones del presidente, habla precisamente de que una de esas obligaciones es la de promulgar y ejecutar las leyes que expide el Congreso de la Unión. Como es evidente, el señor falta a la verdad al hablar de inmovilidad del Congreso, y lo que él hace es vetar de alguna manera el mandato que le hace el propio Congreso al mantener en la congeladora más de 20 leyes aprobadas; además, el mismo artículo en su fracción XI menciona que el Ejecutivo podrá convocar al Congreso a sesiones extraordinarias cuando lo acuerde la Comisión Permanente, y como es obvio se llama a un periodo extraordinario bajo una agenda específica, dispuesta por la permanente y no por una agenda con temas enviados por el presidente.
La desesperación salta a la vista, los acuerdos le urgen, sí, pero a Felipe Calderón, que al cuarto para las 12, no ha podido cumplir con las “reformas estructurales” impuestas desde el exterior, lo cual le haría quedar muy mal con aquellos que lo impusieron en la silla presidencial, en su agenda tiene temas muy polémicos, pero nuevamente la falta de pericia política lo ponen al margen de los acuerdos pues con una mano golpea al Congreso y con la otra los invita a dialogar. Veremos en los próximos días en que termina este nuevo show mediático, y es que lo que verdaderamente le urge al país es que termine este infortunado sexenio.
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