domingo, agosto 15, 2010

Jorge Lara Rivera : Mentir a descubierto

Mentir a descubierto
Por Jorge Lara Rivera


La bonita fábula sobre lo bien que va nuestra economía y la eficiencia del equipo gobernante a cargo del país se ha topado, de nuevo, con el inconveniente de la realidad. Propalada hace sólo unos días por el trío de onerosos e ineptos burócratas federales integrado por Javier Lozano Alarcón (Trabajo y Previsión Social), en su comparecencia ante el Senado; y en declaraciones a los medios Eduardo Cordero Arroyo (Hacienda) y Bruno Ferrari (Economía), sus estadísticas no han resistido la prueba de los hechos, acabando por poner otra vez en evidencia la propensión mitómana de este régimen.
Resulta que un reporte reciente del propio Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática viene a confirmar lo que reiteradamente afirman investigaciones independientes respecto a la fragilidad de la circunstancia, presentada al pueblo por el gabinete económico de la presente administración, como ‘recuperación’ de la economía mexicana. En una concomitancia de la incapacidad gubernamental para detonar el crecimiento económico y la creación de nuevas fuentes de trabajo, aunada al rezago en empleo que el foxiato dejó y la erosión de la planta productiva nacional resultante de la crisis 2008/2009, ante el creciente número de población en edad productiva aparece registrado un alarmante total de 30 % de ésa en la economía informal –o sea sin pagar impuestos ni contar con seguridad social ni prestaciones de ley; y, asimismo, la oficial aceptación de que hay 2.5 millones de desempleados, estableciendo una vergonzante nueva marca histórica que supera el saldo de la crisis del 1995. Al respecto, cabe prevenir que cálculos de fuentes no gobiernistas indican que el desempleo afecta a 3 millones de connacionales. ¿Dónde quedan, entonces, la jactancia, el alarde y suficiencia del esquirol Lozano Alarcón? Él mismo aseveró que sus datos provenían del INEGI, al replicar cuestionamientos de los legisladores acerca de la veracidad de sus dichos desmentidos por sindicatos, empresas encuestadoras e instituciones académicas. Bien, estos son los datos duros. ¿Entonces?

Por su parte, a E. Cordero Arroyo no le causó mayor escrúpulo admitir que sí, efectivamente, hay 6 millones de nuevos pobres en México surgidos en la presente administración federal. Omitió, sin embargo, relacionar este ‘logro’ de 3 años en lo que va del sexenio, con el manejo errático y politiquero de los programas para el combate a la pobreza que estuvieron a cargo de Beatriz Zavala Peniche, su predecesora, y de él mismo (hasta hace un par de meses) en la Secretaría de Desarrollo Social. Y desde luego no se le ocurrió, jamás, siquiera pensar que tan comprometida situación del bienestar de nuestros compatriotas pudiera haberse visto propiciada –¡cómo!– por el mayor subejercicio presupuestal de la dependencia, registrado durante su paso por la SEDESOL. Pero es por estas omisiones que, sin deberla ni temerla, 18 millones y pico del total de pobres del país son –según un informe dado a conocer en la semana– jóvenes (14.9 de hombres y mujeres en pobreza y 3.3 en pobreza extrema); gente frustrada en sus aspiraciones naturales de mejoramiento y con un sordo resentimiento interior por impotencia que a menudo los lleva a caminos al margen de la ley, donde paradójicamente se encuentran con muchos privilegiados que los administran.
Sucesos frescos como el enfrentamiento en Ciudad Juárez, Chihuahua, entre policías federales dependientes de Genaro García Luna (Seguridad Pública Federal) y producto de la pregonada ‘Operación Limpieza’ de los cuerpos policíacos del país, molestos por prácticas corruptas y abusivas de ¡sus jefes! (como Salomón Alarcón) ilustran la especie. El hecho remite, inevitablemente, a las graves acusaciones de corrupción, nepotismo y tratos con capos de la delincuencia organizada formuladas contra García Luna por subordinados suyos de niveles tan diversos como Javier Herrera Valle, su segundo, escoltas y personal general, todos reprimidos con cárcel, con el beneplácito de Los Pinos.
Aquel resentimiento, igualmente, es alimentado por actos de impunidad de privilegiados como Juan Molinar Horcasitas (SCT, antes en IMSS), Mony de Swaan (impuesto en COFETEL), Daniel Karam Toumeh (IMSS), Luis Téllez Kuenzler (Bolsa Mexicana de Valores, antes en SCT), ya no se diga la estulticia de Agustín Carstens C. (Banco de México) y el alza mensual de diesel y gasolinas que mecánica y rutinariamente repite Cordero Arroyo, ni las sinuosidades y chapucerías de J. Lozano Alarcón (STPS), ni de los desastres por negligencia e incumplimiento de José Luis Luege Tamargo (Conagua), etcétera.
¿Y luego viene el gobierno federal panista a hablar de “unidad nacional” y todavía se atreve a querer hacer creer que “todos somos responsables de los resultados”?

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