domingo, agosto 22, 2010

María Teresa Jardí : Los mexicanos NO queremos más muertos

Los mexicanos NO queremos más muertos
María Teresa Jardí
Está claro


Hace unos días vía los envíos de la Conacc nos llegó a sus integrantes la siguiente carta de un compañero.

“…Hoy Mataron a mi sobrino, tenía 18 años, estudiaba en el Tecnológico de Juárez, el hijo mayor de mi hermano, el nieto mayor de mi madre, mi sobrino, no voy a mentir, no lo alcanzaron las balas por casualidad, había sido previamente seducido por esta ola que nos ha salpicado a todos, y empapado a demasiados, había escogido mal a sus amistades, según él, no corría peligro, era inteligente, era superman, era mi sobrino. Mi hermano me lo había encargado hace dos meses para que lo convenciera de alejarse de ‘esa gente’, no lo pude retener, era obstinado, imprudente, orgulloso, estaba enamorado, era mi sobrino. Algunos de ustedes lo recuerdan, me acompañó a algunas actividades de protesta y estuvo conmigo el día que el gobierno evadió la audiencia en la que pensaba encarcelarme, el muchachito flaquito que no se me despegaba, mi sobrino está muerto. Por eso la lucha, por eso la indignación, no puede el gobierno seguir lavando de sus manos tanta sangre, tantas muertes, ¿cómo pueden cometerse tantos crímenes bajo tanta vigilancia?, ¿por qué prefieren enfocar sus fuerzas en reprimir a los que justamente se manifiestan? Las cámaras de vigilancia, tan cacareadas al principio de este gobierno, ahora resulta que no registran, creaciones estúpidas como la CIPOL y la PFP, resulta que no saben nada, que no ven nada, son demasiados policías, demasiados soldados y demasiadas cámaras para que nos digan ahora que simplemente las corporaciones han sido rebasadas y alguno se atreve a insinuar que a lo mejor han sido permeadas por la delincuencia. Cuánta estupidez, cuánto cinismo del gobierno, cuánta insensibilidad, mientras escribo esto, miro la cama donde durmió y la ropa que olvidó, hace dos minutos acabo de colgar con mi hermano quien entre su llanto me intentaba comunicar lo que ya me había dicho mi madre, no puedo imaginar el dolor que lo come por dentro, y no puedo imaginar el dolor que tantos padres y tantas madres sienten por haber perdido uno o dos hijos en esta guerra que nos quieren vender como ajena, ¿quién si no el gobierno permitió esta masacre? Unos inocentes, otros involucrados, pero todos son nuestros hijos y no estarían muertos si no hubieran sido tentados por las bandas que se saben protegidas.
Hoy lloraré a mi sobrino, mañana lo enterraré y tengan por seguro que en menos de un día, estaré luchando de nuevo, más alto, más fuerte, con más rabia, por Jair, por Los Sin Casa, por los desposeídos, por los padres de tanto niño asesinado, por todos los que requieran algo de justicia, y por todos aquellos que no son escuchados por este gobierno inhumano, que no piense el gobierno que he ‘escarmentado’ ni tú, ni yo, ni nadie, vamos a quedarnos a esperar una bala, a partir de ahora me sumo de manera incondicional a tu causa y a todas las causas justas que tengan que ver con acabar con toda injusticia que sufre nuestro pueblo. En Memoria de Jair, otro niño asesinado…” Hasta aquí la carta a la que siguieron muchas condolencias, por supuesto.
Por esas mismas fechas, hace unos días, los medios informaban también del asesinato de un sobrino de Manuel Espino. No me simpatiza Espino. Como no me simpatizan los miembros de El Yunque. Pero la PGR contestaba diciendo que el joven asesinado, pariente de un político, había sido involucrado en una averiguación en el pasado. Y, con eso, daba carpetazo también a ese caso que había merecido esa “respuesta” por tratarse, el tío, de un personaje público. Y entre tanto el usurpador chatea a través del Twitter, porque, qué mono, ahora se ha aficionado a las computadoras. Como le sobra el tiempo se la pasa bloqueando a los que le dicen lo que no quiere escuchar. Una monada la usurpación fascista que ya ha pasado a la historia como asesina. Los mexicanos no queremos más muertos. No importa que anden o que no anden en actividades delictuosas. Si andan, se les juzga. Y si no andan se les deja vivir en paz y no se les hace vivir en medio de una guerra que nadie le pidió a Calderón que iniciara y que millones de mexicanos, e incluso de extranjeros, le están exigiendo que pare de inmediato. Ya desprestigió al Ejército Nacional y no hay policía que mínimamente se salve como un tanto menos corrupta. ¿Qué espera para reconocer que se equivocó? Se lo dijo Martí, si no puede, váyase. Se lo decimos millones: renuncie de una buena vez señor Felipe Calderón Hinojosa.

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