viernes, mayo 04, 2012

La prueba que hacía falta : Guillermo Fabela Quiñones



La prueba que hacía falta
Apuntes
Guillermo Fabela Quiñones


La reacción de la calificadora de inversiones Standard & Poor’s ante el repunte del candidato del Movimiento Progresista, es la demostración más evidente de que mantiene una libertad de acción que sus rivales no poseen. Según un reporte de la firma trasnacional, si Andrés Manuel López Obrador “pasara de la tercera a la segunda posición y subiera de manera considerable en los sondeos de opinión, podríamos esperar un incremento en la volatilidad en el mercado”.
Se trata de una variante de la campaña “negra” desatada hace seis años por los poderes fácticos y la cúpula empresarial contra López Obrador, sólo que esta vez no tendrá el mismo efecto, porque ahora los inversionistas saben que la continuación de las políticas antidemocráticas en vigor desde hace tres décadas, es lo que agravaría la actual situación del país y los problemas sociales se volverían incontrolables. Esto lo sabe también el gobierno estadounidense, el cual observa con preocupación el curso de la “guerra” de Felipe Calderón, cuyas consecuencias tienen a México al borde de la ingobernabilidad. En la presente coyuntura mundial, lo que menos desea la Casa Blanca es un conflicto inmanejable al Sur de su extensa frontera.
La reacción de la calificadora mencionada, una de las más importantes del mundo, es resultado de su temor a perder los enormes beneficios que le deja un gobierno que no tiene compromisos con su pueblo, que es fácilmente manejable y se presta a todo tipo de operaciones, incluso fraudulentas, como se puso en evidencia en años recientes, cuando salió a la luz el modo de operar de Repsol y otras empresas españolas en México. Según Standard & Poor’s, los inversionistas “parecen tener confianza”, particularmente, en las políticas generales del principal candidato, Enrique Peña Nieto, así como las de quien ocupa la segunda posición, Josefina Vázquez Mota.

Queda claro a qué intereses serviría principalmente Peña Nieto, y porqué el rechazo a López Obrador. Es preciso que la ciudadanía entienda esta realidad para que no se deje llevar por la propaganda ni por las apariencias, pues no habrá otra oportunidad para corregir el gravísimo error que significaría avalar que la derecha siga en Los Pinos. Quieren seguir teniendo a México como un botín todavía muy apetitoso, sobre todo cuando en otras partes del mundo los pueblos han llegado ya al límite de su aguante ante tantos abusos de las elites.
Se equivoca la calificadora en cuestión al querer asustar a los inversionistas con un “fantasma” inexistente. El verdadero peligro, lo saben perfectamente, está en la continuación de políticas públicas que han llevado al país a la situación de extrema violencia que estamos viviendo, misma que es la principal causante de la volatilidad de los mercados en los pasados dos años, principalmente. Saben muy bien que para que haya una estabilidad real, tanto de los mercados como de la macroeconomía, se requieren condiciones que garanticen una paz social duradera, única alternativa para erradicar la violencia y la ingobernabilidad.
El sueño de la oligarquía, de regresar a los tiempos del “carro completo”, podría volverse una terrible pesadilla para los mexicanos si se hiciera realidad, como lo quiere nada menos que Vicente Fox, quien preferiría un triunfo del PRI con el total control del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, que el de Josefina Vázquez Mota con apenas una tercera parte de los votos. Lo que quisieran los oligarcas es que se instaurara de una vez una dictadura, con Peña Nieto encabezando un régimen de transición hacia tal régimen. Está más que claro que reniegan de la democracia, que añoran los tiempos no del Porfiriato, sino de cuando podían recurrir a un hombre providencial, Antonio López de Santa Anna.
Lo tienen, pero quieren cuidar todavía las formas, por eso escogieron a Peña Nieto, quien es joven, ambicioso y dispuesto a hacer lo que le manden para desbrozarle el camino a Carlos Salinas de Gortari. Es falsa la apreciación de Fox de que “la democracia mexicana está sólida y firme”, tanto que no daría cabida a un nuevo régimen autoritario, “aunque ganara el PRI”. La tan traída y llevada democracia mexicana es una mera entelequia cada día más irrealizable, mientras siga la derecha al frente de las instituciones. La culpa de la situación en que nos encontramos la tiene el PAN, al haber fallado totalmente como agente para hacer realidad una transición efectiva hacia un régimen más democrático.
Le abrió la puerta al PRI para su regreso a Los Pinos, que podría ser triunfal si acaso la ciudadanía le diera su voto de modo transparente. Lograrlo sería un milagro, ya que la gente no se traga más el anzuelo de la democratización del régimen, a sabiendas de que tanto panistas como priístas (sus cúpulas), sólo quieren el poder para beneficiarse ellos únicamente, no para que el país salga del hoyo en que lo metieron con su voracidad. Tal sería el objetivo de aprobar las mal llamadas reformas estructurales, la sentencia de muerte a la democracia participativa.
(guillermo.favela@hotmail.com)



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