¿Dónde está García Luna?: María Teresa Jardí

María Teresa Jardí

¿Dónde está García Luna?

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Había prometido continuar con el tema mañana. Pero la gravedad de lo que ocurre me hace adelantar esa colaboración un día.
Incluso los niños de pecho ya saben que la DEA está compuesta por mercenarios al servicio de un impresentable imperio que busca, desde México que ha sido convertido en su laboratorio, con el apoyo de entreguistas de derecha como Felipe Calderón, someter a sus dictados a América Latina. Ya se sabe también que la DEA lo mismo introduce armas a México, que trafica con las drogas mantenidas como mercancías clandestinas en aras del dinero que mantiene el sistema financiero del país que lleva por cabeza hoy a Obama.
Queda claro que la DEA además lava, para sí misma y para el imperio, el dinero negro que la droga produce en aras de blanquearlo porque ya se sabe que allende el Bravo lo negro también cancela de manera rauda la esperanza. Se sabe eso y se sabe mucho más. Incluso en las series gringas a los de la DEA los caracterizan como los asesinos que en el mundo entero se sabe que son los sicarios contratados como integrantes de esa agencia.
Inaudito es que quien usurpa la silla del Ejecutivo federal en México se apoye en esa impresentable agencia para propinar otro golpe al Ejército nacional al que busca hacer papilla Calderón. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿A nombre de qué nueva tragedia nacional?

Se les deberían poner los pelos de punta a los gobernadores de los estados a los que se informa que envían al ejército paramilitar de hombres de negro que encabeza García Luna. Ejército paramilitar que a donde llega lleva la violencia que se manifiesta de manera brutal.
García Luna se encuentra muy callado, lo que debería de encender todas las alarmas en el conjunto de la sociedad y desde luego en la clase política si se tomara en serio la función que tendría que desempeñar, incluso por haber elegido los integrantes de primer nivel de todos los partidos a la función de gobernar como la que se corresponde, es de suponer, con su vocación. Claro que aquí nada es lo que tendría que ser y que es la lana en lo único que piensa la clase política.
Pero incluso por cuestiones de inteligencia dado el hilo por el que el país transita ameritaría que se tomaran en serio su función los políticos y que voltearan a exigir, como lo está haciendo en solitario Andrés Manuel, una minuciosa investigación que lleve a la certeza de qué es lo que en realidad se encuentra detrás de la detención de generales con hojas de trabajo impecables a lo largo de su desempeño, ese sí elegido, es de suponer, por vocación. Es difíci pensar en particular en el caso del general Angeles que al final de su vida se corrompió.
Qué curioso ¿no? Qué curioso que se elijan generales en situación de retiro que quizá son los que están en contra de como van las cosas en México. Que posiblemente son los que se oponen a que las cosas sigan por el rumbo decidido por Calderón. Rumbo que, entre otras cosas, como la comisión de un genocidio contra los pobres en México, también ha servido para desprestigiar al Ejército.
Qué curioso que a Javier Sicilia, quien exigió la salida de García Luna, entre otras cosas por corrupto, ya no se le dé seguimiento por la prensa nacional a pesar de que cada día continúa incansable encendiendo una vela a las puertas del Palacio de Gobierno en Cuernavaca en memoria de su hijo y de los muchos miles de hijos ejecutados impunemente de otros padres que, por no ser intelectuales, quedan en el anonimato. Qué curioso ¿no?
Qué curioso que el padre Solalinde, quien también había acusado a García Luna de lo que pudiera pasarle, se vea obligado a salir del país responsabilizando en solitario a ese otro impresentable exgobernador del Estado de Oaxaca, Ulises Ruiz.
No sabemos qué se cocina en los sótanos por Felipe Calderón, de quien queda claro que no quiere irse. Qué se cocina entre ese impresentable que usurpa el Poder Ejecutivo, con los gringos llevando como punta de lanza a la DEA, evidentemente del agrado y viceversa de García Luna, que a final de cuentas es a quien beneficia el desprestigio inaudito al que la derecha pasnista está sometiendo al Ejército nacional.