viernes, mayo 21, 2010

Guillermo Fabela Quiñones : Vecinos siempre distantes

Apuntes
Vecinos siempre distantes
Por Guillermo Fabela Quiñones


Podría decirse que lo más destacado de la reunión de Felipe Calderón con el presidente Barack Obama, fue la confirmación de que poco nos falta para ser lo que en la Casa Blanca se denomina “Estado libre asociado”, sin tener uno solo de los derechos derivados de esta fórmula institucional, como sí los tiene Puerto Rico. Para que no quede sombra de duda, el inquilino de Los Pinos depositó una ofrenda floral en el cementerio del soldado desconocido, rompiendo así una prohibición no escrita que se dio a partir de la invasión de los marines yanquis al puerto de Veracruz en 1914. Esto es así porque allí están enterrados restos de quienes murieron en esa acción intervencionista que costó cientos de vidas de la población civil y muchas más de los defensores del puerto.
Nunca antes ningún jefe del Ejecutivo mexicano había osado hacer tal reconocimiento a soldados invasores de nuestro territorio, como ahora lo hizo Calderón sentando un precedente histórico. ¡Ni siquiera Miguel Alemán Valdés ni Carlos Salinas de Gortari se atrevieron a tanto! Así queda demostrada la debilidad de un mandatario divorciado no sólo de su pueblo, sino de la Historia Patria, y cuando eso sucede el país pierde capacidad defensiva y rumbo, como sucedió en tiempos de la Intervención Francesa, cuando México careció de instituciones consolidadas y estuvo a merced de camarillas ambiciosas sólo preocupadas por sacar el mayor provecho del desbarajuste en el aparato gubernamental.

Algunos dirán que un acto protocolario así no tiene la menor importancia, que por otro lado es tiempo de olvidar agravios del pasado y afianzar lazos amistosos con vistas a lograr un mejor futuro en las relaciones bilaterales. Esto podría ser válido en otro contexto y otros ámbitos geográficos, no en nuestra situación geopolítica que nos coloca a la defensiva, también por razones históricas muy concretas. Lo único cierto es que la vecindad no nos ha servido de nada positivo, que siempre hemos sido “vecinos distantes”, como lo hizo notar Alan Riding, porque las elites estadounidenses no nos aceptan como aliados sino como meros habitantes molestos de su “patio trasero”.
Ya nada podrá cambiar tal estado de cosas, menos cuando México está amenazado por una guerra civil en toda forma, debido a la incapacidad gubernamental para negociar con las distintas fuerzas en pugna una tregua que permita reordenar un sistema político en crisis extrema. Al contrario, se mantiene viva una actitud de irracional terquedad en favor de la confrontación como factor central para alcanzar una paz imposible. En tres años se crearon condiciones inmejorables para promover una violencia cada vez más cruenta, situación que ha favorecido por otro lado un armamentismo imparable que resulta un gran negocio para quienes controlan el trasiego de armas a través de la franja fronteriza del Norte.
La tremenda inseguridad y la inestabilidad en el país, son ahora un factor de mucho peso para justificar una intervención directa del gobierno estadounidense en los asuntos internos de nuestro país. La lucha contra el narcotráfico se convirtió en un elemento muy funcional para favorecer la participación abierta de la DEA, la CIA y el FBI en esta irracional acometida contra un flagelo que nunca será vencido sólo con el uso de las armas, por más mortíferas y sofisticadas que fueran, manteniéndolo bajo estrictas prohibiciones que lo convierten en el más grande y lucrativo negocio que ha conocido la humanidad. Y ahora resulta que la desaparición, o lo que haya sido, del ex senador Diego Fernández de Cevallos, es un motivo más para que los cuerpos de inteligencia militares y civiles de México soliciten el apoyo de la DEA y el FBI, como trascendió ayer.
Vemos así que la lucha de la sociedad civil por un mejor futuro para los mexicanos será más difícil, merced al paso de la extrema derecha por la primera magistratura del país. En los años venideros se tendrá que remar contra la corriente para edificar una nación independiente, con posibilidades ciertas de progreso integral. La tecnocracia neoliberal nos desarmó ideológicamente, y las nuevas generaciones de mexicanos serán fáciles víctimas de un Estado intervencionista que nos tiene ubicados no como ciudadanos de un país independiente, sino como mano de obra barata a la cual usar cuando se requiere. Estamos frente a una realidad muy lamentable, en la peor de las circunstancias, cuando la explosión demográfica es un factor más de graves tensiones sociales por la ineficiencia de un gobierno para hacer de dicho factor un elemento positivo, como sucedió en China, la India y Brasil. Aquí vamos caminando en reversa, directamente a un abismo, como es fácil constatarlo todos los días.
¿Hasta cuándo?

(gmofavela@hotmail.com)

No hay comentarios.: