domingo, febrero 12, 2012
¿Cuántos muertos más? : Jorge Carrillo Olea
¿Cuántos muertos más?
Jorge Carrillo Olea
Por eso, por tanto don que nos ha dado, cabe buscar respuestas aclaratorias: ¿Se cultivan hoy cantidades menores de mariguana y amapola? No. ¿Se trafican y producen menores cantidades de marihuana, opiáceos o químicos psicotrópicos? No. ¿Se transportan, venden y consumen menores cantidades de cocaína y metanfetaminas? No. ¿Hay menores cantidades de armas en el mercado? No. ¿Hay menores flujos de dinero ilegal o sucio? No. ¿Tenemos un menor número de consumidores nacionales? No. ¿Se ha abatido de manera mínimamente razonable el delito? No.
¿Se difunden más o mejores campañas para fortalecer la prevención de las adicciones? No. ¿Existen mayores y mejores accesos a recursos para la rehabilitación de adictos? No. ¿Se ha estabilizado la población penitenciaria vinculada a delitos contra la salud? No. ¿Algún país, organismo internacional, ONG, o asociación civil cualquiera ha expresado su esperanza de que el fenómeno se reduzca con las prácticas en vigor? No. ¿El crimen común se ha estabilizado o descendido? No. ¿Ha ganado algo nuestro prestigio internacional? No.
Entonces, porqué tanto contento. Porqué tal autismo, tanto cercenamiento de la realidad. No hay más respuesta: El presidente se ha mentido tanto a sí mismo que ya ha entrado en el síndrome de “El traje nuevo del emperador”. Una disociación total con la realidad. En el caso de Guadalajara no sólo mostró intolerancia al no aceptar una crítica, sino que abusó de su postura para humillar al muchacho pasándose de listo intentando aplastarlo públicamente. Afirmó que el próximo presidente debería ser como él, insinuando que era un imperativo el ser valiente, audaz y vigoroso, como él se concibe y electoralmente proceder de la misma cuna.
En una penosa suplencia de quién debiera ser generador de ideas, formulador de nuevos enfoques, de aceptar que si algo algún día fue bueno, tal vez cinco años después ya no lo es. Es hora que empecemos a ver más allá de ese pobre horizonte que se nos reitera a diario y así enfocar la creciente criminalidad bajo nuevas consideraciones.
Urgiría empezar por la atención a las víctimas del delito, lo haya cometido quien lo hay cometido; por plantear una lucha contra la impunidad y la corrupción, marcas de fábrica de este sexenio, priorizar la persecución de los delitos de mayor impacto social y, sumamente importante, levantar el ánimo y la cohesión social. Nada se puede hacer sin el respaldo popular. Seguir con lo mismo obliga a esperar sólo más de lo mismo. Así, aunque parezca una perogrullada.
Decepcionante es que para los precandidatos a la Presidencia el tema es algo que no les apetece por el momento. Están entretenidos con la cantidad de simplezas que emiten a diario. Que si construiré cinco refinerías (que costarían 50 mil MDD), que si retiraré al ejército de las calles (sin decir cómo, of course), que si Jose está dispuesta a hacerse un antidoping y pide someterse al polígrafo, y más y más penosos disparates mientras los grandes problemas del país amenazan verdaderamente con llevarnos al otro lado del río Aqueronte.
El presidente debería abandonar esa actitud rijosa y a la vez triunfalista como la expuesta en Guadalajara. Él que desencadenó lo que vivimos y lo que aparece en el horizonte que no es para menos. La violencia criminal, la creciente pobreza aproximándose a ser afro-miseria, la pésima educación, una falacia en la salud, un prestigio internacional luctuoso. Y esos problemas que se han vuelto estructurales como la insuficiencia de agua, las amenazantes sequías e inundaciones que ya son cíclicas. ¡¡En fin, como que es hora de ver más allá!!
hienca@prodigy.net.mx
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