Julio Hernández López
Astillero
Ajedrez mexiquense
Eruviel en el tablero
Encinas, por mover pieza
Consulta: ganó el ¿sí?
Por olfato o análisis propio, o por recomendación de quienes le asesoran y manejan en busca de la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto movió ayer con éxito sus piezas en el proceso de sucesión en el estado de México y, en lugar de aferrarse a una opción abiertamente plutocrática, en la persona de su familiar Alfredo del Mazo Maza (presidente municipal de Huixquilucan), dio paso a una carta que no pertenece al hasta ayer dominante Grupo Atlacomulco (lo que cambia también en términos regionales la distribución política) y que para efectos de propaganda retrata socialmente mejor, pues representa lo que se ha dado en llamar la cultura del esfuerzo”, aunque la contraparte inocultable de ese retrato está igualmente en la gran corrupción, el ascenso de la criminalidad organizada y el desorden administrativo en el municipio de Ecatepec con el ahora virtual candidato priísta a gobernador. Anótese, además, que el movimiento en el tablero de esa entidad llevó de inmediato a especular que se debía a una exigencia de Elba Esther Gordillo, cuyo partido va en alianza clave con el peñanietismo no sólo por lo que se refiere al estado de México, sino rumbo al 2012, y que otra huella digital presente en el lugar de los hechos fue la del salinismo, cuyo representante legislativo, el diputado Francisco Rojas, estuvo en Toluca como testigo de honor del buen desenlace de las decisiones tomadas.
La postulación del alcalde de Ecatepec con licencia se produjo, además, sin las rupturas e incluso sin enojos públicos de los demás aspirantes, quienes acompañaron a Eruviel Ávila en el acto de su registro como candidato único en el proceso priísta iniciado ayer para pelear mediáticamente con la consulta que las directivas de PAN y PRD realizaron para avanzar en el presunto intento de aliarse en aquella entidad. Lo sucedido el sábado y el domingo recientes en el ámbito tricolor confirma que en ese partido está funcionando la zanahoria del presunto retorno a Los Pinos y, en aras de él, se mantiene la “disciplina” interna ante el dedazo peñanietista. Por otro lado, ayer fue posible ver el mismo esquema mexiquense usado en pasadas campañas electorales en otros estados, donde se practicó el arrasador uso de dinero fiscalmente no registrado para promover asistencias masivas, manejar medios de comunicación e instalar percepciones exitosas. También fue clara la intención de confrontar específicamente a Alejandro Encinas, en razón de su litigable constancia de residencia en la entidad, pues Ávila instaló de inmediato la tesis de que él sí es del estado de México, y lo conoce, a diferencia de “otros”.
Alejandro Encinas, por su parte, ha agotado el espacio disponible para zigzagueos y fintas y está por decidir si finalmente acepta ser candidato del segmento de la izquierda que con López Obrador en función motriz se opone a las alianzas PRD-PAN que ayer fueron formalizadas en el estado de México mediante una consulta ciudadana de resultados muy previstos que se realizó de manera poco lucida, aunque sin incidentes. Encinas ha logrado transitar entre el zarzal perredista sin mengua de una infrecuente pluralidad interna, que le ha llevado a gozar del apoyo del chuchismo para ser diputado federal y coordinador de su bancada pero, igualmente, a constituir la propuesta central del lopezobradorismo para enfrentar en el estado de México al activo Peña Nieto y también a los panistas y perredistas en ruta de coalición (Encinas tiene, además, el apoyo de Cuauhtémoc Cárdenas, quien supuestamente le acompañaría en campaña por fuera del PRD Chucho, y el de Marcelo Ebrard, con quien aparecerá hoy en un acto público para fijar su postura respecto a la consulta de ayer y la aprobación de las alianzas).
Colocado ya frente a la oficialización del “sí” triunfador (¿ganó el “¡sí!”, o el “¿sí?”?) Encinas habrá de decidir si rechaza la legalidad del perredismo presidido por Jesús Zambrano y pide licencia a su militancia de negro y amarillo o de plano renuncia a ella para convertirse en candidato de PT, Convergencia, el perredismo disidente de los Chuchos y el lopezobradorismo ahora denominado Morena (aún con considerables probabilidades de victoria, aunque disminuidas en función de que al fraccionar el voto opositor habría mejores condiciones para la maquinaria priísta forrada de dinero y mañas) o de plano se abstiene de participar electoralmente en la entidad y cede la plaza a alguna candidatura menor. Según los indicios disponibles, y a pesar de que ha insistido en que no será candidato sin el PRD formal, Encinas está en el proceso de declararse listo para ser candidato del abanico de la izquierda no chuchista y para recorrer el estado a partir de este miércoles en compañía de López Obrador, quien ha anunciado visitas a las cabeceras de los distritos electorales de la entidad.
Con el destape sorpresivo de Eruviel Ávila, y las versiones de que Encinas irá por fuera del PRD, poca importancia parecería tener la cacaraqueada consulta ciudadana organizada por los Chuchos, I y II, y por Gustavo Madero. Con decir que, a pesar de las constantes advertencias de los organizadores respecto a presuntas incursiones masivas de priístas en las urnas para inducir determinados resultados, al cierre de las casillas receptoras de votos no se reportaron incidentes más que organizativos y de menor calado, con poca participación real y con una preminencia del “sí” a las alianzas, tal como siempre se supuso. Al menos como hoy se ve el tablero mexiquense, pareciera que la partida se librará centralmente entre el PRI peñanietista y la dupla AMLO-Encinas, en caso de que éste acepte competir desde este flanco.
Y, mientras Calderón reconoce, en una servicial entrevista
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