Calderón: “México pasa por un gran momento”
Jane de la Selva
2011-03-13
En mi país, ya no puedo circular con tranquilidad por las carreteras bordeando los parajes más bellos y variados del occidente mexicano. No es porque permanezcan embachadas o mal mantenidas, sino porque se corre el riesgo de ser víctima de una emboscada o fuego cruzado. Nos lanzamos a la calle por necesidad. Aquí en lo despoblado, se planea la mejor hora para salir, nunca de noche. Se escoge la ruta conocida como la menos peligrosa. Hace unos meses se vivió un fenómeno por acá donde el precio del limón se disparó cuando los transportistas que con frecuencia eran asaltados con violencia y robados de su carga, se negaron a venir a recoger la cosecha sin ninguna protección.
Los números referentes a los muertos habidos desde el 2006, no engañan a la opinión pública nacional e internacional. Lo despejado por Wikileaks sobre el gobierno mexicano vino a confirmar información hoy no clasificada, donde se comprueba la percepción de la profunda inestabilidad que padecemos.
Pero ya no sabemos ni qué pensar ni qué deducir sobre la cordura perdida de Felipe Calderón quien asegura por el altavoz:
“Por haber mantenido la casa en orden, las noticias son muy buenas. México pasa por un gran momento. Nuestro país convive en paz” y al decirlo se comparó con aquellas naciones actualmente en sublevación, luchando por sus derechos democráticos.
Jane de la Selva
2011-03-13
En mi país, ya no puedo circular con tranquilidad por las carreteras bordeando los parajes más bellos y variados del occidente mexicano. No es porque permanezcan embachadas o mal mantenidas, sino porque se corre el riesgo de ser víctima de una emboscada o fuego cruzado. Nos lanzamos a la calle por necesidad. Aquí en lo despoblado, se planea la mejor hora para salir, nunca de noche. Se escoge la ruta conocida como la menos peligrosa. Hace unos meses se vivió un fenómeno por acá donde el precio del limón se disparó cuando los transportistas que con frecuencia eran asaltados con violencia y robados de su carga, se negaron a venir a recoger la cosecha sin ninguna protección.
Los números referentes a los muertos habidos desde el 2006, no engañan a la opinión pública nacional e internacional. Lo despejado por Wikileaks sobre el gobierno mexicano vino a confirmar información hoy no clasificada, donde se comprueba la percepción de la profunda inestabilidad que padecemos.
Pero ya no sabemos ni qué pensar ni qué deducir sobre la cordura perdida de Felipe Calderón quien asegura por el altavoz:
“Por haber mantenido la casa en orden, las noticias son muy buenas. México pasa por un gran momento. Nuestro país convive en paz” y al decirlo se comparó con aquellas naciones actualmente en sublevación, luchando por sus derechos democráticos.
Desde luego que esa paz declarada por él, no incluye ni habla de la cantidad de sangre derramada sobre el suelo de “su país”, el número de bajas superiorísimo a la de cualquier insurrección social habida en los pueblos musulmanes. Ni el alza en los precios que deja sin comer a las mayorías, la subsistencia precaria que por doquier se mira. Tampoco habla del incremento en la gasolina, en los combustibles y de la entrega a particulares de este y otros valiosos patrimonios nacionales. Ni del doble fondo, contenido en la reforma laboral que promueve el Pan junto con el PRI para servir las exigencias de los inversionistas transnacionales. Tampoco menciona como una emergencia, lo esencial para iniciar una recuperación, la condición ineludible para salir de nuestra crisis interna: la necesidad de restaurar el estado de derecho que no existe porque se desconoce, por tanto no se respeta y por consecuencia no se aplica.
Pero Felipe Calderón les asegura a los banqueros que lo que ha sucedido es que: “Hay un bombardeo o demolición del ánimo nacional (malamente provocado) entre los consumidores”. Es tal su hipocresía (o demencia) que su guerra narca no es considerada ni factor de inseguridad física ni de pesimismo económico, sino todo lo contrario.
Así actúan las macro políticas económicas que siguen sin redituar donde deben. Por las que México debe votar en contra para salir del estancamiento, de la depravación de la ética, de la deshumanización.
Pero en realidad, sopesando la inestabilidad de Calderón, su falta de cordura diría radica en que sólo simula vivir en un mundo de progreso y paz. Ha sido cuidadosamente adoctrinado para servir intereses muy específicos. El PRIAN se ha dedicado a la simulación, a la representación de valores alejados de las virtudes humanas. Dirigidas sus intenciones al contubernio para mantener el mismo estado de las cosas, excluyendo el bienestar del pueblo a favor de sus ambiciones.
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