Julio Hernández López
Astillero
El abrigo del poder
¿Y Fox y la señora Marta?
PRI y PAN: de cinco en cinco
Pollitos del pío Onésimo
Al licenciado Calderón siempre le han apasionado los asuntos relacionados con la indumentaria y el ejercicio público (interesados, revisar el caricaturalmente nutricio historial relacionado con uniformes militares de talla holgada), de tal manera que poco debería asombrar a los distinguidos miembros de la comunidad judía, que le escucharon ayer durante una comida, el que ahora bordara sobre el tema del poder y sus abrigos. Sastre de las puntadas que hoy tienen al país en el desamparo, el modisto especializado en las combinaciones de blanco con azul hizo una peculiar adaptación, al momento actual, de las adoraciones al becerro de oro, y presentó sus novedades de temporada primaveral: a nuestro país, dijo, le han hecho falta políticos orientados al bien común (pespunte éste, el del bien común, que distingue ideológicamente las tareas de costura política de un partido con nombre de pieza de masa de harina) y no... al bien personal o al partido, o peor aún, a las fortunas inmensas que se han hecho en México, al abrigo del poder, y lo sabemos”.
Valiente denuncia felipilla sin memoria. Para aparentar unidad de la clase política nacional, el ocasional visitante del Palacio Nacional invitó en pasadas fiestas patrias a los máximos representantes de los bandos políticos que han hecho fortunas inmensas protegiéndose con la misma prenda blindada que ahora denuncia en contextos bíblicos el usuario en turno. No solamente convalidó a los priístas –jamás se ha visto que Calderón le haga un feo a Ernesto Zedillo; todo lo contrario–, sino también al panista predecesor que ha simbolizado corrupción e impunidad, el intocado Vicente Fox que junto a su manejadora oficial, la inolvidable señora Marta, ha vivido prosperidad inocultable, lucida y presumida, luego que el sexenio de las botas ejecutivas les sacó de deudas y atorones económicos. Nada hizo el presuntamente justiciero Calderón en contra de las manos sucias que se hartaron de jalar dinero a sus cuentas personales: foxes y bribiescas, hermanos, hijos, todos metidos en tomar lo más posible de la piñata sexenal para luego retirarse, bien protegidos, bien abrigados, por el mismo poder defraudador del sucesor impuesto con trampas, el poder actual que al abrigo de esa misma impunidad está produciendo hornadas (de pan, obviamente) de nuevos ricos grupales, de megamillonarios por comisión, de crecientes chequeras porcentualistas.
Las parábolas del poder se multiplican en labios de fariseos. Beltrones y Ebrard se enzarzan en discusiones de índole hacendaria, y luego que el sonorense ha dicho que el discípulo de Manuel nunca ha sido de izquierda, el privatizador hijo pródigo se reinstala en el banquete discursivo de oportunidad y tilda la propuesta fiscal del norteño de regresiva, electorera, derechista y golpeadora de los pobres. En otro escenario, el profeta de tres colores, Moreira su apellido, realiza maniobras con el mismo material oratorio dúctil denominado genéricamente “los pobres”: en el actual sexenio se producen cinco de ellos por minuto, dice el apocalíptico del presente sin voltear al historial estadístico de los jinetes priístas del pasado. Por ello ha asomado a escena el sacristán de la capillita del Santo PAN, Gustavo Madero, para acusar a su vez al también norteño Humberto de falsario, de lanzar cinco mentiras por minuto, en un duelo de cifras que finalmente sólo lleva a confirmar que en el mundillo político se vive un constante calvario.
Y, para cerrar el cuadro religioso pío, tal onomatopeya aviar sería la correspondiente a los aspirantes priístas a la candidatura que por dedazo decidirá Enrique Peña Nieto para tratar de heredar el cargo. Al menos eso es lo que afirma el avicultor Onésimo Cepeda, que en sus tiempos libres se encarga de asuntos católicos en la región y de dar asesorías de último minuto para transferir riquezas artísticas de manos particulares a las también particulares del propio obispo en permanente vía de enriquecimiento explicable. Son pollitos todavía quienes buscan la designación copetona, pero en cuestión de días se volverán gallos, según la metamorfosis grilla del prelado al que las corridas de toros encantan. El afortunado Onésimo aprovechó el viaje para hacer un comercial con agua bendita contra las alianzas electorales que tanto enfadan a su gallo, el citado Peña Nieto: “Es como mezclar el agua y el aceite. En su tiempo lo dije, cuando empezó con Oaxaca, yo dije que es difícil mezclar el agua con el aceite”.
Astillas
En Chihuahua continúa el revoltijo judicial que en el fondo pretende diluir o enfilar hacia otros flancos lo que sonoramente ha sido un fracaso del sistema de juicios orales que por inducción reformista estadunidense se han ido implantando en América Latina y en ciertas entidades de México, rumbo a una instauración total en años venideros. Los jueces que dejaron libre al asesino de la joven Rubí Frayre Escobedo (cuya madre, Marisela, moriría tiempo después al protestar activamente contra la injusticia cometida) renunciaron a su cargo para tratar de eludir los emplazamientos punitivos que había en su contra.
Apasionadas reacciones generaron los señalamientos astillados de la entrega de ayer en el sentido de que “no hay, ciertamente, el ánimo ni las condiciones que en 2006 parecían poner al alcance de la mano del lopezobradorismo el arribo a la Presidencia de la República”. Sólo con frialdad analítica, sin fanatismo ni reducciones simplistas es que podrán ciertos segmentos del lopezobradorismo encontrar nuevos caminos de construcción política que ayuden a levantar a una izquierda desmoronada y permitan dar viabilidad a la candidatura presidencial tabasqueña 2012. Nada trascendente podrá construirse sin autocrítica.
Y, mientras Japón mantiene al mundo entre el dolor, el asombro y el miedo, ¡hasta mañana, con el gobernador de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio, exigiendo al calderonismo que cumpla su palabra de construir una refinería en la entidad (reproche de despedida, antes de irse a algún cargo al CEN del PRI)!
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