¿Quién está equivocado?
Ricardo Andrade Jardí
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=203593
Y como era de esperarse el PAN hace gala de toda su mediocridad y se alinea a
los designios de “la maestra” ama y señora de la mal llamada clase política
mexicana.
Mal llamada, porque la mayor parte de los “señores” legisladores no son
miembros de una clase social diferente a la del resto del proletariado
mexicano; son si acaso un puñado de lúmpenes que se han acostumbrado a un nivel
de consumo, que ellos pretenden como nivel de vida, que los obliga a
convertirse en siervos al servicio, ahí sí, de la oligarquía mexicana.
Durante unas semanas escuchamos a los “distinguidos” dirigentes del PAN desviar
el discurso de fondo sobre la reforma laboral para asegurar que, entre otras
cosas, lo que se lograría con dicha reforma sería transparentar y democratizar
la vida sindical. Y mientras defendían ese punto se olvidaban,
convenientemente, de hablar sobre la “flexibilidad laboral” que no es otra cosa
que el derecho del patrón de hacer del esclavo... perdón “trabajador” lo que se
le dé la gana. Lo que por otro lado ya sucedía, nada más que con la actual ley
laboral la llamada “flexibilización laboral” es un delito del patrón. Mientras
que ahora gracias al “nuevo” PRI, al PAN, al PRD, genéricos y similares, ya no
será un delito para el patrón comportarse como el explotador esclavista y
abusador que es, sino que ahora estará protegido por la “nueva y reformada ley
laboral” para ser un cretino con derechos.
El PAN hace gala de toda su antidemocracia y se suma al tecnócrata y
teleidiotizado PRI, convertido en el brazo político de Televisa, para que “la
maestra” siga robando a la nación todo lo que pueda y los líderes petroleros
desvíen millones de recursos de los trabajadores sindicalizados a favor de
alguna innoble causa para el pueblo trabajador de México, en tanto sus
bastardos hacen ostentación de sus lujos e inmorales viajes, financiados por la
corrupción cobijada por un imaginario colectivo que hace de lo antinatural algo
que parece natural.
La contrarreforma impulsada por los herederos del porfiriato va y será sin duda
aprobada en las próximas horas, a más tardar en unos días; será aprobada, entre
otras cosas, porque para eso se impuso al asesino serial que resultó ser Fecal
y para eso será impuesto el candidato de Televisa, quien además será el encargado,
junto con todas las corrientes del PRIAN de rematar PEMEX a la iniciativa
privada, en un momento histórico donde el más elemental sentido común (que
parece hemos perdido como nación) hace suponer que la soberanía energética, así
como la alimentaria, serán la diferencia entre años de pesadilla o la
posibilidad de construir futuro.
El PAN y el “nuevo” PRI (moldeado hoy por “Chabelo y Chespirito”) nunca han ido
en defensa de la clase trabajadora, en realidad nunca lo han hecho y todas las
conquistas laborales que hoy están a punto de perderse se conquistaron a través
de dolorosas y prolongadas luchas sociales, que incluso los legisladores que se
pretenden, sin serlo, de izquierda, han olvidado.
La oligarquía facha de México representada, no por un partido, o algunos
partidos políticos, sino por el Legislativo casi completo, está haciendo su
trabajo; está apuntalando las nuevas victorias de la clase social a la que
sirve, mientras el proletariado “intelectual” sigue convenciéndose y
convenciendo a los carenciados de que no hay más camino que ese y que hay que
construir nuestra servidumbre moderna en función de la competitividad. Es decir
en función de que hay que convertirnos en la mano de obra más barata del mundo,
dejándonos someter a formas de explotación que superan incluso el imaginario
esclavista de la Roma imperial.
No deja de ser curioso con qué ligereza los seudointelectuales orgánicos que
afirman que quien defiende “la vieja ley laboral”, aún vigente, y las
conquistas laborales del pueblo trabajador, no es más que un anquilosado
soñador que se quedó en los setentas. A pesar de que no tendría nadie que
olvidar que en los setentas se luchaba por mejores condiciones laborales y hoy
se “lucha” por un empleo aunque sea bajo las peores condiciones de explotación
humana y ecosistémica.
¿Quiénes son los anquilosados entonces? ¿Quién está equivocado? ¿El que
defiende un derecho o quienes pretenden negarlo en aras de una modernidad de
mercado que beneficia a unos cuantos en contra del bienestar de millones?
Y tal vez en las respuestas a las interrogantes anteriores está también la
acción que corresponde al futuro que queremos. Sin olvidar nunca, como afirmaba
Bertolt Brecht, que: “las revoluciones nacen en los callejones sin salida” y
que donde el hambre es ley, la revolución es por lo tanto un acto de justicia.
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