sábado, noviembre 10, 2012

La ONU llamó a cuentas por torturas a Calderón : Alvaro Cepeda Neri



La ONU llamó a cuentas por torturas a Calderón
Alvaro Cepeda Neri
Prólogo Político
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=203784

Zedillo inició su presidencia perversa con el homicidio de Colosio, planeado en los pasillos del salinismo y el temible José Córdova, y del que desde Lomas Taurinas el fiel cancerbero Liébano Sáenz y José Murat, le informaron. Al término de su sexenio, Clinton abogó para que le dieran a Zedillo un encargo en la Universidad de Yale para “enseñar” a combatir los movimientos antiglobalizadores. También fue nombrado asesor de cinco empresas beneficiadas por las privatizaciones que implantó y de las que recibe millonarios sueldos. Tiene su jubilación, a la que dizque había renunciado. Y diez soldados y un teniente coronel, que le cuidan el frente y la espalda, por aquello de la matanza de Acteal, Aguas Blancas y El Charco que solapó con toda la impunidad que también se llevará su nuevo compañero de exilio: Calderón, a quien acusaron en la ONU de permitir que marinos y militares utilicen la tortura con los prisioneros, a los que luego fusilan.

Calderón y su guerra llevan más de 100 mil homicidios. Así ha reimplantado la pena de muerte y viola los derechos humanos. Lo mismo matan a delincuentes que a inocentes a los que Calderón ingresa a su lista de “daños colaterales” en la inútil y sangrienta represión al narcotráfico, ya que esos delincuentes están más activos que nunca y desafían al Gobierno Federal y de las entidades. Sobre la marcha de esa guerra Galván, Saynes y García Luna, autorizaron las torturas a prisioneros, cuyos cadáveres sumaron a los saldos de la delincuencia.


Empero, los representantes de la ONU en nuestro país, recabaron información respecto a que los marinos del almirante Saynes, los soldados del general Galván y los policías de García Luna, torturaron a los prisioneros para obtener confesiones no verídicas. A sabiendas de que esos procedimientos de barbarie están sancionados (prohibidos, dice la legislación… pero si estuvieran prohibidos nadie los hiciera), pero como no les imputan tales sanciones, estos funcionarios y servidores públicos lo siguen haciendo. Es una complicidad donde las autoridades hacen como que no se enteran. Se comportan igual que los delincuentes. Y por esto es que los mexicanos no diferencian entre unos y otros.
Es tan extendida esta práctica que la ONU ha girado instrucciones para que responda el representante del gobierno de Calderón. Este no esperaba tal citatorio y aunque ya va de salida, la investigación y el cuestionamiento continuarán y Peña tendrá que ordenar se erradique la tortura contra los prisioneros. Una “raya más al tigre” no se nota. Pero, el calderonismo parece una sola raya negra, resultado de las miles que hay en su haber por el mal gobierno que desempeñó en seis años, en cuyo lapso los mexicanos sufrieron una guerra que aumentó y agravó los homicidios, de tal manera que la inseguridad arrastró al país a ser peor que Irán, Irak y Afganistán. La Nación, espantada, no ha reaccionado, pero el peñismo insiste en que las fuerzas armadas permanecerán en las calles, ahora bajo la asesoría de un tal general Naranjo que en Colombia no resolvió el problema. Y la tortura fue su mejor recurso.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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