María Teresa Jardí
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Puede ser que tengan razón los que señalan que Obama es la mejor elección por ser el menos malo. Pocos se atreven a decir que es el bueno y la inmensa mayoría reconoce que a todos los ha decepcionado. Puede. Pero para los mexicanos es la constatación de que la guerra de Calderón con Peña va camino de continuar sin grandes cambios.
México convertido en laboratorio del imperio yanqui va a continuar siendo el filtro de migrantes y el territorio mexicano continuará convertido en un enorme cementerio.
La brutalidad impuesta como forma de vida se irá apoderando de los pocos estados que aún conservan la esperanza de que a ellos no les va a tocar y las instituciones continuarán el camino del desarme ético en su estructura, porque así se necesita para continuar convirtiendo a México en el país de contrastes brutales entre ricos y pobres a los que además de convertirlos en esclavos, cuando no se les asesina impunemente, se les carga incluso parte de la manutención de los ricos.
El inicio catastrófico de los mandatos del imperio desde Ernesto Zedillo, por decir lo menos, fue patético para el país. Pero también para el partido que recién con el último discurso de Colosio hacía pensar que había entendido el costo que iba a tener la renuncia a los postulados que le dieran vida.
Zedillo inició con el golpe de Estado a la Corte que mantiene convertido al Poder Judicial en otra institución desprestigiada. Siguió con la conversión de la PGR en cobradora de venganzas del Ejecutivo y hoy a la mujer que la encabeza se le fugan los cadáveres mientras se encuentra ocupada en hacer una limpia porque aunque el PRIAN sea una misma cosa ya se sabe que entre los mismos se cobran las venganzas y si no que se lo pregunten a Salinas que se soñaba intocable y Zedillo para deshacerse de su sombra metió a su hermano a la cárcel.
A todas las instituciones se les ha ido desarmando la estructura ética que es la que propicia el que las instituciones cumplan con el cometido para el que fueron creadas cuando gobernados y gobernantes firmaron el pacto social que es lo que propicia la paz y la tranquilidad, lo que queda reforzado cuando además se van creando las condiciones para la construcción de un Estado de Derecho que toda la democracia, incluso la más formal de ellas, demanda.
Hoy los mexicanos lo hemos perdido todo. El Estado de Derecho en México ya no es ni una entelequia entendida como inexistencia.
Los gobernados no nos sentimos representados por eso que se sigue llamando “representantes populares”, porque diputados y senadores ya hace demasiado tiempo que sólo representan sus propios intereses o en el mejor de los casos los intereses de sus partidos, con dirigentes todos de derecha, y aunque cada uno juegue el papel asignado en el circo legislativo todos saben que en los sótanos, lo que se va a aprobar, ha sido aprobado de antemano.
No tenemos policía. No hay un delito que se resuelva o medio resuelva sin que aparezcan en la comisión del mismo, policías o ex policías. Pero nos sobran grupos paramilitares que operan como escuadrones de la muerte. Los partidos políticos y el Poder Ejecutivo le permitieron a Calderón la creación de un ejército paramilitar conocido como el de los hombres de negro que encabeza García Luna. Y le permitieron el sacar al Ejército nacional a la calle sin reglas claras ni tiempos puntuales con todos los riesgos que esto representa para la seguridad pública. Y ya encarrerado Calderón, que en unos cuantos días más entrega a Peña, se va convertido en genocida. Pero sacó también a los otros ejércitos paralelos (la Marina y el Estado Mayor Presidencial) como garantía de represión social y de complicidad, encubrimiento y protección del crimen organizado, por fuera del poder, aunque los grandes capos hoy sea claro que se encuentran entre los que encabezan el poder. Una vez más se demuestra de manera clara lo que va saliendo del manejo de las minas en Coahuila. A lo que se suma la fuga del cadáver, en el momento preciso, de “El Lazca”, quien ya debe de haber cambiado su apariencia para poder continuar como el empresario que garantiza el abastecimiento del carbón a la CFE sometiendo a la esclavitud también a los mineros...
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