lunes, febrero 13, 2012
Las razones del amor en AMLO : María Teresa Jardí
Las razones del amor en AMLO
María Teresa Jardí
Basta un solo caso para que muera ejecutada la Justicia cuando la venganza ocupa el lugar que por sensatez, incluso de los propios ejecutores, que se convertirán más temprano que tarde también en víctimas, no debe ocupar nadie más. Aunque sea en un solo caso con dimensiones políticas, ejecutada muere la Justicia cuando la venganza ocupa su lugar.
Y así como en el caso español, claramente la falange es la ejecutora de la Justicia con la condena al Juez Garzón. Falange que aplaudía cuando Garzón perseguía a los miembros de ETA al punto de haberlo convertido en un héroe del nacionalismo español. Falange que preocupada se manifestaba cuando, por sus crímenes de Estado, logró de manera pública acusar a Pinochet. Falange que convirtió a Garzón de hèroe a villano por atreverse a querer establecer la memoria de lo ocurrido bajo el franquismo, del que hoy se venga al costo de convertir a la justicia en venganza, de lo que no se va a reponer pronto el pueblo español, sin haber logrado nunca entender la falange que Garzón, quien ha consagrado su vida a ser jurista, abomina por igual al terrorismo de Estado que al terrorismo que no es de Estado, y Franco es un claro representante de ese delito atroz. Y sentado por la falange que de nuevo gobierna España en el banco de los acusados, se encuentra el mejor jurista de estos tiempos de horror.
En el caso mexicano, el iniciador del crimen atroz que significa el hacer ocupar a la venganza el lugar que le corresponde a la Justicia es Ernesto Zedillo. Aunque su autoría no exima al resto de seguidores que se dan dentro de la clase política y ahí es donde yo encuentro las razones de AMLO propiciando el amor en aras de una concordia que sólo trae el verse reflejado en el otro.
Hay eventos que por sensatez ameritan una contundente defensa. El PRI, hoy perseguido político por un usurpador que el PRI ayudó en su llegada ilegítima, firmó la sentencia de lo que hoy le ocurre, cuando calló, cuando Zedillo metía a la cárcel por venganza al hermano del ex-presidente, que le hacía sombra, acusado de un crimen del que no sólo no se le probó la autoría, sino con el que, además, se acabó con lo que pudiera haberle quedado de prestigio a la institución general procuradora de la justicia, sembrando cadáveres, contratando brujas, usando amantes...
El PRI calló y hoy el PAN levanta, de su silenció, la cosecha. Contra el PRI están enfiladas de momento todas las baterías del panismo usurpador. Y no sé si el PRI lo entiende o ha perdido ya la noción de lo que le puede caer encima. Se respiran incluso otra vez aires de tentaciones magnicidas, lo que sumiría al país en otra larga noche de dictadura fascista. E igual para el PRI sería la muerte definitiva para lo que pueda quedar de aquel PRI que logró la hazaña de mantener al país más o menos tranquilo a lo largo de setenta años. Seis años más de desgobierno panista para el país pintan como el fin de la posibilidad de cambio a seguir escribiendo aunque sea la historia de la segunda mitad del siglo pasado.
También calló el PRI cuando Zedillo dio marcha atrás en uno de los rubros que a México ponía a la cabeza como ejemplo para América Latina: el del asilo político. Se me dirá que Zedillo es priista y sí bajo esas siglas llegó ese traidor y sí llegó bajo esas siglas, como llegó Salinas, y la desgracia del PRI inicia con la llegada justamente de la derecha tecnócrata.
Zedillo es de derecha y su corazón se encuentra al lado de lo peor del panismo. Y por eso lo defiende el también traidor amén de usurpador, Felipe Calderón. A su servicio la Secretaría de Relaciones Exteriores para vergüenza del pueblo mexicano. “Como lo está al servicio de todos los mexicanos acusados en el extranjero”, mintiendo, declaran, los que han dejado que se asesine con ese crimen, que se conoce con el disfraz de pena de muerte, a montones de mexicanos, sin asistencia consular ni defensa alguna, en el país vecino. Muchos probablemente inocentes de los crímenes por los que fueron sentenciados y simplemente condenados por el color de la piel y el hecho de ser pobres y migrantes. Y, sí, también iniciador es Zedillo de la conversión en filtro de México para los emigrantes que en fosas clandestinas van apareciendo en algunos de los estados elegidos por la derecha panista para convertir a México el gran cementerio en que para vergüenza también de los mexicanos se encuentra convertido nuestro país. El bueno es AMLO y el PRI tendría que ponerse las pilas de manera rauda antes de que sea tarde para todos.
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