miércoles, febrero 01, 2012

Con el hambre no se juega : Gilberto Balam Pereira



Con el hambre no se juega
Gilberto Balam Pereira
Cuidado gobernantes


La renegociación del TLCAN en el ramo agroalimentario no es sencilla y difícilmente aceptable por los países del Norte. Desde los años 60s la actividad productiva del campo comenzó a decaer porque la industria en desarrollo dependiente del agro requería mano de obra barata y los productos agrícolas mantenían precios y costos bajos.
Las materias primas y los alimentos agrícolas no pudieron asimilar la mano de obra de la población creciente y se inició la emigración rural a las ciudades. La aparición del minifundio apoyado por la política corrupta oficial del PRI hacia el campo (Banrural por ejemplo y otras instituciones similares) fomentaron la debacle campesina agravada por la explotación de los gobiernos neoliberales que condujeron a la miseria a los agricultores y pequeños ganaderos de subsistencia. La anarquía capitalista propició así la depauperación de la producción de autosuficiencia alimentaria en el país
Recordemos “el milagro mexicano” y el “oro verde” de esos años hasta llegar al depredador TLCAN.
Propuesta.- Ante la anarquía en la explotación de los campesinos por gobiernos y empresas macroeconómicas agropecuarias, tiene sentido lo que propone el Proyecto Alternativo de AMLO el cual “contempla el fortalecimiento del papel regulador del Estado para promover y controlar los mercados agroalimentarios, que es un deber constitucional en términos de hacer llegar el crédito, la tecnología y los apoyos a los campesinos, ligados con la certeza de precios y comercialización suficientes… a condición de blindar el presupuesto que hoy se destina al campo contra el clientelismo electoral y de la corrupción asociada.



La hambruna en México

El problema. Hace 50 años, el país, incluyendo Yucatán, era suficiente en su producción de alimentos básicos. En los años 60s comenzaron las señales de la crisis en la productividad. Ahora, nuestros alimentos son importados, de calidad dudosa, contaminados con substancias químicas insalubres y hasta cancerígenas. Sus precios son exorbitantes y los bolsillos de los trabajadores no alcanzan para una dieta sana y equilibrada en nutrientes. Entonces se acude al consumo de productos energéticos y de baja calidad biológica, vamos, alimentos chatarra. Consumismo y modas nos ahogan en lo insano.
La producción de maíz y frijol ha bajado a más de la mitad en comparación a años anteriores.
Los regímenes en turno abusan de la demagogia e inventan programas clientelares de alimentación.
Así, 30 años atrás, López Portillo anunció el llamado Sistema Alimentario Mexicano (SAM); Miguel de la Madrid, impuso otro programa, el Nacional de Alimentación (Pronal), que prometía lo mismo que el SAM. Ambos programas no sirvieron para nada. Lograron exactamente lo contrario, y aumentó más la adquisición de alimentos en los mercados internacionales.
Importaciones. Con Salinas y Zedillo la importación de alimentos creció a grado tal que alrededor de la mitad de lo que los mexicanos comíamos, ya provenía del extranjero, mientras tanto, el campo producía más pobres y más migrantes.
Agréguese a esto el enorme riesgo del factor transgénico.
El campo se abandonó y se favoreció a los empresarios agroindustriales. El campesino pobre no existe para el neoliberalismo.
La importación de café reportó un crecimiento de 105 por ciento, justo para un país con uno de los mejores granos del mundo. La compra de maíz en el extranjero ascendió en 20 por ciento. El azúcar registró un crecimiento de compra de casi 260 por ciento, en un país que no hace mucho exportaba grandes cantidades del dulce. En la última década, México ha gastado algo así como 150 mil millones de dólares (40 por ciento de ellos en el calderonato) para adquirir alimentos en el exterior y comercializarlos en un país en el que se producía prácticamente todo lo que ahora se compra más allá de nuestras fronteras y a precios cada día más elevados.
Propuestas.- a) Es necesario revisar y evaluar el programa de desayunos escolares que han sido utilizados con fines clientelares. Los niños menores de 5 años son el grupo de mayor vulnerabilidad a la desnutrición e infecciones.
b) Rescatar el traspatio productivo. Debemos impulsar la producción de alimentos en el huerto familiar o traspatio mediante hortalizas, macetas, canchés y la crianza de aves domésticas, borregos, cerdo pelón y conejos. La pitahaya, la guanábana y la lima agria deben fomentarse por tener gran demanda local. El cultivo de la soya es caro y no tiene aceptación popular.
c) Ganado lechero. Yucatán ocupa el último lugar en producción lechera y los pequeños ganaderos están de acuerdo en elevar esta disponibilidad con mínimos recursos fomentando el cultivo de la especie mejorada de “uaxim” como forraje. Los buenos resultados son del corto plazo.
d) Regular la pesca y normar su actividad para evitar la sobreexplotación de las especies. Los pescadores y pequeños ganaderos deben ser sujetos de urgentes subsidios que contribuyan al bienestar de las familias.
e) Y por supuesto que proponemos que se destinen recursos técnicos y subsidios a los milperos.
Consecuencia. Por lo anterior estamos de acuerdo con que la revolución o cambio radical nos llegará por la puerta trasera, por la puerta del hambre y la miseria, desde la base, desde el pueblo organizado. De ninguna manera por la puerta de los politiquillos oferentes de dádivas a la población que nunca les llega. Tampoco nos llegará el cambio por la puerta de los partidos burocratizados y desligados de los intereses y necesidades de la población, al cabo que este sector de la burocracia política subsiste perennemente de suculentos sueldos, prestaciones y tráfico de influencias que no les conviene perder. La historia los ha puesto en su lugar.
Pero la esperanza no pierde fulgor ni destellos en la obscuridad. El Proyecto Alternativo de Nación sigue siendo una apuesta general de los pueblos.

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