miércoles, febrero 15, 2012

Beatriz Paredes, bateo de sacrificio : Julián Andrade



Beatriz Paredes, bateo de sacrificio
Julián Andrade


Hace algunas semanas, durante la reunión plenaria de los diputados del PRI, Beatriz Paredes pronunció un discurso, el último ante sus compañeros de legislatura, en el que hizo una defensa puntual del “sacrificio” como uno de los atributos de los políticos profesionales y comprometidos con su proyecto.
Al principio pensé que se trataba de lanzar un guiño a los compañeros de bancada que no van a saltar a otra posición en los estados o en el Senado de la República.
Con el paso de los días estoy convencido de que se refería a ella misma.
Es probable que la campaña por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México sea la última, de semejante importancia, que encabece la política tlaxcalteca.
La propia dinámica de los partidos y un relevo generacional que ya está en puerta irán relevando a los viejos cuadros del priísmo. Es una ley de la vida y la política.
Pero la misión que tiene Paredes es de la mayor de las importancias. El candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, requiere de una alta votación en la capital del país.
La elección puede definirse por lo que se haga o deje de hacer en la concentración de población más grande del país.
Es más: una de las explicaciones sobre los desastres electorales del priísmo tiene mucho que ver con la historia electoral de la Ciudad de México.
Por eso la candidatura, en términos de béisbol, es de “bateo de sacrificio”. La ex gobernadora de Tlaxcala no va a ganar, pero su ayuda será clave para que Peña Nieto y el PRI logren el objetivo de regresar a Los Pinos desde el 1 de diciembre de este año.


Además, para Paredes y su grupo puede ser una oportunidad de recuperar espacios luego de años de lejanía con la población en los que no se ganó nada mayor a una delegación.
En octubre pasado en el PRI tenían otra visión de las cosas. Por primera vez en décadas, estaban arriba en las preferencias electorales. Los priístas tenían un 42 por ciento de intención del voto, frente a un 32 por ciento del PRD.
Hoy todo es distinto y el abanderado perredista, Miguel Ángel Mancera, va muy adelante con un 46 por ciento frente a un 27 por ciento del PRI en algunas encuestas (Covarrubias).
Ocurrió lo de siempre, que ya con candidatos las tendencias se emparejan y lo que parecía seguro ya no lo es tanto.
El PRD tiene una gran estructura y además el proceso de selección del candidato le salió bien.
Todo esto complicó las cosas para los priístas y acaso por ello tuvieron que echar mano de una de las políticas de mayor experiencia y al final del día la única con capacidad de competir con categoría.
No va a ser sencillo el remontar los números y la inercia de un partido destruido y dividido a nivel local, pero al que más le vale hacer algo al respecto, para no arrastrar a la candidatura presidencial a un escenario más que incierto.

julian.andrade@razon.com.mx
Twitter: @jandradej

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