Las alzas de precios
Antonio Gershenson
Antonio Gershenson
En enero, los países de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) tenían reservas de petróleo crudo equivalentes al 5 por ciento de la demanda mundial. Era un monto holgado, que permitía que no se dispararan los precios. Pero eso no duraría mucho.
En ese mismo mes empezaron, desde Túnez, manifestaciones crecientes que se extendían por el norte de África y el Medio Oriente. El gobierno derechista de Líbano fue derribado por el parlamento. Caería luego el gobierno de Egipto. Cuando llegó a Libia la guerra civil y luego la intervención con bombardeos de la OTAN, ya se afectaba a uno de los principales exportadores de petróleo. Y no eran daños fáciles de reparación. Aún si termina el conflicto, la reconstrucción de las instalaciones petroleras se tomará mucho tiempo.
El precio del crudo rebasó los 100 dólares por barril. El Brent inglés llegó a los 125 dólares. En general, llevamos ya meses con precios en, o sobre, los 100 dólares.
La Administración de Información de Energía de Estados Unidos estima un precio promedio del crudo, para ese país, de 103 dólares por barril para este año, y para el próximo, de 107 dólares. Los atribuye a la producción insuficiente de países de fuera de la OPEP, y el aumento de la demanda de parte de los países emergentes. Estos precios rebasan el precio promedio anual de 2008, el más alto del crudo hasta entonces, de alrededor de 99 dólares el promedio de las dos mezclas de referencia.
No se trata sólo del petróleo. Ha subido el precio del cobre. También el del óxido de fierro, materia prima principal del acero. En el caso de este óxido, los principales productores –Australia, Brasil e India– tienen una insuficiente producción; y el principal consumidor, y productor de acero, China, lo usa de manera muy creciente, ahora pagándolo a mayor precio.
El acero caro repercute también en el costo del petróleo, al construirse terminales, oleoductos, refinerías, etcétera.
También se encarecen algunos de los principales productos agrícolas: el trigo, el maíz, el azúcar. El clima afectó la producción y, claro, las exportaciones. Fue afectado Estados Unidos, principal exportador de bienes agrícolas, en sus principales regiones productoras. Rusia, India, Pakistán y Vietnam restringieron o pararon sus exportaciones agrícolas básicas. Numerosos países vieron afectados sus alimentos básicos... y su agua.
También se encarece la energía eléctrica. En varios países, al usarse combustibles encarecidos se vende también más cara la electricidad, generada con ellos. En nuestro caso, el problema de la energía eléctrica cara viene de atrás, y sus consecuencias son múltiples.
Se ha hablado mucho ahora del consumo doméstico, de los “recibos locos”, de que más de la mitad de los usuarios domésticos de Tabasco están en huelga de pagos. Hay problemas en las unidades habitacionales, etcétera. Esto se origina en los enormes pagos de la Comisión Federal de Electricidad a las grandes empresas privadas a cambio de electricidad, o de obras o material. Y afecta también a otros consumidores: los que usan bombas para riego, los de comercios, industrias y empresas en general, parte de las cuales han quebrado por, entre otras causas, el enorme pago por la electricidad. Acaba de decir la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero que el precio de la electricidad les aumentó este año 16 por ciento. Y siguen subiendo los precios.
Hemos visto que en México, siendo exportador de petróleo crudo, no hay beneficio para el país por el precio elevado del mismo. Es mucho más lo que se paga por importar gasolina y otros refinados, y por importar petroquímicos. El gobierno ya no sabe a quién o a qué echarle la culpa. Pero es el gobierno mismo el culpable, por ejemplo, de la no construcción de una nueva refinería. Desde octubre de 2008 se incluyeron en el presupuesto 12 mil millones de pesos para empezar a construir la nueva refinería. Pasaron 2 años y medio y nada de refinería. Hay que seguir importando gasolina cara y demás refinados y petroquímicos.
Entonces, se van aumentando los precios no sólo de la energía eléctrica, sino del gas natural y LP, del diesel y demás. Y esto se refleja en precios más altos de lo demás. Y los precios de los alimentos básicos aumentan más rápido que el índice general.
Los empleos, aunque hagan maromas de cifras, se van degradando. Cada vez hay menos empleos permanentes, menos empleos con seguridad social, etcétera. Y con los precios aumentando, esto afecta más a un sector creciente de la población. Claro, funcionarios de primer nivel dicen que todo va muy bien... para ellos.
antonio.gershenson@gmail.com
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