miércoles, febrero 24, 2010

SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ : Los segundos años

Los segundos años

SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ

De los trienios de las administraciones municipales, los segundos años suelen ser aún de aceptación de los ediles: mejor que el último y peor que el primero. De las tres últimas gestiones en el municipio de Puebla, Blanca Alcalá ha tenido una mejor aceptación que Enrique Doger, y éste mejor que Luis Paredes. Si nos atenemos sólo a los atributos personales deseados de los gobernantes (capacidad, honestidad, confianza, tolerancia, liderazgo y cercanía con la gente), en una escala del cero (ausencia) al uno (presencia). Luis Paredes registró un valoración de 0.41, Enrique Doger de 0.64 y Blanca Alcalá de 0.70.

En lo referente a la valoración propiamente de la administración municipal, el promedio simple de 15 funciones sustantivas de la gestión (eficiencia para resolver conflictos, combatir la corrupción y la inseguridad; prestación de los servicios de limpia, recolección de basura, mantenimiento de parques y jardines, alumbrado público, señalización vial y seguridad pública y el grado de satisfacción con las obras de guarnición, banquetas, pavimentación, pasos peatonales, puentes y alcantarillas) de Blanca Alcalá es igual a la de Enrique Doger, 0.57, en una escala del cero (insatisfacción) al 1 (satisfacción).
De cinco variables valorativas del desempeño de los presidentes municipales (calificación en escala ordinal y nominal, características del gobierno y del presidente y aprobación de gestión), Blanca Alcalá tiene un registro de 0.66, Enrique Doger de 0.64 y Luis Paredes de 0.46, siempre en escala del cero al uno. El promedio general de las 26 variables mencionadas, que sintetiza la eficiencia de la gestión municipal, es de 0.65 para Blanca Alcalá, de 0.62 para Enrique Doger y de 0.44 para Luis Paredes.
Las administraciones de Luis Paredes y Enrique Doger se gestaron en abierto conflicto con el gobernador en turno; la de Blanca Alcalá, en cambio, gozo del beneplácito de Mario Marín. Las valoraciones del segundo año de gestión de Doger y Alcalá fueron muy altas, mejores que la que en su momento tuvo Mario Marín en su segundo año de presidente municipal; incluso, comparando cómo Doger y Alcalá desempeñaron sus cargos y cómo lo hizo el gobernador Mario Marín, los alcaldes ganan el duelo. El desempeño de Doger y Alcalá no fue suficiente para que su partido los considerara para responsabilidades mayores; a la eficiencia se antepuso la incondicionalidad.

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