sábado, febrero 27, 2010

Jorge Lara Rivera : La falacia de los “caballeros”

La falacia de los “caballeros”

Jorge Lara Rivera

Maestros de la simulación y epígonos del ardid y la hipocresía, los autodesignados caballeros enseñaron ya el cobre.
Sólo apenas unas pocas horas después de que el gobierno federal propalara su ilusionismo con optimistas reportes acerca de la supuesta recuperación de la economía mexicana, tendencia que hacía remontar al último trimestre del 2009, la aritmética ha reclamado su tributo de realidad y ha despachado a los “caballeros” con cajas destempladas.

No es para menos pues, en contraste con el triunfalismo de las alegres cifras oficiales respecto a la proyección de crecimiento económico nacional y la algazara del Banco de México, los privilegiados datos “duros” de la estadística, proporcionados por el propio Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática ponen de manifiesto que, pese a sus alardes, la eficiencia del régimen deja mucho que desear.
Se ha precisado mucho más que jactancia de buena conducción gubernamental de la economía durante la crisis, y a todas luces su carencia arrojó como resultante la contracción en el Producto Interno Bruto –que rebasó los registros negativos históricos establecidos durante la crisis de 1994– y un índice de desocupación alarmante, el peor de nuestra historia posrevolucionaria alcanzado en esta “presidencia del empleo” –tendencia que se agudizó en enero de este año– y desmienten de plano la edulcorada versión oficial.
Tan obvio es el mentís que hasta el esquirol enquistado en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, erigiéndose en servil portavoz del fiasco que resultó el gobierno federal, ha salido al paso pretendiendo justificar tan alarmante indicador en el primer mes con el peregrino argumento de que es algo natural, pues los empleos temporales que genera la temporada decembrina “ya no se requieren”.
¡Caramba! A este cinismo sabelotodo se reduce la cacareada “acción responsable”. Pero, entonces, ¿a dónde fueron todos esos empleos formales de cuyo aumento “real”, con extraña matemática, se jactaba el régimen en vistosos anuncios televisivos que hace un par de meses promocionaban el “liderazgo” del Ejecutivo federal?, ¿o es que tramposamente el gobierno de la República hacía pasar como nuevos puestos creados, simples empleos temporales que en este enero se evaporaron?
Algo equivalente ha ocurrido con la soberbia del Banco de México, en manos de uno de los principales causantes de este penoso “Frankenstein económico” (el oneroso doctor Agustín Carstens Carstens) padecido por demasiados millones de mexicanos; pues resulta que las reservas de dólares con que se subsidió a las grandes empresas exportadoras que tenían obligaciones en el extranjero y se sirvió intereses de grupos financieros adictos al régimen, han visto disminuir alarmantemente los aprovisionamientos de divisas desde el comercio petrolero, las remesas de los paisanos braceros y el turismo.
Ahora sí, habrá que ver de qué alquimia echará mano la administración federal para presentar como triunfo lo que evidentemente demuestra el fracaso de su trasnochada conducción neoliberal.
Fracaso es el signo de identidad de esta administración blanquiazul, y parece contaminar todos sus actos, pues, por dar otro ejemplo, tras tomarse la foto y hablar y hablar de acuerdos, la cita internacional de los compromisos se ha disuelto en desacuerdo. Así, una Janet Napolitano antes elogiosa apenas se retira reitera sus descalificaciones al país por “la falta de ley en Chihuahua” y “el fallido Estado de Derecho”, mientras sus jóvenes springbreaker se atascan de cocaína y el zalamero Secretario de Seguridad Pública Federal y el desertor titular de Gobernación se desviven con pretextos para salvar la cara.
Ah, pero de seguro todo es culpa de los medios, o al menos así lo supone el jefe del cartel de Los Pinos que hace peroratas sobre la equidad de su guerrita contra el Narco, aunque los datos dicen otra cosa; en fin, para él todo se reduce a que los medios informativos son los causantes de este desastre por dar espacio a la violencia en sus primeras planas. ¿Así o más claro el fascismo?
En una nueva maniobra antidemocrática, este gobierno de simuladores y simulaciones busca mostrarse equilibrado en su esquizoide conducción, pues mientras el titiritero mueve en Los Pinos los hilos para que su patiño impuesto en la dirigencia del PAN maniobre para que su partido trabe alianza con el perredismo, aunque se “desdibuje ideológicamente”; en contraste, ante los medios pondera el ideal de ciudadanizar la política y de ayudar a la supervivencia de la diversidad ideológica no obstante que su mentada “propuesta de reforma política y del Estado” busca acabarla en los hechos desapareciendo a los pequeños partidos.
Sinuosidad semejante sólo equivale a la doblez, en reciente visita, de su discurso sobre el respeto a la Gobernadora de Yucatán –ésa sí constitucional y votada por el pueblo–, mientras envió a su personal, instruido facciosamente, en extraño maridaje del Estado Mayor presidencial, la Secretaría de Gobierno, la Coordinación de Giras, la Secretaría de Desarrollo Social (no por nada cuestionada en la era Zavala y más ahora con la hermana del ex gobernador) y a “estrategas”-porros– políticos y electorales y funcionarios de Acción Nacional para orquestar abucheos, acarreos y provocaciones que deben tener feliz al grisáceo alcalde. Pero, ¿honestamente, se puede esperar algo mejor de quien detenta el cargo por obra de artes oscuras?
Tal vez por eso resulta más asquerosa la claudicación del perredismo, su víctima, ante este gobierno que antes llamó “espurio”, la cual ilustra de cuerpo entero la capitulación en el Senado de un Pablo Gómez en extremo complaciente y obsequioso con el clero católico, perpetrando una nueva traición al ideario del Dr. Mora, la Reforma y el juarismo, al Estado laico y al proceso de la liberación nacional de servidumbres y supercherías. ¿Por qué cosa votarán entonces en realidad los ciudadanos simpatizantes del PRD?

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