Por México, que renuncie YA
Ricardo Andrade Jardí
Imparable la violencia, producto de la IMPUNIDAD, que la corrupción del PRIAN le ha heredado al país. Tan sólo 14 ejecutados en Oaxaca y 8 más en Ciudad Juárez, pese a encontrarse bajo asedio militar Ciudad Juárez.
Sabemos que la dignidad no es algo que acompañe a nuestra clase política y por eso no debemos esperar una acción sensible del usurpador. Pero queda claro que se torna cada día más urgente su renuncia. No basta ya con el argumento de que hay que legislar la revocación de mandato como único instrumento para quitar a quienes se convierten en un peligro de seguridad nacional como es el caso del ilegítimo Fecal. Desde la primera Constitución Política, que los mexicanos nos otorgamos, se contempla el irrenunciable derecho a cambiar de gobierno cada vez que éste deje de ser una institución al servicio del pueblo. Es evidente que si la sociedad no hace todo por que se vaya el usurpador sin perder más tiempo, en unos meses no habrá familia en el país que no cuente con un ejecutado, a nombre de una falsa guerra contra el crimen organizado, al cual se le combate con legalidad y honestidad, de todo lo que carece justamente el usurpador telecrático. No es con balas, que es evidente son muy superiores a las del Estado mexicano, como se logrará terminar con la violencia del narcotráfico. Es con inteligencia. Otra de las grandes carencias del señorito de Los Pinos. La guerra contra el negocio clandestino sólo tendrá éxito en la medida que se prevenga el consumo y se legalice el negocio. No puede seguir siendo una decisión del Estado, lo que el individuo come, viste, fuma y toma. Y menos aún cuando ese mismo Estado permite otras drogas como el alcohol o las de los alimentos sin valor nutricional con grandes concentraciones de aditivos o azucares refinados, que son igualmente drogas e igual o más adictivas que las drogas que hoy se nos prohíben para hacer del narcotráfico el negocio neoliberal más rentable.
La inmoralidad no está, como las conciencias conservadoras quieren hacernos creer, en el consumo de esto o de aquello sólo porque no se encuentra legalizado. Sino más bien en la violencia que la prohibición trae como consecuencia. Violencia que en México ya deja una cifra que supera los 15 mil ejecutados: el sueño de toda dictadura latinoamericana.
Pero el cambio de estrategia ya no será suficiente, la corrupción y la IMPUNIDAD, han logrado que la delincuencia organizada, principalmente la pederasta, la que esclaviza sexualmente al otro y el narcotráfico actúen como un contra-Estado que dicta las reglas y los rumbos del país y que alimenta económicamente la ambición, por complicidad directa u omisión, a nuestros mediocres y apátridas políticos y oligarcas. No esperemos a contar más muertos, Fecal debe, por el futuro de México, renunciar ya.
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