Astillero
Shots con sangrita
Frivolidad ofensiva
Alteración anímica
¿Regular el Art Narcó?
En mala hora se ha incrementado en Felipe Calderón el fallido propósito de ser cómico o parecer simpático o alegre. Justamente cuando crece y se organiza la oposición a sus criminales políticas de guerra interna, el comandante de Los Pinos se esmera en mostrarse despreocupado y falto de angustias, en una suerte de fuga pública que pretende aparentar que el caos está bajo control o que el incendio de la pradera no debe asustar a nadie.
Felipe displicente que lo mismo recibe a Bono que se entrevista (como lo hizo ayer) con Sylvester Stallone o asiste encubierto a uno de los conciertos de U2. Estadista de balompié que se muestra atento al vaivén del tramo postrero de la ratonera liguilla mexicana y utiliza los incidentes violentos de uno de esos partidos para dar ejemplo práctico de lo que sucedería en el mundo si continúa elevándose el calentamiento global. Sonriente, desparpajado, ocurrente, hilarante es como Calderón quiere ser visto: entre más negro sea el panorama, más colorido quiere verse; dime de qué presumes que te sobra y te diré de qué careces.
Cierto es que el inquilino irregular de la casa presidencial ha hecho esfuerzos tan constantes como poco exitosos por ganar sonrisas en sus actos públicos, mezclando anécdotas personales, familiares y políticas en sus discursos, tratando de aligerar el peso a las audiencias cautivas. Pero ahora parece vivir en un estado de alteración anímica falsamente positiva y trágicamente vaciladora, que resulta una ofensa a la memoria de las decenas de miles de muertos que han causado sus errores gravísimos en la conducción del país y su obsesión enfermiza con lo bélico y que también es un motivo de gran preocupación e indignación para quienes diariamente ven consolidarse el poder de las bandas del narcotráfico y el derrumbe de lo que quedara del tal estado de derecho y la eficacia institucional sin que el presunto piloto del avión haga mejor cosa que exhibir la forma en que disfruta de la vida y generar palabrería torpe, impropia y frívola.
En mala hora se ha incrementado en Felipe Calderón el fallido propósito de ser cómico o parecer simpático o alegre. Justamente cuando crece y se organiza la oposición a sus criminales políticas de guerra interna, el comandante de Los Pinos se esmera en mostrarse despreocupado y falto de angustias, en una suerte de fuga pública que pretende aparentar que el caos está bajo control o que el incendio de la pradera no debe asustar a nadie.
Felipe displicente que lo mismo recibe a Bono que se entrevista (como lo hizo ayer) con Sylvester Stallone o asiste encubierto a uno de los conciertos de U2. Estadista de balompié que se muestra atento al vaivén del tramo postrero de la ratonera liguilla mexicana y utiliza los incidentes violentos de uno de esos partidos para dar ejemplo práctico de lo que sucedería en el mundo si continúa elevándose el calentamiento global. Sonriente, desparpajado, ocurrente, hilarante es como Calderón quiere ser visto: entre más negro sea el panorama, más colorido quiere verse; dime de qué presumes que te sobra y te diré de qué careces.
Cierto es que el inquilino irregular de la casa presidencial ha hecho esfuerzos tan constantes como poco exitosos por ganar sonrisas en sus actos públicos, mezclando anécdotas personales, familiares y políticas en sus discursos, tratando de aligerar el peso a las audiencias cautivas. Pero ahora parece vivir en un estado de alteración anímica falsamente positiva y trágicamente vaciladora, que resulta una ofensa a la memoria de las decenas de miles de muertos que han causado sus errores gravísimos en la conducción del país y su obsesión enfermiza con lo bélico y que también es un motivo de gran preocupación e indignación para quienes diariamente ven consolidarse el poder de las bandas del narcotráfico y el derrumbe de lo que quedara del tal estado de derecho y la eficacia institucional sin que el presunto piloto del avión haga mejor cosa que exhibir la forma en que disfruta de la vida y generar palabrería torpe, impropia y frívola.
Ayer, en Las Vegas, el Gran Viajero se permitió la ligereza de hacer mal humor negro en una reunión internacional relacionada con viajes y turismo: los jóvenes estadunidenses que pasan escandalosas vacaciones en México (springbreakers, se les llama) no recibieron en esta ocasión más balazos (shots) que los de tequila. Aun cuando los destinatarios fueran los ejecutivos turísticos a los que quisiera encajar la idea de que no deben excluir a México de sus rutas y promociones, fue particularmente mala esa combinación de conceptos en el contexto de la realidad mexicana. No es que se pretenda exigir al jefe formal de la nación que porte permanentemente el luto que debería llevar a causa de la tragedia que se vive ni que sus palabras sean de una solemnidad funeraria, pero el licenciado Calderón debería cuidar sus expresiones en materia de balas y tequila para que no produzcan ira o burlas, según el temperamento de quienes se enteran de esos sintomáticos deslices discursivos del demasiado alegre administrador del cementerio nacional.
Astillas
El administrador de Sinaloa, Mario López Valdez (Malova), podría agregar a su lista de prohibiciones efectistas la de las edificaciones lujosas que son conocidas como Art Narcó. En Culiacán, un joven arquitecto relató a un tecleador astillado que en cierta ocasión recibió un peculiar encargo: construir una alberca que llevara en su parte inferior la reproducción de una de las escenas más famosas de la película Scarface, con detalles de oro que pudieran ser vistos desde la superficie. Meses después, otro profesionista escuchó a otra familia adinerada pedirle una alberca similar a la que sus hijos habían visto en casa de uno de sus amigos, pero con Scarface en posición de estar disparando, y con más oro en los detalles. Y hubo quien compró mosaico italiano, con reproducciones de pinturas famosas, para colocarlo en su cochera de casi mil metros cuadrados. ¿Se animará también el musical Malova a entrarle a la regulación de los ejemplos inmobiliarios del poder del narcotráfico, que tanto alientan a las nuevas generaciones a aspirar a tener esos lujos?... Vicente Reyes de León plantea y pregunta: “En Las Vegas le entregaron un reconocimiento a Calderón por ser el primer jefe de Estado en haber firmado el denominado ‘libro de oro’ de cierta asociación afín al turismo mundial. ¿Cuál es el beneficio inmediato para nuestro país el que la máxima autoridad del mismo haya llegado primero a tal firma? Lamentable y patético en lo que dedica su tiempo y nuestros impuestos ‘Sir’ Calderón”... Hay un esfuerzo propagandístico del gobierno federal en busca de aparentar que algo se hace para frenar los crímenes contra migrantes. Primero se destituyó a algunos delegados federales del INM a los que enseguida se les concedió el honor de que oficialmente hubiesen salido de sus cargos por “rotación de mandos” y no por complicidades, corrupción y criminalidad desde la alta burocracia. Ahora el encargado de la secretaría de Gobernación, el licenciado Blake, hace giras aéreas y pronuncia discursos para cumplir con la obligación de simular, que ni siquiera estaba siendo cumplida... Cuauhtémoc Cárdenas mantiene su postura de calculada indefinición rumbo al 2012: no se incluye pero tampoco se excluye. No entra en ningún cálculo serio la probabilidad de que el fundador del PRD pudiera incorporarse a la competencia por la candidatura presidencial a estas alturas, cuando todo se ha centrado en dos figuras claramente definidas. Pero el ingeniero Cárdenas mantendrá distancia y, con la poca o mucha fuerza que le quede, resultaría natural que buscara negociaciones que den curso y espacio a la corriente que aún encabeza... Y, mientras el gobierno da un golpe al cártel del Pacífico normalmente muy poco tocado (ah, perdón, el gobierno de Estados Unidos, en Estados Unidos), ¡feliz fin de semana!, en espera del concierto que el próximo 25 dará La Banda de las Recodas, con “más de 140 sicarios en escena”.
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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