NORBERTO AMAYA,
Periódico Cómo?
31 de Dic. 2010
La realidad que vive el país, obliga a definir nuevos rumbos y a tomar posiciones, es urgente hoy detener la violencia y vencer el miedo, una sociedad destrozada en lo moral, sin perspectiva económica y con ataduras políticas, es una sociedad condenada al fracaso en todos los sentidos. No se puede sostener ya una agenda de gobierno que ha demostrado su fracaso y que conduce a un profundo abismo a los mexicanos.
La actual política económica ha llevado a la desgracia a millones de mexicanos, el campo está destruido, la industria nacional en quiebra y el futuro de millones de jóvenes se ha visto truncado, no hay certidumbre y mucho menos alguna expectativa y optimismo en el destino del país, si se continúa con el neoliberalismo depredador y los malos gobiernos. No se trata de ser pesimista, por el contrario, debemos abordar los problemas de frente, para proponer y exigir salidas, lo peor es esconder la cara y vivir en la vergüenza.
Plantearse la necesidad de cambiar, es un asunto de primer orden, una tarea inevitable para quienes hacemos política y construimos proyectos, viables y precisos, sin demagogia alguna, hoy hacer el cambio es profundizar la pelea por las reformas necesarias de todas las instituciones del país y por supuesto avanzar en la reforma del estado, creando un nuevo sistema político y sustituyendo a la partidocracia corrupta y envenenada.
La realidad que vive el país, obliga a definir nuevos rumbos y a tomar posiciones, es urgente hoy detener la violencia y vencer el miedo, una sociedad destrozada en lo moral, sin perspectiva económica y con ataduras políticas, es una sociedad condenada al fracaso en todos los sentidos. No se puede sostener ya una agenda de gobierno que ha demostrado su fracaso y que conduce a un profundo abismo a los mexicanos.
La actual política económica ha llevado a la desgracia a millones de mexicanos, el campo está destruido, la industria nacional en quiebra y el futuro de millones de jóvenes se ha visto truncado, no hay certidumbre y mucho menos alguna expectativa y optimismo en el destino del país, si se continúa con el neoliberalismo depredador y los malos gobiernos. No se trata de ser pesimista, por el contrario, debemos abordar los problemas de frente, para proponer y exigir salidas, lo peor es esconder la cara y vivir en la vergüenza.
Plantearse la necesidad de cambiar, es un asunto de primer orden, una tarea inevitable para quienes hacemos política y construimos proyectos, viables y precisos, sin demagogia alguna, hoy hacer el cambio es profundizar la pelea por las reformas necesarias de todas las instituciones del país y por supuesto avanzar en la reforma del estado, creando un nuevo sistema político y sustituyendo a la partidocracia corrupta y envenenada.
Recorriendo el país encontramos miseria y abandono de las actividades productivas, así como la presencia nefasta de los monopolios que atrofian y destruyen los mercados regionales y las economías familiares, el campo es parte de las novelas de Juan Rulfo o “yerma” del ilustre escritor Agustín Yáñez, una tragedia mexicana que nadie acepta. Los sectores de la producción están seriamente afectados, pero esto no se toma en cuenta desde las alturas de un gobierno al servicio de los grandes capitales, así es como de manera cotidiana se destruye a un país y se acaba con los recursos naturales, de nada sirve que se legisle o que hayamos sido anfitriones de la cumbre contra el cambio climático o que pregonen los funcionarios y secretarios que hoy estamos "despegando en la economía". Nada es cierto, vivimos engañados y sometidos a la información de los merolicos y las telenovelas, así lo quiere un gobierno apátrida y al servicio de los peores intereses, así quiere el gobierno a un pueblo analfabeta y sin cultura y mucho menos que conozca su historia.
La necesidad de cambiar es un reto, pero también tenemos que cambiar nosotros, en saber que queremos y a donde vamos, en conocer nuestras fortalezas y debilidades, en definir políticas públicas, en la aplicación real del poder ciudadano y en la exigencia de que sean los municipios el eje central de la actividad comunitaria, en comprender que es en los estados donde debemos impulsar los proyectos regionales y darle vida a las economías de los pueblos que los integran, que es en el pacto federal donde encontráremos mejores definiciones para el camino de la república-
Hay que establecer prioridades para el norte, ubicar con justeza nuestros problemas fronterizos y de migración, esto también vale para el sur, definir una nueva orientación en las zonas metropolitanas, estableciendo nuevas reglas y acuerdos, entender que los asuntos de la contaminación, el cuidado del agua, los bosques, transporte y acceso a los bienes elementales para vivir, requieren de ser abordados con otra visión y actitud. Lo mismo debe suceder con nuestras costas, lagos y ríos, esto es debemos cambiar porque así lo requiere el país y el mundo. Desde una perspectiva de izquierda, progresista y democrática, aceptando que nuestras ideas no son las únicas y debatiendo otras, pero desechando aquellas que una y otra vez nos han llevado al fracaso y a la miseria, Otro mundo es posible, Desde la izquierda se puede.
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