María Teresa Jardí : Elecciones que dan cuenta del extravío de la clase política

Elecciones que dan cuenta del extravío de la clase política
Por María Teresa Jardí

Mientras nos enteramos sin asombro, hay que decirlo, de que los hijos de la Sahagún también se encuentran detrás de los fraudes a Pemex, la cifra de ejecutados aumenta.
Oficialmente ya vamos por los 34 mil impunemente asesinados por las fuerzas del orden, responsables de la existencia de las fuerzas del desorden que con sicarios a modo, kaibiles incluidos, actúan en México con impunidad absoluta.
Treinta y cuatro mil asesinados, que si usamos el mismo patrón que se utiliza en la Procuraduría para las denuncias, es decir, aceptando, conservadoramente, que de cada diez delitos que se cometen por delincuentes en contra de las personas comunes y corrientes, es decir que no son ni policías ni delincuentes, sólo un delito se denuncia, quizá no sea exagerado pensar que ya debemos ir por los 340 mil impunemente asesinados en tan sólo cuatro años de desgobierno atroz de la derecha usurpadora.

No sé si se juega o no el futuro de México en la elección, entre priístas, que hoy se realiza en Guerrero. Desde el inicio el ganador fue designado por Beatriz Paredes, que como promotora del PAN, siendo presidenta del PRI, no ha dejado de trabajar. La que se opuso al nombramiento del candidato natural de ese partido, que era, el impresentable Angel Aguirre Rivero. Imponiendo, la Paredes, a otro como candidato del PRI a sabiendas de las nulas posibilidades que para obtener el triunfo tenía Añorve.
La dirigente del PRI es una promotora más de la lucha descarnada para que el PRI no gane en 2012. Y el partido receptor de la basura, cachó al impresentable Aguirre Rivero, porque así estaba decidido por Calderón y la Paredes, quizá, incluso desde el asesinato, impune, de Chavarría.
Y el PAN puso otro candidato perdedor para acabar uniéndose al que llevaba al candidato ganador decidido entre el usurpador y la Paredes. Pero el PRD no es el partido que gana la elección de hoy. Que no se haga ilusiones nadie. Hoy la elección de Guerrero la ganan el usurpador y los promotores del PRI y del PRD que buscan que el PAN siga en 2012.
La dirigencia del PRD, no es ningún secreto, de manera pública lo hace el “Chucho mayor”, trabaja para que se siga imponiendo en 2012 la dictadura, a modo del imperio asesino, con la derecha panista como cabeza, asesina de mexicanos pobres —y algunos ricos molestos que se suman a la masacre como daños colaterales o de plano como asesinados a secas— que le sobran al imperio, que ha logrado, merced a mercenaria clase política mexicana, ver convertido a México en su patio trasero.
Da risa la elección que se celebra hoy en Guerrero. Elección cuyo ganador fue decidido entre la Paredes y Calderón, ordenándole a su “Chucho”, a quien debía llevar el PRD como candidato, a pesar de Aguas Blancas, a pesar del cada día mayor malestar ciudadano en contra de los intereses del pueblo guerrerense que en Sánchez Anaya ya cobra a otra víctima, a pesar de los pesares, pues.
El PRD no gana nada hoy, aunque vaya a ganar —así está decidido— el candidato priísta del PRD. El PRD es el verdadero perdedor aunque gane Rivero. Pero en esta elección también se alza como perdedor el PRI, que, para bien del PRI, quiero creer, ya no encabeza la Paredes.
Risa daría la “elección” de hoy en Guerrero, decidida de antemano, si no tuviéramos tantos motivos para llorar por México. No sé si se juega en ella el futuro de México. Pero en todo caso da buena cuenta del extravío de los dirigentes de los partidos políticos.
A los partidos treinta y cuatro mil asesinados no les importan y prefieren traicionarlo todo con tal de seguir aunque sea cachando el pequeño bocado que, como a los chuchos, les tiran sus amos mientras hacen gracias para ganarlo.
Ahora fue Gaviria el que tomando el micrófono le hizo saber a México lo errada que es la lucha contra la delincuencia organizada sin atacar a los capos que despachan desde los poderes. Pero los partidos seguirán, como marionetas de la telebasura en que se encuentran convertidos, jugando a unas elecciones que para la ciudadanía hace tiempo perdieron el sentido.