jueves, enero 13, 2011

Jorge Canto Alcocer : Encinas, la izquierda congruente y la Resistencia Nacional

Encinas, la izquierda congruente y la Resistencia Nacional
Jorge Canto Alcocer


La proclamación de Alejandro Encinas como precandidato de la izquierda al gobierno del Estado de México es, indudablemente, un gran paso dentro del proceso de construcción del movimiento de Resistencia Nacional. No solamente es un triunfo personal de Andrés Manuel López Obrador, sino es una gran victoria para la izquierda mexicana congruente, encabezada en este momento, precisamente, por Encinas Rodríguez.
Alejandro Encinas pertenece a una generación de indiscutible transición en el movimiento de izquierda mexicano, cuyas primeras acciones políticas públicas iniciaron a mediados de la década de los setenta del pasado siglo, después de las salvajes represiones gubernamentales de 1968 y 1971, y en el marco de la furibunda “guerra sucia” del echeverrismo. En ese contexto, los militantes de la izquierda tomaron uno de dos caminos: la lucha armada y clandestina, como la que derivó pasados los años en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; y la lucha política pacífica, a través de organizaciones sociales y partidos políticos, particularmente del Partido Comunista Mexicano, legalizado por la Reforma Política de 1977, y que alcanzó su registro y sus primeras representaciones legislativas y municipales en 1979.


Desde aquellos años, en los que estudiaba economía en la UNAM, Encinas optó por la vía política, manifestando su ideología y su compromiso social en la revista “Estrategia”, editada por el Instituto de Investigaciones Económicas de nuestra máxima Casa de Estudios a nivel nacional. También inició su participación partidista en el Partido Comunista, así como en sus sucesores Partido Socialista Unificado de México y Partido Mexicano Socialista.
En 1985, a la edad de 31 años, Encinas Rodríguez alcanzó su primer puesto político de responsabilidad al ser electo diputado suplente del veterano luchador ferrocarrilero Demetrio Vallejo, a cuya muerte, en diciembre de aquel año, obtuvo la titularidad de la curul, comenzando a destacar como un orador firme, moderado y persuasivo.
En 1989, el año del derrumbe del Muro de Berlín y del colapso del socialismo soviético, Encinas ingresó al Partido de la Revolución Democrática, distinguiéndose desde aquel momento y hasta la fecha por su congruencia y compromiso con el verdadero actuar y sentir de la izquierda nacional. En ese contexto, sus posiciones fueron acercándose de manera gradual e inequívoca con las de Andrés Manuel López Obrador, uno de los más importantes líderes del nacionalismo institucional de la Revolución Mexicana, que desde 1987 fue primero aislado y luego excluido del Partido Revolucionario Institucional, y que encontró en el PRD su espacio político de acción.
Además de su espléndida trayectoria como funcionario público de alto nivel desde el 2000, Encinas manifestó sus muy elevadas dotes políticas cuando ejerció durante más de un año la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, particularmente cuando supo apoyar, y al mismo tiempo moderar, el movimiento de resistencia popular al fraude electoral de 2006 y la posterior usurpación del Poder Ejecutivo. Haber manifestado una inequívoca lealtad al movimiento, al tiempo que continuó encabezando las labores administrativas de una de las ciudades más grandes del mundo, mostraron su temple, responsabilidad y compromiso.
Independientemente del resultado electoral del próximo julio en el Estado de México, la sola candidatura de Encinas es una noticia muy grata para quienes estamos convencidos de la necesidad de transformar la ruinosa realidad de nuestro país. Ya sea como gobernador de la entidad más poblada de México, o desde cualquier otra trinchera política, Alejandro Encinas Rodríguez representa uno de los mayores capitales humanos con los que contamos para esa ingente, ambiciosa e ineludible tarea.

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