"La Pelirroja" colgada, la guerra perdida de Calderón
Federico Arreola
31 de Diciembre, 2010 - 09:02
Hace no muchos días, una mujer encarcelada en el penal del Topo Chico acusada de secuestrar personas en la región citrícola de Nuevo León, Elizabeth Muñiz Tamez, alias "La Pelirroja", fue liberada por un comando armado. Ocurrió mientras ella era trasladada, prácticamente sin vigilancia, de un hospital a la cárcel. Rápidamente, todos los funcionarios y guardias de la penitenciaría fueron considerados sospechosos de haber participado en el rescate de "La Pelirroja".
Hoy, día último del año, en la calle Gonzalitos de Monterrey, una de las más importantes de la ciudad, amaneció colgada de un puente peatonal, como en película de Hollywood, una mujer extraordinariamente parecida a "La Pelirroja", tan parecida que los agentes policiacos que la encontraron no tienen duda de que se trata de la secuestradora recientemente rescatada por un comando armado.
Monterrey, todavía hace pocos años, era una ciudad modelo, paradigma de pujanza empresarial. Dejó de serlo. Hoy la capital de Nuevo León destaca por la violencia, por los muertos a diario, por las balaceras. Es el ejemplo más acabado de las consecuencias de una guerra absurda, sin sentido, sin estrategia, diseñada a lo tonto para darle credibilidad a un gobernante, Felipe Calderón, que no la tiene porque surgió de un proceso electoral viciado, fraudulento.
Federico Arreola
31 de Diciembre, 2010 - 09:02
Hace no muchos días, una mujer encarcelada en el penal del Topo Chico acusada de secuestrar personas en la región citrícola de Nuevo León, Elizabeth Muñiz Tamez, alias "La Pelirroja", fue liberada por un comando armado. Ocurrió mientras ella era trasladada, prácticamente sin vigilancia, de un hospital a la cárcel. Rápidamente, todos los funcionarios y guardias de la penitenciaría fueron considerados sospechosos de haber participado en el rescate de "La Pelirroja".
Hoy, día último del año, en la calle Gonzalitos de Monterrey, una de las más importantes de la ciudad, amaneció colgada de un puente peatonal, como en película de Hollywood, una mujer extraordinariamente parecida a "La Pelirroja", tan parecida que los agentes policiacos que la encontraron no tienen duda de que se trata de la secuestradora recientemente rescatada por un comando armado.
Monterrey, todavía hace pocos años, era una ciudad modelo, paradigma de pujanza empresarial. Dejó de serlo. Hoy la capital de Nuevo León destaca por la violencia, por los muertos a diario, por las balaceras. Es el ejemplo más acabado de las consecuencias de una guerra absurda, sin sentido, sin estrategia, diseñada a lo tonto para darle credibilidad a un gobernante, Felipe Calderón, que no la tiene porque surgió de un proceso electoral viciado, fraudulento.
No tengo duda de que los grandes empresarios de Monterrey, que tanto hicieron para impedir la victoria de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de 2006, viven actualmente aterrorizados cuando visitan la Sultana del Norte porque, es un hecho, muchos de ellos pasan por la ciudad solo para atender, a las carreras, sus negocios. Es que, comprensiblemente, los regiomontanos que pueden se han marchado ya al extranjero.
Esos empresarios, que tanto aplaudieron la victoria a la mala de Calderón, que quizá financiaron las campañas de odio contra AMLO (las del "peligro para México"), espero que ya hayan entendido que se equivocaron. Que México ya no puede ser un país viable si su sistema político está basado en la inmoralidad.
Ojalá en 2012 dejen que la gente se exprese libremente en las urnas. Y si la gente decide, como en 2006, que la opción de cambio está a la izquierda, que la dejen decidir. Solo así se le pondrá remedio a la perdida guerra de Calderón contra el narco.
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