La necesidad de analizar
desde otras ópticas el fenómeno del narcotráfico
María Teresa Jardí
Mientras nos seguimos enterando --la parte pensante que entiende que somos un
pueblo condenado a vivir en el infierno-- de cómo nos ganan otros países la
partida de lo que nunca debimos dejar de ser los mexicanos: el pueblo solidario
que desbordaba el orgullo que la generosidad hacia el otro trae consigo.
Mientras en Ecuador, el presidente Rafael Correa se prepara para dar asilo a
Julián Assange, quien en el pasado a los mexicanos habría recurrido en busca de
ese amparo que a México ubicaba como el país admirado al que aspiraban a
parecerse el resto de países hermanos de América Latina. A bofetadas enteran a
Peña, en el entendido de que el TRIFE, no haciendo lo correcto, no anule la
elección que ya tiene otro motivo para ser anulada, a bofetadas, por si acaso,
enteran a Peña y a los impresentables coordinadores futuros de la bancada
priista en un legislativo que ya se define a sí mismo como incluso peor que el
de los seis años de fecalismo atroz que hemos sufrido los mexicanos. A punta de
fotografías, que por las redes circulan profusamente amén de ser tema de
primera plana de la prensa del mundo, enteran a Peña de que el imperio no tiene
amigos y sólo busca vasallos.
A Obama las cuentas le indican que no va camino de ganar de nuevo la
presidencia. Qué es peor el otro, dicen algunos analistas. Convencida estoy de
que no hay uno mejor porque el sistema es lo que no funciona y tampoco los
gobernantes gringos deciden más allá de lo que sus amos les mandan. Así que da
igual para el mundo que sea blanco, negro o pelirrojo, quien encabece al
imperio productor de terroristas. Imperio convertido en el enemigo número uno
de la humanidad. Imperio cabeza, vía la CIA, de los carteles que se ocupan del
narcotráfico y de los otros delitos aún más abominables como la trata de
blancas o la venta de órganos que los mismos criminales manejan como negocio,
al lado de la guerra que también fomentan los yanquis, incluso porque el
tráfico de armas también deja, ya se sabe, ríos de dólares.
A estas alturas miente quien diga que no sabe que a “El Chapo” el gobierno
encabezado por Vicente Fox le abrió las puertas del penal donde el PRI lo había
confinado.
Pero es claro también que Fox lo hizo siguiendo el mandato ordenado por los
yanquis. Como el exgobernador de Quintana Roo, acusado, aprehendido y
extraditado por sus pares, hoy negocia un trato más benévolo asumiendo su
responsabilidad en el lavado de dinero.
Pares, los del exgobernante que, cumpliendo las mismas ordenes han cometido
igual número de delitos y la misma cantidad de atrocidades. Es el caso también
del general Rebollo y de los actuales generales presos con el coste de
desprestigio, ordenado en contra del Ejército nacional, acatada la orden por
Calderón al servicio de los yanquis, para que Peña pueda traer a un asesino
colombiano a seguir asesinando a los mexicanos pobres que son un lastre para el
imperio, que a México ha decidido convertir en laboratorio del modelo de la
dictadura que pretende imponer en toda América Latina.
Obama va por “El Chapo” en el intento por demostrar que sí combate lo que
impulsa a países con entreguistas que los mandatos del imperio obedecen. Y,
haciéndole Rajoy el paro a Obama, aprehende, al que aparece retratado con Peña
y con Gamboa Patrón, acusado de sus nexos con “El Chapo”.
A tiempo está el TRIFE de hacer lo correcto por un país que no merece la
sangrienta masacre que el imperio le depara como futuro sin esperanza de
cambio.
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