domingo, agosto 12, 2012

La necesidad de analizar desde otras ópticas el fenómeno del narcotráfico

La necesidad de analizar desde otras ópticas el fenómeno del narcotráfico
María Teresa Jardí 

Mientras nos seguimos enterando --la parte pensante que entiende que somos un pueblo condenado a vivir en el infierno-- de cómo nos ganan otros países la partida de lo que nunca debimos dejar de ser los mexicanos: el pueblo solidario que desbordaba el orgullo que la generosidad hacia el otro trae consigo. Mientras en Ecuador, el presidente Rafael Correa se prepara para dar asilo a Julián Assange, quien en el pasado a los mexicanos habría recurrido en busca de ese amparo que a México ubicaba como el país admirado al que aspiraban a parecerse el resto de países hermanos de América Latina. A bofetadas enteran a Peña, en el entendido de que el TRIFE, no haciendo lo correcto, no anule la elección que ya tiene otro motivo para ser anulada, a bofetadas, por si acaso, enteran a Peña y a los impresentables coordinadores futuros de la bancada priista en un legislativo que ya se define a sí mismo como incluso peor que el de los seis años de fecalismo atroz que hemos sufrido los mexicanos. A punta de fotografías, que por las redes circulan profusamente amén de ser tema de primera plana de la prensa del mundo, enteran a Peña de que el imperio no tiene amigos y sólo busca vasallos.


A Obama las cuentas le indican que no va camino de ganar de nuevo la presidencia. Qué es peor el otro, dicen algunos analistas. Convencida estoy de que no hay uno mejor porque el sistema es lo que no funciona y tampoco los gobernantes gringos deciden más allá de lo que sus amos les mandan. Así que da igual para el mundo que sea blanco, negro o pelirrojo, quien encabece al imperio productor de terroristas. Imperio convertido en el enemigo número uno de la humanidad. Imperio cabeza, vía la CIA, de los carteles que se ocupan del narcotráfico y de los otros delitos aún más abominables como la trata de blancas o la venta de órganos que los mismos criminales manejan como negocio, al lado de la guerra que también fomentan los yanquis, incluso porque el tráfico de armas también deja, ya se sabe, ríos de dólares.
A estas alturas miente quien diga que no sabe que a “El Chapo” el gobierno encabezado por Vicente Fox le abrió las puertas del penal donde el PRI lo había confinado.
Pero es claro también que Fox lo hizo siguiendo el mandato ordenado por los yanquis. Como el exgobernador de Quintana Roo, acusado, aprehendido y extraditado por sus pares, hoy negocia un trato más benévolo asumiendo su responsabilidad en el lavado de dinero.
Pares, los del exgobernante que, cumpliendo las mismas ordenes han cometido igual número de delitos y la misma cantidad de atrocidades. Es el caso también del general Rebollo y de los actuales generales presos con el coste de desprestigio, ordenado en contra del Ejército nacional, acatada la orden por Calderón al servicio de los yanquis, para que Peña pueda traer a un asesino colombiano a seguir asesinando a los mexicanos pobres que son un lastre para el imperio, que a México ha decidido convertir en laboratorio del modelo de la dictadura que pretende imponer en toda América Latina.
Obama va por “El Chapo” en el intento por demostrar que sí combate lo que impulsa a países con entreguistas que los mandatos del imperio obedecen. Y, haciéndole Rajoy el paro a Obama, aprehende, al que aparece retratado con Peña y con Gamboa Patrón, acusado de sus nexos con “El Chapo”.
A tiempo está el TRIFE de hacer lo correcto por un país que no merece la sangrienta masacre que el imperio le depara como futuro sin esperanza de cambio.

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