Casa de citas
Por: Redacción de
www.sinembargo.mx
En México, las instituciones son capaces de emprender una guerra contra el narco, donde se han invertido miles de millones de pesos y que también ha dejado un saldo rojo de más de 60 mil muertos, miles de desaparecidos y desplazados, pero no lo son a la hora de exigir que una empresa como Soriana explique sí hizo un trato millonario con el PRI y el PVEM para generar un programa de “premios” a quienes votaron por Enrique Peña Nieto. Las evidencias están ahí: hay miles de facturas de compra y tarjetas que, presuntamente, fueron usadas por los priistas para comprometer el voto por el mexiquense y que están siendo entregadas desde distintos puntos de la República lo mismo por ciudadanos que por la coalición PRD-PT-MC, como pruebas del supuesto delito al Instituto Federal Electoral (IFE). El Sorianagate ha generado una intensa cobertura en los medios internacionales y una reacción de reclamo de los usuarios de redes sociales. Cibernautas mexicanos han registrado en video y con fotografías los momentos en que cientos de personas acuden a las tiendas Soriana y Bodega Aurrera tarjeta en mano, para canjear productos por los 1,000, 500 ó 200 pesos que supuestamente el PRI les habría dado a cambio de su voto. Hay razón de sobra para exigir que el Sorianagate sea aclarado tanto por la dirigencia del PRI, como por el director de Organización Soriana, el empresario lagunero Ricardo Martín Bringas, si lo que está en juego es transparentar este proceso electoral, que ha sido el de mayor irregularidades en la historia del país.
El gobernador priista del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas, salió al paso de las acusaciones pero su argumento nomás no convence: dice que en su entidad, donde se ha detectado el mayor reparto de esas tarjetas, el uso de las mismas era parte de un programa social para favorecer la educación. El PRI, además, anunció que prepara una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR) por el presunto montaje con el que el PRD pretende acusar a esa fuerza política de compra de votos a cambio de beneficios en esa cadena de tiendas de autoservicio, la segunda más grande del país después de Wal-Mart. Pues eso, esos argumentos del tricolor, que parecen sacados de la chistera, también deben ser investigados. ¿O es que en México sí se tiene la capacidad para desatar una guerra sangrienta, que ha dejado una estela de destrucción social y económica en el país, pero no para combatir la influencia de prominentes familias con origen en Coahuila –los Martín Bringas y Martín Soberón– que, por cierto, por mucho tiempo fue capital del PRI?
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