viernes, julio 27, 2012

Cómo evitar un Estado indefenso

Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Cómo evitar un Estado indefenso

El PAN, no obstante su debacle electoral, podría salir ganando si logra derrotar a Felipe Calderón, quien pretende mantenerse vigente en política mediante el control del partido. Se convertiría en el factor que necesita el PRI para sacar adelante las iniciativas reaccionarias que habrá de presentar en el Congreso. Afortunadamente, se vislumbra una división que reducirá la capacidad del partido blanquiazul como fuerza política. Vale tal señalamiento por la forma de ser del todavía inquilino de Los Pinos, a quien sólo interesan sus proyectos, no el futuro del instituto que lo llevó a las alturas de las que le será muy difícil bajar.
Hay un sector muy fuerte en el PAN que sabe el daño que le hizo al partido la “guerra” de Calderón contra el crimen organizado, su apoyo a subordinados de pésima imagen, como se demostró en las pasadas elecciones. Este grupo, contrario a los designios de Calderón, que encabeza Josefina Vázquez Mota, cerrará filas para evitar que el inquilino de Los Pinos se quede con el partido a través de uno de sus íntimos. Trascendió que la semana pasada, Calderón se reunió con un grupo de consejeros que considera leales, para convencerlos de la conveniencia de que lo apoyen en su pretensión de ser el factor fundamental del partido. Esto, desde luego, no gustó a quienes desean deshacerse del calderonismo, por considerarlo un lastre que les traería serias consecuencias en el futuro.

Como quiera que sea el resultado de la confrontación, el PAN no tiene futuro como partido con la fuerza suficiente para sacar al PRI nuevamente de Los Pinos, mucho menos si los calderonistas se quedaran como la corriente principal. No, porque ya quedó claro que no tiene la capacidad suficiente para ser una opción de gobierno, menos aún cuando el PRI reúne las condiciones necesarias para complacer a la oligarquía. Ante tal realidad, al panismo no le queda otra alternativa que pasar a ser la segunda fuerza del priísmo, pues finalmente ambos partidos tienen la misma ideología conservadora, el mismo programa económico, la misma actitud entreguista a intereses extranjeros.
El PAN saldrá de Los Pinos para no regresar nunca más, por la sencilla razón de que la oligarquía reaccionaria ya no lo necesita. Pero el PRI tampoco tiene mucho futuro como partido, porque las bases que antes tuvo lo habrán de abandonar, en el supuesto caso de que se concretara la imposición ilegal y antidemocrática de Enrique Peña Nieto. Así sería, sin duda, porque su proyecto de gobierno sería más reaccionario que el del PAN, debido a las exigencias de los grupos de poder trasnacional, mayores que en el pasado reciente. Esto se advierte fácilmente por las presiones que están ejerciendo sobre la clase política en el poder, las principales empresas trasnacionales del sector energético y de la industria minera.
Serán mayores, desde luego, si Peña Nieto llegara a Los Pinos con el sello de espurio, como así lo hace suponer el empecinamiento del PRI en evitar que se limpie la porquería con la que “ganó” las elecciones. Así lo advierten políticos conscientes y responsables, como Ricardo García Cervantes (lo es a pesar de su militancia en el PAN), quien ha insistido en que las autoridades electorales cumplan con la ley sin cortapisas. Dijo, en sesión de la Comisión Permanente: “México sería vulnerable si quedan en la impunidad las denuncias sobre corrupción en cadenas comerciales como Wal Mart, Soriana, HSBC, Monex, entre otras”. Hizo hincapié en este último caso, al afirmar que “por el bien de la República, las autoridades tienen que dar a conocer lo que pasó en Monex”.
En efecto, el país quedaría muy indefenso ante la comunidad internacional por la bien ganada fama de corrupta de su clase política, sin asideros de ningún tipo para enfrentar las presiones de los grandes intereses trasnacionales. De ahí el imperativo de continuar firmemente la lucha en favor de la transparencia electoral, hasta lograr la anulación de los comicios presidenciales de julio, la mejor opción para evitar que el país se hunda en un lodazal de desprestigio a nivel internacional, y lo peor, en una ingobernabilidad interna como consecuencia de la nula autoridad moral de un “gobierno” espurio, necesitado del apoyo del exterior para resistir la oposición del pueblo, que cada día iría en aumento.
Este es el mejor momento para que las fuerzas progresistas asuman su responsabilidad histórica con visión de futuro, sin mezquindades. La derecha mexicana no cuenta con bases sociales para defender su proyecto anacrónico y antidemocrático, incluido el PRI, pues lo que se compra con dinero no puede verse como algo confiable y duradero. La lealtad de la sociedad se gana con resultados, con una actitud solidaria, con verdadero patriotismo que se manifieste en una estricta defensa de los intereses nacionales. Es ahora o nunca.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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