viernes, julio 27, 2012

Alternancia no es democracia

Alternancia no es democracia 
Por: Hilda García
www.sinembargo.mx


Todo apunta a que la democracia en México se entiende como alternancia, no como un ejercicio ciudadano y de trabajo por parte de los partidos a favor de los mismos ciudadanos para contender en las elecciones. De acuerdo con lo publicado por el diario Excélsior, el todavía presidente Felipe Calderón en su reunión con consejeros del PAN en el Estado de México, los instó para trabajar juntos con el objetivo de sacar al PRI de Los Pinos en seis o doce años. Es cierto que los políticos tienen sus propios sentires y aficiones, sus filias y sus odios, pero me parece que para el carácter de un Presidente no está el hablar de partidismos ni de revanchismos. Es cierto que ya pasó la veda electoral, pero en estos momentos no creo que sea lo más adecuado hablar.  Y menos cuando se espera el dictamen final de una elección en la que se han denunciado compra de votos, pase de topes de financiamiento en campañas y el rol de las televisoras. Cuando todavía hay una sociedad que sale a protestar en diversas ciudades, no sólo de México, sino a nivel internacional pidiendo democracia real y revisión de nuestro sistema político que se dice democrático, no creo que sea el momento para decir que se piensa regresar en seis o doce años. Todavía falta resolver esta elección. Pero  aún si tan sólo volteáramos a las futuras elecciones, en el discurso queda velada la idea de la alternancia en el poder disfrazada de ejercicio democrático.
Pareciera que sólo hay espacio para el PRI y el PAN. No hay espacio ni para fuerzas terceras, que en las dos últimas elecciones no se han quedado en tercer lugar, ni para las demandas de una sociedad abierta, cambiante, demandante. Esto me recuerda la época en la que Porfirio Díaz, después de estar en la presidencia por cuatro años le cedía su puesto a su compadre a Manuel González entre 1880 y 1884 como una manera de mantenerse en el poder. Al término de la presidencia de González, Díaz se quedaría al mando del país hasta 1911. Si bien el mismo diario aclara que el mandatario se siente obligado ética y políticamente a mantener activo su trabajo para que México logre la plena democracia que el PRI no garantiza, esta idea no luce ni en su discurso de alternancia en el poder, ni en sus comentarios. Para Calderón ya quedó claro que diga lo que diga el IFE, que “haiga sido como haiga sido”, el PRI ya ganó y que el PAN regresará. Calderón le levantó la mano a Enrique Peña Nieto del PRI. Lo mismo hicieron tanto Barack Obama como Hugo Chávez y más recientemente lo hizo la misma Hillary Clinton como secretaria de Estado. En su momento, el mismo Vicente Fox, poco antes de la jornada electoral pidió apoyar la elección a favor de Enrique Peña Nieto.  Todo un ex mandatario al que se le añaden méritos históricos de haber permitido la primera alternancia en el poder después de 71 años de Gobierno del PRI, echaba por la borda cualquier idea de democracia. Visto así, no importan las instituciones que debe terminar de validar la elección en unos días, a la vez que tampoco importa el trabajo de administración pública que beneficie a las mayorías o que resuelva parte de nuestra atrasada agenda educativa, de salud, de empleo bien remunerado o de energéticos. Lo que importa es volver al poder. Dejar por ahora a los compadres que se los cedieron hace 12 años y en la alternancia pensar que hay una democracia. Unos y otros se turnan entre ser el Díaz o el González de la época. Nos falta mucho por avanzar en el tema democrático, pero más aún nos falta entender los costos sociales que nos deja un país dividido y en el que la confianza se ha tornado más que porosa. La política no es un partido de futbol. En medio de los resultados, en medio de los juegos y los procesos, muchas dudas, desilusiones y divisiones se han ido internalizado en la sociedad mexicana. La construcción de la democracia, antes que nada, debería de fortalecer el sentido de la confianza  de que la política es a favor del electorado y de que los electores podrán elegir a quien o quienes consideren sus representantes más adecuados. La democracia no es que se vote por uno y por el otro para después regresar o compartir la Presidencia.  La democracia es un ejercicio de y para los ciudadanos, más allá de los mismos políticos con sus filias y con sus fobias. La alternancia no es democracia, es sólo alternancia. Es decir, un día tiene el poder un partido y otro día lo tiene otro. La democracia exige un respaldo de la mayoría de la sociedad de cualquier plan o proyecto político que beneficie a las mayorías.

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