martes, julio 24, 2012

Frente amplio en ciernes

Frente amplio en ciernes
Por : Sergio Cortés Sánchez

Entre el fraude azul de 2006 y la patriótica subasta tricolor del 2012, las instituciones se han ido al carajo. Con base en diciembre del año 2006, hoy la pérdida de credibilidad del Poder Judicial es de 17 por ciento; de 13 por ciento la del Poder Ejecutivo; de 11 por ciento la del Instituto Federal Electoral; de 6 por ciento la de los militares. Los obispos y sacerdotes cayeron en 12 por ciento y los medios comunicación hoy tienen 16 por ciento menos que hace un sexenio. Los que mejoraron sus índices de credibilidad fueron los senadores y diputados y los organismos patronales; aun así, sus niveles de aceptación siguen estando más cerca de la incredulidad. Mención singular  merecen los dirigentes de los partidos, que aumentaron su credibilidad en 13 por ciento entre diciembre de 2006 y julio de 2012; en estos momentos 47 por ciento de los ciudadanos del municipio de Puebla cree mucho o algo en sus dirigentes de partido, y 40 por ciento cree poco o nada, y 13 por ciento no opinó.

Del total de ciudadanos que creen mucho o algo a los dirigentes de su partido favorito, los que se autodefinen priistas son 11 por ciento;  10 por ciento son panistas; 13 por ciento son del Movimiento Progresista y 13 por ciento no se identifica con ningún partió, pero reconoce a un líder político. El frente amplio anticorrupción tiene tres agrupamientos: los sin identidad partidaria; los amlistas y los panistas, que sumados son 36 por ciento de los ciudadanos del municipio de Puebla que tienen teléfono en casa.  Son antipriistas casi la mitad de los ciudadanos que creen mucho o algo en sus dirigentes; dos de cada tres de esos ciudadanos que creen en su dirigencia política tiene una escolaridad de bachillerato o superior y dos de cada tres de ellos cree que la elección presidencial no fue limpia. Los alumnos rechazados de la UAP posiblemente se incorporen al movimiento anticorrupción, y también es posible que el movimiento social de los jóvenes converja con los de los Morenos y se forme un frente amplio popular que tenga más de un líder moral y político y más de una causa en común.
La imposición de Enrique Peña Nieto junto al Estado fallido y al simulacro del cambio panista están propiciando la emergencia de un frente amplio al margen de los partidos que, entre otras demandas, refrenda la legitimidad y legalidad de las instituciones. Para la mayoría absoluta de ciudadanos del municipio poblano que disponen de teléfono en casa, no hay certeza del resultado de la elección presidencial; los partidos no compitieron en igualdad de condiciones ni fueron tratados de la misma forma por la televisión; el proceso electoral no fue legal ni se respetó el voto; el PRI no puede ganar sin trampas y el crimen organizado estuvo involucrado en el proceso electoral y apoyando a los priistas. Habiendo evidencia de la inequidad del proceso electoral y de la compra y coacción del voto, no hay mucha esperanza de que el Tribunal Electoral actúe conforme al mandato constitucional y declare la invalidez de la elección presidencial. Si tal fuera el dictamen de los magistrados del Tribunal Electoral y de los de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en otoño tendremos un frente social amplio a la vera de los partidos; como otros tantos que el neoliberalismo ha procreado al secuestrar la democracia formal que otrora invocaba.

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