jueves, agosto 16, 2012

Virginia González Melgarejo : La confianza, pieza clave para la gobernabilidad


La confianza, pieza clave para la gobernabilidad
Por: Virginia González Melgarejo

 “Sin agentes (policiacos) confiables el país no podrá tener seguridad”. Esta frase, pronunciada en la ceremonia de inauguración de un parque allá en su tierra natal Michoacán el domingo pasado por quién, desde 2006, ha usurpado la presidencia de México, tiene mucho de verdad y por primera ocasión en algo estoy de acuerdo con Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa: la confianza es indispensable, pero no sólo en los policías, yo iría más allá, la confianza en todas las autoridades, empezando por quién es el titular del Poder Ejecutivo.
Ahora resulta, después de seis años y más de 70 mil muertos, que el señor se da cuenta de que una policía confiable es lo que necesita el país, pues por ahí hubiera empezado, no que ansioso por lograr una legitimidad que las urnas no le dieron, inició en el país esta absurda guerra que ha sembrado muerte, miedo y dolor en miles de familias mexicanas. Antes “daños colaterales”, hoy las víctimas son reconocidas como “muertos por presunta rivalidad delincuencial”. Según cifras oficiales, hasta septiembre de 2011 se contaban 47 mil 515 asesinatos, que en su mayoría han quedado en completa impunidad, una huella más de este nefasto sexenio.

El individuo que se robó la elección presidencial en 2006, “haiga sido como haiga sido”, sostuvo a pesar de todo al frente de la Secretaria de Seguridad Pública Federal a un oscuro personaje, Genaro García Luna, con lo que sumó un desatino más, pues los malos resultados de la dependencia saltan a la vista. El propio García Luna no se ha sometido a la evaluación permanente a la que deberían someterse todas las policías, y siendo la cabeza de esa dependencia esa evaluación sería indispensable dada su reputación tan oscura como los resultados de su única certificación que hasta hoy se desconocen.

Lo que mal empieza, mal termina

El gobernador Fausto Vallejo en el mismo acto del domingoen Michoacán, llamó a esa entidad un “oasis de paz y tranquilidad” lo que pareciera una burla, pues ese mismo fin de semana ese estado se vio nuevamente agraviado en el municipio de Apatzingan y Ciudad Hidalgo por terribles enfrentamientos, en los que  en medio de balaceras se secuestraron vehículos de carga para luego incendiarlos y atravesarlos en las carreteras, lo que derivó en el envió de más de 15 mil soldados y policías a la zona. La ola de muertes no cesa, aunque los discursos llenos de cinismo quieran tapar el sol con un dedo.
Lo más lamentable es que en el país la desconfianza de los ciudadanos hacia las autoridades va en aumento. Muy caro nos costó a los mexicanos la usurpación de Felipe Calderón, pero más caro aun nos va a costar la pretensión de imponer a Peña Nieto, quien carga tras de sí escandalosas sumas de dinero, cuya procedencia no ha podido ser explicada, que lo impulsan y tratan de imponer como presidente de México, y que más temprano que tarde habrán de cobrarle las facturas sin importar para ello  el  agravió a un país entero y el destino de la nación, cuando la confianza en las autoridades debería ser la pieza clave para establecer la gobernabilidad en cualquier país que se diga medianamente demócrata.

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