jueves, agosto 16, 2012

Jaime Ornelas Delgado : Sostener la esperanza



Sostener la esperanza
Por: Jaime Ornelas Delgado

Aún son muchos mexicanos que, encabezados por Andrés Manuel López Obrador, sostienen la esperanza de construir en México una verdadera democracia.
La pretendida normalidad, basada en el fraude cotidiano y los abusos del poder como esencia del funcionamiento de las instituciones, no ha logrado vencer la resistencia de un movimiento social acosado por los medios y por quienes se pretenden vencedores en una sociedad donde las conductas fraudulentas se premian con el “éxito”.
En medio de la euforia por la medalla de oro obtenida por el equipo de futbol en Londres, el movimiento social que acompaña a López Obrador no ha sucumbido a la indiferencia social promovida por las dolosas campañas de desprestigio en contra de quienes sólo piden el cumplimiento de la Constitución. 
Los mexicanos, muchos millones, han sido testigos del desastroso gobierno de Felipe Calderón y sus más de 70 mil muertos, los miles de desaparecidos y otros tantos desplazados como resultado de una guerra interminable contra el narco; a lo que se suman los elevados índices de desempleo y el aumento constante de los pobres; a esos mexicanos también preocupa la posibilidad del regreso del viejo PRI, el de la intolerancia y el autoritarismo, de la persecución a la disidencia y la represión masiva y selectiva, esos millones de ciudadanos, en el ejercicio legítimo de sus derechos, mantienen vivo el mensaje de quien representa la esperanza de otro país posible.

La estrategia mediática, utilizando las encuestas que se decían creíbles pues las hacían pasar como sustentadas en metodologías “científicas”, no logró vulnerar el prestigio de quien ha logrado un gran arraigo entre los diferentes sectores de la sociedad mexicana y  que fueron capaces de diferenciar entre esa estrategia y el sustento de candidatura en un proyecto viable, atractivo y capaz de entusiasmar a millones de mexicanos que lo hicieron suyo y lo siguen creyendo posible.
No es difícil comprender que en un país donde existen más de 52 millones de personas en condiciones de pobreza, sea posible comprar el voto a cinco o seis millones de ciudadanos. Para quienes niegan esa posibilidad, puede ser que 500 ó mil pesos no signifiquen nada, pero para los millones de mexicanos en pobreza extrema significan mucho, demasiado, a veces todo. Por eso resulta factible y creíble el uso de las tarjetas Monex y/o las de Soriana para comprar voluntades y votos, tanto como los movimientos ilícitos en cuentas bancarias de gobiernos accionadas por funcionarios de la campaña priísta. Todo esto forma parte de una realidad evidente que el IFE se niega a reconocer con el argumento de que no tienen facultades de fiscalización –por lo menos eso dicen algunos consejeros–, lo cual significa que no habrá delito que perseguir. Como siempre, en México hay delitos pero no delincuentes y mucha impunidad.
Hoy más que nunca, Andrés Manuel López Obrador mantiene viva la esperanza de que México comience a cambiar y evitar otra oportunidad perdida para los mexicanos.

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