DESFILADERITO
No al PRImen Organizado
Jaime Avilés
Christian Viera, quien en su cuenta de
Twitter se autodescribe como “desaforado y aflojado en terracería” --palabras
que significan “simpatizante de AMLO”-- se acercaba caminando a su casa en
Guadalajara, el sábado por la tardenoche, cuando una camioneta cubierta de
escudos del PRI y fotos de Enrique Peña Nieto le cerró el paso.
Al instante bajaron del
vehículo individuos –no alcanzó a saber cuántos-- armados y encapuchados con
pasamontañas. Uno le gritó: “¡Ya valiste verga, ya valiste verga!”. Christian
echó correr y escuchó disparos. Un proyectil “pegó cerca”. Pero “como
vivo entre calles privadas” --escribiría en Twitter minutos después-- logró
salvarse.
El intento de secuestro que
sufrió debe proyectar la luz de los reflectores ciudadanos hacia el nuevo actor
político que entró en escena con Peña Nieto: el terror. Desde 2004, cuando se
desató la pejemanía, el movimiento encabezado por el político tabasqueño no
había sido blanco, salvo incidentes esporádicos, de acciones de represión
directa.
Todo eso cambió, drásticamente,
en cuanto Peña Nieto comenzó a recorrer el país como candidato presidencial del
PRI. Transcribo párrafos del Desfiladero número 491, que La Jornada se negó a
publicar el sábado 19 de mayo de 2012:
“Y mientras continúa zumbando
el avispero en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia,
tras la brutal represión que desató contra los estudiantes el gobierno priísta
de Fausto Vallejo, y mientras los de la autónoma de Querétaro se felicitan
porque echaron a Quadri y los de la autónoma de Nuevo León critican a sus
autoridades porque no les permitirán interpelar a Peña Nieto, ayer por la
mañana [17/05/2012], alumnos de la Ibero (campus DF) hicieron un mitin frente a
las instalaciones de Televisa Santa Fe, y los del ITAM se manifestaron ante las
de Televisa San Angel, exigiendo equidad informativa, cese a las calumnias de
los levantacejas, que los tacharon de “porros”, y que termine el divorcio entre
la realidad y los noticiarios.
”Antes del viernes negro en
la Ibero [11/05/2012] que desnudó al verdadero maniquí sonriente, ése que
titubea al hablar en público pero no duda en lanzar a sus guaruras electrónicos
y a sus escoltas paramilitares en contra de civiles indefensos que le externan
su rechazo y su hartazgo, las televisoras ya habían percibido la debilidad de
Peña Nieto y quizá por eso guardaron silencio cuando el 21 de enero pasado, en
el repleto auditorio Telmex en la capital de Jalisco, hombres con aspecto de
matones molieron a golpes a jóvenes que desde las tribunas abucheaban al
abanderado del PRI, y que fueron sacados a la calle y amenazados con quedar
presos si no se retiraban pero ya (vean en Youtube “reprimen protesta contra
Peña Nieto en Jalisco”).
”Como bien lo documentó Julio
Hernández en su Astillero de anteayer [16/05/2012], las televisoras tampoco
dieron a conocer la otra paliza que paramilitares asestaron a manifestantes
anti Peña Nieto en Saltillo, al día siguiente de la catástrofe en la Ibero, y
mucho menos informaron que dos días más tarde, en Córdoba, Veracruz, hombres
con aspecto militar y ropas de civil, enviaron al hospital a una mujer con
lesiones internas y secuestraron durante más de 12 horas a seis muchachos que
exhibían mantas anti Peña Nieto y coreaban consignas contra él.
”A siete domingos de las
elecciones, todo sugiere que en México ha estallado una rebelión juvenil a la
cual empiezan a sumarse alumnos de todas las instituciones educativas –la
Nicolaíta de Michoacán, el Tec de Monterrey, la Ibero, el ITAM, la UVM, la
UNAM, la UAQ, la UANL y la UACM, por lo pronto--, y como la política es también
el arte de atrapar la pelota al vuelo, pasado mañana, a las 16:00, en la plaza
de las Tres Culturas en Tlatelolco, AMLO encabezará una reunión con estudiantes
de todos los estratos sociales, pertenecientes a esa franja de 24 millones de
jóvenes en edad de votar, que representan a 30 por ciento del electorado
(Gabriela Rodríguez dixit).
”Cuando redacten la crónica de
esta lucha por el poder, los amantes del rigor no podrán olvidar que hubo un
antes y un después de la visita de Peña Nieto a la Ibero: la mañana del viernes
11 de mayo, cuando el candidato de la olinarquía y las televisoras
rompieron su alianza histórica con los hijos de la clase media alta, desdeñando,
por ignorancia, que en todo proceso de cambio, cuando la clase media alta se
radicaliza, las viejas estructuras de dominación se desploman, y si no se
desploman se tambalean y se ven obligadas a ceder...”
Hasta aquí el extenso fragmento
del Desfiladero que –a petición de Luis Hernández Navarro, actual “teórico” de
#YoSoy132-- ya no salió impreso en La Jornada, como era costumbre sábado a
sábado desde 2001, un desdichado incidente que a la postre ocasionaría mi
salida definitiva de La Jornada, diario al que serví desde octubre de 1995.
Lamento profundamente mi ruptura con el periódico que dirige mi hermana grande,
doña Carmen Lira Saade, pero deploro mucho más que ese órgano informativo haya
soslayado los primeros indicios de lo que ahora podemos ver claramente como la
alianza de Peña Nieto con el crimen organizado y el empleo de sicarios como
agentes del terror político en contra de la Resistencia Civil Pacífica
encabezado por López Obrador.
El domingo 22 de julio, en el
municipio michoacano de Paracho, desapareció el coordinador de jóvenes de
Morena en el Distrito Federal, Diego Antonio Maldonado Castañeda, de 26 años de
edad, y sus acompañantes, Ana Belem Sánchez y Luis Enrique Castañeda Nava, ambos
de 28. Estaban participando en unas jornadas de trabajo social y se habían ido
a dormir a su hotel, el sábado 21 cuando, en la madrugada, hombres armados los
sacaron de sus habitaciones y se los llevaron nadie sabe a dónde. Desde
entonces sus familiares y amigos no han vuelto a tener noticias de ellos.
Días más tarde, el domingo 28
de julio, en Poza Rica, Veracruz, desapareció Félix García, líder de #Y0Soy132
en esa localidad. Anteayer, en Guadalajara, estuvo a punto de correr la misma
suerte Christian Viera.
El terror político, expresado
mediante acciones como las que afectaron a estos jóvenes opositores al PRI, se
suma al descubrimiento de ligas entre Peña Nieto y una célula del narcotráfico
recién detenida en Madrid y a las abundantes pruebas de una mega operación de
lavado de dinero y compra de votos orquestada por el PRI para robarse la
Presidencia en los comicios del primero de julio.
Ayer, al término de la
expofraude celebrada en el Zócalo, donde AMLO reiteró que la lucha contra la
imposición del narcocopete continuará y cumplirá sus objetivos, Jesusa
Rodríguez informó que las evidencias de la compra de votos por medio de
tarjetas de Soriana, Banca Monex, Ixe, Bancomer, Santader y SíVale, así como
incontables elementos más, se irían desde el Zócalo hacia el Tribunal Electoral
en un camión de 25 toneladas.
El fin de semana que terminó
ayer y culminó con la victoria de la selección mexicana de futbol en la justa
olímpica y la clausura de los juegos de Londres, coincidió con el fracaso de
los vaticinios chocarreros de quienes dieron por hecho que el tribunal
aprovecharía las circunstancias para declarar “vencedor” a Peña Nieto. Qué
bueno que no ocurrió nada así, porque ahora, la expansión del terror a cargo
del PrimenOrganizado obliga a las “autoridades” cómplices y a los ciudadanos de
a pie a emplear todas las formas posibles de lucha hasta que los resultados del
primero de julio sean declarados no válidos y los culpables de echar a perder
el proceso que iluminó las esperanzas de cambio de decenas de millones de
votantes, reciban merecido castigo.
Porque si el fraude da pie a un
narcogobierno, el terror estilo Gestapo o Triple A Argentina será nuestra nueva
pesadilla cotidiana. Por eso, hoy también estaré en Twitter, en la cuenta
@Desfiladero132. Y mañana publicaré aquí una Carta a mis compañeros de La
Jornada.
Jaime Avilés
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