Casa de citas
Por: Redacción de:
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Justo en el día de su cumpleaños 50, el sábado pasado, el presidente Felipe Calderón Hinojosa confesó ante empresarios, gobernadores, deportistas y legisladores con los que celebró su onomástico en Los Pinos, que a principio de su sexenio fue blanco de una amenaza de muerte. El móvil para ese supuesto atentado era justo el avión que lo llevaría a una gira de trabajo por el interior del país. “Determiné realizar el viaje en medio de un dispositivo muy amplio de seguridad. Antes de ello, grabé un mensaje para mis hijos en el que les aseguraba que en caso de ocurrirme algo debían de tener la certeza de que su padre estaba cumpliendo las tareas que creía necesarias”, dijo, de acuerdo con una cita publicada en el periódico El Universal. En el pasado, Calderón Hinojosa ya había hablado de amenazas, pero nunca había dado información concreta. Si acaso, como antecedente, está una declaración del 10 de agosto de 2009 hecha por Ramón Eduardo Pequeño, entonces jefe de la Sección Antinarcóticos de la Policía Federal, quien aceptó que, tras ser detenido, el narcotraficante Dimas Díaz Ramos, presunto operador financiero del Cártel del Pacífico al servicio de Ismael Zambada, “El Mayo”, había confesado un plan de esa banda para atentar contra la vida de Calderón.
Sin embargo, esta vez el propio Presidente abrió la data y con ello también revivió las sospechas que han girado sobre los accidentes de aviación donde murieron dos de sus mejores amigos, cabezas de la Secretaría de Gobernación, la responsable de atender la política interior del país. Recordamos cómo la meteórica carrera política del hombre más cercano a Calderón, su amigo personal Juan Camilo Mouriño, quien entonces fungía como secretario de Gobernación, acabó de forma trágica la noche del 4 de noviembre de 2008, cuando el avión donde viajaba (un Learjet modelo 45), de regreso de una gira San Luis Potosí, se estrelló en calles de las Lomas de Chapultepec, en la Ciudad de México. Tres años después, la mañana del 11 de noviembre de 2011, otro de los amigos más cercanos al Jefe del Ejecutivo federal, José Francisco Blake Mora, quien entonces también se desempeñaba como secretario de Gobernación, falleció al desplomarse el helicóptero que lo transportaba de la Ciudad de México a Cuernavaca, Morelos. Ambos casos, sabemos, fueron calificados por las autoridades como “desafortunados accidentes”, luego de investigaciones de “peritos especializados”. Las coincidencias en la forma en que murieron esos altos funcionarios y su cercanía con Calderón han dado pie a un sinfín de rumores. Ahora, es el propio Presidente quien revive el “sospechosismo”. Él habría sido el blanco de un atentado de aviación, dijo. Y si es así, las autoridades debería dar los detalles completos de ese hecho y de otros más que, por lo que aceptó Felipe Calderón y los antecedentes citados, se hayan presentado en la actual administración. Es de interés general, por los cargos y responsabilidades de estos funcionarios públicos, que se sepa la verdad.
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