IMSS. Outsourcing: evasión patronal y sindicatos
de protección
Gustavo Leal F.*
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2007 ya
documentaba el crecimiento de los microempresarios informales que no
registraban sus propios establecimiento respecto de los que sí lo hacían,
conforme a la ley. Hasta 66 por ciento eran adultos jóvenes de 25 a 49 años.
Con el argumento de que la competitividad no está
por encima del incumplimiento del estado de derecho, en 2008 el IMSS enfrentó
la oposición patronal a la regulación del outsourcing.
El crecimiento de la economía informal, la contratación
bajo el régimen de honorarios asimilables a salarios –creado por la Secretaría
de Hacienda– y la falta de adecuada fiscalización frenaban el registro de
empresas ante el IMSS.
Entre 2005 y 2007 sólo una de cada 10 fue dada de alta.
El IMSS reconocía:Hay un problema muy grande de economía informal y de
trabajadores que, cobrando sólo por comisiones y honorarios, no tienen
protección.
Bajo la figura de esos honorarios, el alta del trabajador
coincide con que el patrón retiene el impuesto y lo entera directamente al
fisco. Pese a disponer de un convenio específico con el Servicio de
Administración Tributaria (SAT) para el intercambio de bases de datos, la
fiscalización del IMSS con miras a evitar la elusión-evasión de cuotas
obrero-patronales para este tipo de esquemas ha sido escandalosamente pobre. La
disparidad de datos entre el IMSS y el Inegi ha sido también evidente.
La propia Auditoría Superior de la Federación (ASF)
sostuvo que el IMSS incumplía su ley (artículo 251) al dejar de afiliar a
quienes estarían obligados. En 2008, apenas 19 por ciento del total de los
obligados lo hacían. De los 4 millones 290 mil obligados 3 millones 475 (81 por
ciento) entre personas físicas y morales estaban fuera del registro.
Para la ASF, las herramientas informáticas que
simplifican los trámites de afiliación, IMSS desde su empresa, kioscos
informáticos y la difusión cartas de derechos y deberes patronales, eran
insuficientes. Por tanto, recomendó al instituto que instruyera para que se
realicen las gestiones necesarias, a fin de implementar programas de
aplicación de cobertura, a efecto de garantizar el registro de los patrones y
demás sujetos obligados a los que les corresponda afiliarse a la seguridad
social y así cumplir con lo dispuesto en la ley.
A los trabajadores afiliables al IMSS y a los que no lo
están, el patrón losesconde en su propia casa. Datos institucionales
revelan que para 2008, del total de asalariados que deberían estar cotizando y
no lo hacen, 27 por ciento laboraba en esos domicilios.
Este segmento excluye a los trabajadores domésticos que,
de acuerdo con la ley, no son de afiliación obligatoria. Influye también el
desconocimiento sobre los derechos de los trabajadores. La ley señala que para
tener una relación laboral no es necesario el contrato escrito, sólo mantener
subordinación (trabajo asalariado) con un patrón. Según estimaciones del IMSS,
90 por ciento de estos trabajadores que deberían estar afiliados sólo tienen un
contrato verbal. Entre los que laboran sin local, el IMSS destaca que la
proporción que están en casa del patrón es más grande que los ambulantes.
A partir de 2008, el SAT, junto con el IMSS, el Infonavit
y el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP) verificarían las empresas
dedicadas a la prestación de servicios profesionales y suministro de recursos
humanos para evitar la evasión y elusión fiscal de cantidades inmensas por
medio de subcontratistas. Un grupo especial para realizar auditorías a 445
firmas que ofrecían servicios con la opción de dejar de pagar nómina y
prestaciones para reducir los costos laborales hasta en 30 por ciento.
Según Carlos Cárdenas Guzmán, entonces vicepresidente de
Asuntos Fiscales del IMCP, las autoridades fiscales ya tenían identificado hasta
el automóvil que maneja el principal promotor de este esquema de evasión
porque, además es el único Rolls Royce de su tipo en México.
La expansión del mercado de subcontratistas se daba bajo
las figuras de sociedades cooperativas, sociedad en nombre colectivo,
integradoras e integradas, sociedades de solidaridad social y hasta sindicatos
y uniones.
En el caso de una cooperativa, por ejemplo, se afiliaba
como socios a los trabajadores de una persona moral para evadir el registro del
IMSS, SAR e INFONAVIT y las respectivas aportaciones. Se eliminaban el
aguinaldo y vacaciones, así como el impuesto sobre nómina y el reparto de
utilidades.
Hay que agregar el severo impacto de los sindicatos
fantasmas de protección sobre las finanzas del IMSS. Durante 2008 detentaban
cerca de 92 por ciento de los contratos colectivos del país, cobrando altas
cuotas y controlando la sindicalización. La masa de dinero en juego corría a
través de igualas mensuales a seudolíderes sindicales para mantener en
paz a los trabajadores. Dirigentes y despachos de abogados al cargo de la
venta de protección sindical para las empresas, cobraban cuotas por trabajador
y recibían pagos especiales por evento: despidos masivos y recorte de
prestaciones entre otros.
Esa figura de outsourcing se legaliza con la
reforma laboral calderonista del 1º de septiembre 2012, defendida por –el ahora
senador– Javier Lozano, quien que se ha ganado a pulso el más unánime de los
repudios.
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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