Una sociedad agraviada
Por: Virginia González Melgarejo
Estamos viviendo situaciones jamás antes
vistas en una campaña presidencial. La ola de manifestaciones en contra del
PRI, y del candidato a la presidencia de la República de Televisa, se han
generalizado a todo lo largo y ancho del país; la manipulación, está siendo
vencida por una ciudadanía que exige estar mejor informada.
En días pasados el periódico londinense The
Guardian reveló los tratos millonarios de la empresa Televisa para
posicionar a Enrique Peña Nieto en la opinión pública del país; en realidad, el
rotativo inglés sólo confirma lo que a diario, por años ha sido evidente en
México.
El repudio hacia Peña ha tenido eco en un
país en donde los ciudadanos sistemáticamente han sido golpeados por las
crisis generadas bajo los gobiernos neoliberales, ya sean del PRI o del PAN,
que en casi tres décadas lo han llevado hasta donde nos encontramos el día de
hoy: al borde del despeñadero.
Devaluaciones que llevaron a que muchos
mexicanos perdieran su patrimonio, represión, violencia y odio en contra de
quienes opinaban diferente y una gran corrupción, fueron un sello de los
gobiernos priístas; siete décadas, que no concluyeron con el ascenso de un
pobre ranchero, empleado de una transnacional, que frustró la transición y
traicionó a la democracia para traicionar ahora a su propio partido. Vicente
Fox, artífice y promotor confeso del fraude en 2006, le abrió la puerta a
Felipe Calderón, con los resultados de violencia y sangre derramada que todos
conocemos, y en el colmo ahora lo vemos pidiendo que regrese el PRI a Los
Pinos.
Un país agraviado por el despilfarro de
sus gobernantes, por la injusticia y la impunidad, por el mayor número de
periodistas muertos, por la muerte de 49 bebés, por 60 mil familias enlutadas y
los huérfanos que han dejado, por mas de 10 mil desaparecidos, y otro tanto de
desplazados, por el deterioro del poder adquisitivo de la clase trabajadora,
por los gasolinazos, por la baja calidad de la educación, por el desprecio
hacia los jóvenes sin acceso al estudio o al trabajo, una realidad que no
podemos soslayar, y este agravio ha salido a las calles en rechazo a un sistema
que cada día muere más, aquí y a nivel mundial.
Ese repudio no es gratuito; se lo han ganado
a pulso tanto panistas como priistas. Hoy, los ciudadanos tenemos la
oportunidad histórica de dar un giro a esa historia de ofensas. El 1 de julio,
por la vía electoral pacífica, podremos cobrar los agravios a esos partidos que
ya tuvieron su oportunidad y comenzar una nueva república con austeridad de sus
gobernantes, donde haya una mejor distribución de la riqueza, donde se cuide
realmente el patrimonio nacional y en donde haya paz y justicia para todos. Hoy
el cambio verdadero esta en nuestras manos.
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