Carlos Fernández-Vega
México SA
En puerta, otra recesión
México, entre los afectados
ONU: economía anémica
Más claro no puede ser: la economía
mundial se encuentra al borde de otra gran recesión, y la desaceleración
económica más visible se registrará en México y Brasil (en ese orden). Y
esta lapidaria advertencia no proviene de una institución que habla mal
del país(Calderón dixit), sino de la mismísima Organización de Naciones
Unidas (Perspectivas económicas mundiales para 2012 y 2013), la cual estima que
en unescenario pesimista la economía mexicana se desplomaría a menos uno
por ciento en 2012, aunque en el optimista el crecimiento se
aproximaría a 3 por ciento. Para el caso brasileño, la proyección es de 0.5 y 4
por ciento, ambas cifras positivas.
Lo anterior contrasta tajantemente con la
propaganda, igual de triunfal que de fatua, del gobierno calderonista y amigos
que le acompañan, que en pocas palabras presume que la economía mexicana es
de otro planeta (José Angel Gurría, secretario general de la OCDE); que tiene
una posición envidiable, (Agustín Carstens, gobernador del Banco de México),
con fortalezas estructurales en varias dimensiones (José Antonio
Meade Kuribreña, secretario calderonista de Hacienda) y la más alta tasa
de crecimiento desde la década de los 70 (Felipe Calderón, inquilino de
Los Pinos).
Todo indica que el calderonato está dispuesto
a repetir la pifia de 2008 (lo que sería lo de menos, de no ser porque entre
las patas se llevan a millones de mexicanos), es decir, de negar por todos los
medios que la crisis externa tendría efectos en la economía mexicana.
Como bien subraya la ONU, la Unión Europea y Estados Unidos equivalen a
las dos economías más grandes del mundo, y están sólidamente entrelazadas. Sus
problemas se pueden transmitir fácilmente de una a otra y dar lugar a otra
recesión mundial. Los países en desarrollo, que se habían recuperado
fuertemente de la recesión mundial de 2009, se verían afectados a través de sus
vínculos comerciales y financieros. Y sólo hay que recordar de quién depende, y
crecientemente, la economía mexicana.
Entre los señalamientos del citado organismo
multilateral destaca el siguiente: una recesión, sea en Europa o en
Estados Unidos, podría no ser suficiente para inducir una recesión global, pero
sí probablemente el colapso de dichas economías al unísono. Bajo esta premisa,
el escenario pesimista de Naciones Unidas prevé que para 2012 la economía de la
Unión Europea se contraerá a una tasa de 1.5 por ciento y la de Estados Unidos
0.8. Es entonces probable que las economías en desarrollo (la mexicana, entre
ellas) y las economías en transición sufran un choque significativo. El impacto
variará dependiendo de sus vínculos económicos y financieros con las
principales economías desarrolladas, que difieren de país en país. Por ejemplo,
países en desarrollo de América Latina se verían perjudicados por la
disminución de los precios de bienes primarios.
En sus Perspectivas económicas
mundiales para 2012 y 2013, el organismo advierte que la economía mundial se
encuentra al borde de otra crisis importante. El crecimiento de la producción
se ha desacelerado considerablemente durante 2011, y para 2012 y 2013 se prevé
que el crecimiento será anémico. Los problemas que acosan a la economía mundial
son múltiples e interconectados. Los desafíos más urgentes son afrontar la
crisis del empleo y evitar el descenso continuado del crecimiento económico, especialmente
en los países desarrollados, ya que en éstos la tasa de desempleo sigue siendo
alta, bordeando el 9 por ciento, y el crecimiento de los ingresos se ha
estancado, la falta de demanda agregada entorpece la recuperación económica a
corto plazo. Aún más, como cada vez más trabajadores se encuentran desempleados
durante un largo periodo, las perspectivas de crecimiento a mediano plazo se
ven también afectadas por la pérdida paulatina de habilidades y capacitación de
los trabajadores.
La ONU pronostica que los países en
desarrollo y las economías en transicióncontinúen alimentando el motor de la
economía mundial, pero su crecimiento en 2012-2013 estará muy por debajo del
ritmo alcanzado en 2010 y 2011. A pesar de que las relaciones económicas entre
los países en desarrollo se han fortalecido, estos países siguen siendo
vulnerables a cambios en las condiciones económicas de las economías
desarrolladas. Brasil y México sufrirán una desaceleración económica más
visible. Los países de bajos ingresos han experimentado una desaceleración,
aunque leve. En términos per cápita, el crecimiento del ingreso se redujo de
3.8 por ciento en 2010 a 3.5 por ciento en 2011, pero dicha tasa podrá verse
ligeramente superada en 2012 y 2013, a pesar de la desaceleración mundial. Lo
mismo ocurre con el crecimiento promedio dentro de la categoría de países menos
adelantados. Aún así, el crecimiento se mantendrá por debajo del potencial en
la mayoría de estas economías.
La persistencia de un alto nivel de desempleo
sigue siendo el talón de Aquiles de la recuperación económica en los países más
desarrollados. La tasa de desempleo promedio de 8.6 por ciento en 2011 se ubicó
muy por encima del nivel anterior a la crisis (5.8 por ciento, registrada en
2007). En muchas economías desarrolladas la situación actual es peor que la
reflejada en las tasas oficiales de desempleo. En Estados Unidos, por ejemplo,
las tasas de participación han estado en disminución constante desde el
comienzo de la crisis. Cada vez más trabajadores sin empleo por un periodo
prolongado han ido dejando de buscar trabajo, lo que los excluye de las
estadísticas de fuerza laboral. Alrededor de 29 por ciento de los desempleados
en Estados Unidos han estado sin trabajo durante más de un año, muy por encima
del 10 por ciento que había en 2007.
La duración prolongada del desempleo tiende a
tener importantes y duraderos efectos perjudiciales tanto en los individuos que
han perdido sus empleos como en la economía en general. Las habilidades de los
trabajadores desempleados se deterioran en proporción a la duración del
desempleo, probablemente provocando una disminución de los ingresos de aquellos
que eventualmente encuentren nuevos puestos de trabajo. Pero a nivel agregado,
cuanto mayor es la proporción de trabajadores atrapados en el desempleo
prolongado, mayor será el impacto negativo en la productividad de la economía
en el mediano y largo plazos.
Las rebanadas del pastel
Entonces, la propaganda calderonista no tiene
absolutamente nada que ver con la lectura que en otras partes hacen sobre la
verdadera situación económica.
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