miércoles, diciembre 02, 2009

María Teresa Jardí : Ya ni los encuestadores a modo pueden…


Ya ni los encuestadores a modo pueden…
2009-12-02




María Teresa Jardí

Nadie puede ya ocultar lo inocultable: Felipe Calderón no era el adecuado para suceder al también panista Vicente Fox.
La ciudadanía mexicana con esa sabiduría que los pueblos en conjunto tienen aunque no lo sepan, ni menos aún lo busquen entender los gobernantes que no son estadistas. Lo que no lo aquilatan los gobernantes que no son estadistas porque les afecta. El pueblo mexicano salió y votó por otro.
Si Calderón fuera inteligente habría aceptado el recuento de votos. Qué digo aceptado. Lo habría exigido, si culto fuera. Porque la cultura también sirve para apartar a las personas de los fracasos previendo los destinados a serlo.




Y al comprobarse, nuevamente, que no era el triunfador, habría esperado Calderón a la próxima elección incluso para poder entrar por la puerta de adelante.
Y, hoy, en lugar de levantarse leyendo las encuestas que incluso los a modo ya no pueden maquillar del todo sobre su baja aceptación --que es mucho mayor, estoy segura, de la que esas encuestas le dejan ver al usurpador-- la baja aceptación que tiene incluso en una sociedad tan deseducada por la telebasura, que tampoco puede ocultar ya del todo los abucheos que en cualquier lugar público acompañan al usurpador mexicano como pesadilla. Hoy llevaría Calderón. Y no AMLO. Quien desgastado empezaría estar también, aunque de otra manera, por supuesto. Tres años llevaría quien hoy usurpa y quien destinado está a pasar así a la historia mexicana. Tres años en campaña con la seguridad de que elegido mayoritariamente sería dentro de tres, incluso porque en esperanza se habría convertido con su inteligente elección.
Y, México, hoy, no estaría al borde de un estallido. Porque AMLO no necesitaría el estallido para encubrir su corrupción. Y como de una persona inteligente se trataría y como a la democracia habría apostado, por otros rumbos, aunque cambiando el electorado cada vez de partido, el país construyéndose como Estado de Derecho y como República continuaría, el camino interrumpido, por la dictadura de partido. Si inteligente fuera habría entendido que el triunfo del PAN marcaba el inicio de una larga serie de cambios de partido en el sentir ciudadano.
Y, con AMLO, habría sido marginada la derecha neoliberal, en aras del sentir del pueblo mexicano. Y aunque regresando en tres años más la derecha al poder. Gobernantes y gobernados habrían entendido la importancia que los candados sociales tienen en la construcción de una democracia. Lo que probablemente, casi seguro, habría impedido la caída al abismo, que con la falsa guerra de los que involucrados con el narcotráfico se encuentran, a inauditos niveles de violencia al país han adentrado destruyendo el tejido social imprescindible para vivir en paz.
Pero Calderón, además de inculto y poco inteligente, ha dejado en claro que es un gafe. Y de los gafes más vale apartarse, porque lo gafe (fracasado en todo lo que se hace) se contagia como la enfermedad sin cura que es.
Inculto y nada inteligente creyó que iba a ganarle al verdadero ganador y hoy daría estoy segura, y aunque me jugara el cuello la vida no perdería, el que eligió ser usurpador, lo que fuera por sentir un solo domingo, a lo largo de su vida, lo que debe sentir, sin duda, AMLO, aunque él esté acostumbrado, cuando las familias enteras llegamos hermanadas y en romería a cualquiera de sus convocatorias: porque sí, porque él es el que llama, porque seguimos queriendo escuchar lo que tiene que decir, porque nunca de un evento así salimos defraudados, porque esa es la verdadera fiesta ciudadana que a la democracia justifica como forma de gobierno en los lugares donde el fraude no se legaliza convirtiendo al Poder Judicial también en poder a modo que sólo desprecio despierta.
Un gafe es Calderón. Pero también el más grande de los peligros que el país enfrenta. Calderón es mucho más peligroso hoy que hace tres años porque ya nada tiene que perder. Porque ya ni para su mujer cuenta, está claro, de otro modo no se entiende la cursilería. Mientras que los que lo mandan como a un títere lo usan para su propia conveniencia que tiene que ver con corrupción e impunidad inmensa que al país aquejan como los males terminales que sólo AMLO ofrece combatir.

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