Los segundos años
SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ
SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ
En lo referente a la valoración propiamente de la administración municipal, el promedio simple de 15 funciones sustantivas de la gestión (eficiencia para resolver conflictos, combatir la corrupción y la inseguridad; prestación de los servicios de limpia, recolección de basura, mantenimiento de parques y jardines, alumbrado público, señalización vial y seguridad pública y el grado de satisfacción con las obras de guarnición, banquetas, pavimentación, pasos peatonales, puentes y alcantarillas) de Blanca Alcalá es igual a la de Enrique Doger, 0.57, en una escala del cero (insatisfacción) al 1 (satisfacción).
De cinco variables valorativas del desempeño de los presidentes municipales (calificación en escala ordinal y nominal, características del gobierno y del presidente y aprobación de gestión), Blanca Alcalá tiene un registro de 0.66, Enrique Doger de 0.64 y Luis Paredes de 0.46, siempre en escala del cero al uno. El promedio general de las 26 variables mencionadas, que sintetiza la eficiencia de la gestión municipal, es de 0.65 para Blanca Alcalá, de 0.62 para Enrique Doger y de 0.44 para Luis Paredes.
Las administraciones de Luis Paredes y Enrique Doger se gestaron en abierto conflicto con el gobernador en turno; la de Blanca Alcalá, en cambio, gozo del beneplácito de Mario Marín. Las valoraciones del segundo año de gestión de Doger y Alcalá fueron muy altas, mejores que la que en su momento tuvo Mario Marín en su segundo año de presidente municipal; incluso, comparando cómo Doger y Alcalá desempeñaron sus cargos y cómo lo hizo el gobernador Mario Marín, los alcaldes ganan el duelo. El desempeño de Doger y Alcalá no fue suficiente para que su partido los considerara para responsabilidades mayores; a la eficiencia se antepuso la incondicionalidad.
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