Élite decisoria
La identidad y el posicionamiento electoral del PRI, sin postulación oficial de precandidatos a los cargos ejecutivos a renovarse, es muy superior a la del PAN. Contrario a lo practicado en procesos locales anteriores, los grupos locales del PRI incidirán muy poco en la decisión de las dos principales carteras: gobernador de Puebla y presidente municipal de Puebla. La intención de voto del PRI en elección de gobernador es sólo cinco puntos menor a la registrada por el mejor posicionado de ese organismo, que es Blanca Alcalá Ruiz; con otros referentes, la intención del voto hacia el PRI es nueve puntos más alta que la de los Enriques (Doger y Agüera) y 15 puntos más alta que la de Javier López Zavala.
La crisis económica y las tardías e insuficientes medidas de política económica asumidas por el Ejecutivo federal ya han definido la orientación del voto: desde hace cinco meses, los ciudadanos del municipio de Puebla que disponen de teléfono fijo en sus viviendas se identifican más con el PRI que con el PAN y, rechazan por igual a ambos partidos. El saldo entre los que se identifican con el PRI y los que lo rechazan es positivo, en tanto que ese saldo es negativo para el PAN. Solamente un político probo, con experiencia y credibilidad de parte del PAN, o uno que adolezca de esos atributos en el PRI, podrían revertir el mejor posicionamiento a nivel de esos dos partidos. Una tercera fuerza electoral no se avizora en este proceso electoral.
En intención de voto a la elección de gobernador el PRI supera al PAN por 11 puntos o más en siete encuestas telefónicas aplicadas en este año a ciudadanos radicados en este municipio; en otras tres encuestas telefónicas se preguntó la intención de voto a la elección de presidente municipal, y el margen de superioridad del PRI sobre el PAN fue de 13 puntos o más.
Desde el pasado mes de marzo los precandidatos del PAN y del PRI a la gubernatura y a la presidencia municipal no han dejado de hacer discreto y sutil proselitismo. Si a los ciudadanos del municipio de Puebla les compitiera elegir a los candidatos del PRI, la terna ganadora sería Blanca Alcalá, Enrique Doger y Enrique Agüera; si lo hicieran únicamente los priistas, Javier López Zavala empata con Enrique Aguera en la tercera posición. Si los ciudadanos definieran al candidato del PAN a la gubernatura, Rafael Moreno Valle sería el abanderado; el mismo resultado se observa si la decisión fuera sólo de los ciudadanos que simpatizan con el PAN, en ambos casos, la distancia entre Moreno Valle y Ana Teresa Aranda es de 1.5 a 1.
En la granja de los priistas puede haber rebelión, aunque no en los términos definidos por los Tigres del Norte. Si la cúpula nacional del PRI falla a favor del gobernador Mario Marín Torres y le otorga poder pleno para excluir a otros herederos de Casa Puebla o a figuras carismáticas de ese organismo (Enrique Doger, Mario Montero, Jesús Morales Flores), la ventaja electoral de ese partido puede esfumarse, como ya se registró en la elección de candidatos del PRI a la presidencia de la República del año 2006, cuando un precandidato priista acusaba a otro de corrupción: los burros hablando de orejas.
SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ
La identidad y el posicionamiento electoral del PRI, sin postulación oficial de precandidatos a los cargos ejecutivos a renovarse, es muy superior a la del PAN. Contrario a lo practicado en procesos locales anteriores, los grupos locales del PRI incidirán muy poco en la decisión de las dos principales carteras: gobernador de Puebla y presidente municipal de Puebla. La intención de voto del PRI en elección de gobernador es sólo cinco puntos menor a la registrada por el mejor posicionado de ese organismo, que es Blanca Alcalá Ruiz; con otros referentes, la intención del voto hacia el PRI es nueve puntos más alta que la de los Enriques (Doger y Agüera) y 15 puntos más alta que la de Javier López Zavala.
La crisis económica y las tardías e insuficientes medidas de política económica asumidas por el Ejecutivo federal ya han definido la orientación del voto: desde hace cinco meses, los ciudadanos del municipio de Puebla que disponen de teléfono fijo en sus viviendas se identifican más con el PRI que con el PAN y, rechazan por igual a ambos partidos. El saldo entre los que se identifican con el PRI y los que lo rechazan es positivo, en tanto que ese saldo es negativo para el PAN. Solamente un político probo, con experiencia y credibilidad de parte del PAN, o uno que adolezca de esos atributos en el PRI, podrían revertir el mejor posicionamiento a nivel de esos dos partidos. Una tercera fuerza electoral no se avizora en este proceso electoral.
En intención de voto a la elección de gobernador el PRI supera al PAN por 11 puntos o más en siete encuestas telefónicas aplicadas en este año a ciudadanos radicados en este municipio; en otras tres encuestas telefónicas se preguntó la intención de voto a la elección de presidente municipal, y el margen de superioridad del PRI sobre el PAN fue de 13 puntos o más.
Desde el pasado mes de marzo los precandidatos del PAN y del PRI a la gubernatura y a la presidencia municipal no han dejado de hacer discreto y sutil proselitismo. Si a los ciudadanos del municipio de Puebla les compitiera elegir a los candidatos del PRI, la terna ganadora sería Blanca Alcalá, Enrique Doger y Enrique Agüera; si lo hicieran únicamente los priistas, Javier López Zavala empata con Enrique Aguera en la tercera posición. Si los ciudadanos definieran al candidato del PAN a la gubernatura, Rafael Moreno Valle sería el abanderado; el mismo resultado se observa si la decisión fuera sólo de los ciudadanos que simpatizan con el PAN, en ambos casos, la distancia entre Moreno Valle y Ana Teresa Aranda es de 1.5 a 1.
En la granja de los priistas puede haber rebelión, aunque no en los términos definidos por los Tigres del Norte. Si la cúpula nacional del PRI falla a favor del gobernador Mario Marín Torres y le otorga poder pleno para excluir a otros herederos de Casa Puebla o a figuras carismáticas de ese organismo (Enrique Doger, Mario Montero, Jesús Morales Flores), la ventaja electoral de ese partido puede esfumarse, como ya se registró en la elección de candidatos del PRI a la presidencia de la República del año 2006, cuando un precandidato priista acusaba a otro de corrupción: los burros hablando de orejas.
1 comentario:
Ya basta; estoy hasta la madre de esta situacion; no creo tolerar tres años mas
Publicar un comentario