Carlos
Fernández-Vega
México SA
Argentina: un paso adelante
La presidenta va por Repsol
España en tiempos coloniales
Parece que la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner pasó del discurso a los hechos, y ya estaría en manos del
Congreso argentino el proyecto de la mandataria tendiente a expropiar, por
razones de utilidad pública, cuando menos 50.01 por ciento de las acciones del
consorcio privado YPF, filial de la trasnacional española Repsol, con lo que el
gobierno de aquella nación cono sureña comenzaría a revertir la onerosa
privatización energética del menemismo y paulatinamente retomaría el control
estratégico de dicho sector.
Al iniciar el presente
mes, La Jornada informó que la petrolera argentina YPF,
con capital mayoritario de la española Repsol, enfrenta una inminente
intervención o nacionalización del gobierno de la presidenta Fernández de
Kirchner, bajo la acusación de provocar una caída en las reservas en la
producción de hidrocarburos por falta de inversión y por destinar entre 80 y 90
por ciento de sus utilidades a ser repartidas entre sus socios y no a la
recapitalización de la empresa, según las autoridades. De igual forma, dio
cuenta que “YPF alentó la intervención del rey Juan Carlos, quien el primero de
marzo cabildeó con la presidenta argentina en favor de la petrolera, además de
que la empresa ha interpuesto demandas contra al menos un gobierno provincial
por haberle retirado concesiones. Fuentes oficiales aseguraron en Argentina al
diario Página 12 que ‘no hay marcha atrás’ en cuanto a que el
gobierno tomará el control de la firma. Argentina ha realizado millonarias
importaciones de hidrocarburos, que ponen en riesgo las cuentas fiscales y los
programas sociales, según el gobierno”.
Pues bien, menos de dos
semanas después ambas partes movieron sus fichas. La presidenta Fernández de
Kirchner habría enviado al Congreso (donde el partido gobernante cuenta con
amplia mayoría) de su país un proyecto para expropiar 50.01 por ciento de YPF,
mientras el rey Juan Carlos y el Palacio de la Moncloa, por medio de su
ministro de Industria, José Manuel Soria, histéricamente advirtieron que el
gobierno de España defiende los intereses de todas las empresas españolas,
dentro y fuera (y) si en alguna parte del mundo hay gestos de hostilidad hacia
esos intereses, el gobierno los interpreta como gestos de hostilidad hacia
España y hacia el gobierno de España. Si hay gestos de hostilidad estos traerán
consecuencias.
De acuerdo con el diario
argentino Clarín, el borrador del proyecto llegó esta mañana a
varios legisladores del Frente para la Victoria. Fue antes de que el presidente
de Repsol, Antonio Brufau, finalmente consiguiera ser recibido por el ministro
de Planificación, Julio de Vido. Hasta al momento, de todos modos, el texto no
llegó a la mesa de entradas del Congreso como proyecto de ley. Las acciones
sujetas a expropiación son 100 millones del Grupo Petersen (presidido por
Enrique Eskenazi) y 96.56 millones de Repsol. En total, YPF tiene actualmente
393 millones de acciones clase D, que hoy pertenecen en 57.43 por ciento a
Repsol y en 25.46 por ciento al Grupo Petersen, mientras 17.09 por ciento flota
en la bolsa y 0.02 por ciento ya está en poder del Estado argentino.
La valuación de las
acciones sería tarea del Tribunal de Tasaciones de la Nación con la
colaboración de la Secretaría de Energía, y el Poder Ejecutivo procurará
acordar con los titulares de los títulos sujetos a expropiación el valor y la
forma de pago, que deberá refrendar el Congreso. Si no se alcanza acuerdo
por la totalidad de las acciones a expropiar, la Procuración (general de la
Nación) promoverá el juicio de expropiación respectivo. Un punto clave es el
relativo al control del consorcio: se prevé la remoción total de la actual
directiva de YPF, y se establece que la provincias petroleras tendrán lugar en
la nueva composición accionaria en la que también podría haber empresas
privadas, en caso de que inviertan por requerimiento de la nueva dirección estatal.
El gobierno español
montó en cólera, y al más puro estilo imperial reivindicó su derecho de
decidir en las colonias. Ese fue el tono utilizado por Soria. Si Juan Carlos y
Mariano Rajoy cuidaran los intereses de los ciudadanos como hacen con los de sus
trasnacionales, la población no estaría en las condiciones tan lamentables en
que se encuentra por la masacre social que practica el gobierno del Partido
Popular. La prensa española, relata Clarín, hablaba esta
mañana del que podría ser el peor día de la historia de Repsol en mucho tiempo.
Sin embargo, ayer el precio de las acciones de esa empresa reportó un alza de
8.6 por ciento en Wall Street y de 7.4 por ciento en el mercado bursátil de
Buenos Aires.
Parece que a Repsol se
le cae –o cuando menos se le limita y se le quita el control– el jugoso negocio
energético en Argentina (cortesía de Carlos Menem), con lo que eventualmente
otras trasnacionales españolas correrían el riesgo de seguir la misma ruta, de
tal suerte que Juan Carlos y Rajoy deberán aplicarse para defender los
intereses coloniales de sus poderosos consorcios privados (muchos de ellos, por
cierto, originalmente propiedad del Estado español).
De acuerdo con el
Ministerio español de Industria, las inversiones de capital privado en
Argentina rondan los 25 mil millones de dólares y, también gracias a Menem, sus
trasnacionales ocupan el primer lugar en los sectores petrolero, financiero y
de las telecomunicaciones, al tiempo que mantienen fuerte presencia en
transporte, construcción, alimentos, recursos humanos, e industrias automotriz
y editorial, sin olvidar moda y decoración. Sólo hay que recordar el
comportamiento de los bancos españoles (y de Juan Carlos, desde luego) en la
crisis financiera argentina de 2001 y su actuación en el llamado corralito.
La propia institución reconoce que en los últimos años (Argentina) ha
perdido atractivo como destino de nuevas inversiones(españolas), debido,
principalmente, a que prácticamente ya no hay bienes y servicios públicos que
privatizar.
El caso del país
conosureño es emblemático del devastador efecto privatizador en América Latina,
de tal suerte que los supuestos dirigentes mexicanos, antes de comprometerse a modernizar y capitalizar (léase
redondear la privatización) al sector energético, deben mirarse en el espejo
argentino.
Las rebanadas del pastel
Es indignante: una vez más, alguien derrumbó
la posibilidad de que Mexicana de Aviación regrese al aire y sus 8 mil 500
trabajadores a su empleo. Diecinueve largos meses han transcurrido, y nada.
Mientras, los responsables de este verdadero desmadre se mantienen tan
campantes: uno, intocado, en el jugoso negocio hotelero (Gastón Azcárraga),
otro preparándose para el fuero senatorial (Javier Lozano) y uno más
escondiéndose tras las faldas de quien dice ser La Jefa (Juan
Molinar Horcasitas).

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