Julio Hernández López
Astillero
Hankismo como insignia
Modelo nacional
Comprar elecciones
Vallejo: gobernar a golpes
Las condiciones nacionales y regionales son altamente
propicias para que Jorge Hank Rhon sea el próximo gobernador de Baja California
(aspiración que el empresario de juegos de azar ayer confirmó). En realidad, no
se trataría de una reivindicación única, personal, del ex presidente municipal
de Tijuana que seis años atrás había buscado el mando estatal, sino de toda una
filosofía del ejercicio político y de su vinculación expresamente lucrativa con
los negocios: el erario y la discrecionalidad en contratos y convenios como
fuente de enriquecimiento, y la inversión de parte de esas ganancias económicas
en la promoción de candidaturas que, a su vez, seguirán manteniendo y mejorando
las condiciones de prosperidad de las empresas particulares. El ciclo nefasto
del hankismo tradicional: un político rico es un hombre rico en posibilidades
políticas.
En su estricta circunstancia personal, Hank Rhon tiene
todo a su favor. En especial, el escandaloso desgaste del panismo en el poder
estatal, luego de cuatro periodos consecutivos con la gubernatura en sus manos,
gracias a la inaugural cesión de 1989 como parte del pago político para legitimar de
facto a Carlos Salinas. Después del arranque presuntamente épico de Ernesto
Ruffo, el PAN colocó a los tres siguientes mandatarios estatales: Héctor Terán
Terán, Eugenio Elorduy y José Guadalupe Osuna Millán.
La erosión del panismo llegó en 2010 al extremo de que el
PRI ganara las cinco presidencias municipales de la entidad y la mayoría en el
Congreso estatal. Es decir, Osuna Millán ha sido un gobernador decorativo,
arrinconado, torpemente auxiliado por personajes como Francisco Blake, quien de
ser secretario de gobierno de BC fue insólitamente elevado por Felipe Calderón
a la Secretaría de Gobernación federal, desde donde hoy sería la principal
carta panista a la sucesión de no haber fallecido en un oscuro accidente de
helicóptero. Otro secretario de gobierno fue Cuauhtémoc Cardona, quien ya busca
ser candidato panista a la sucesión. Al respecto, son célebres las acusaciones
del general en jefe de la zona militar, Alfonso Duarte, quien dijo que Cardona
era borracho, irrespetuoso y grosero.
En contraparte, Jorge Hank ha aparecido como un personaje
bajo fundadas y constantes acusaciones de cometer múltiples arbitrariedades y
presuntos delitos. El rubro de su principal fuente explícita de riqueza, los
casinos, está inevitablemente asociado a los pasajes oscuros de la delincuencia
organizada. La otra fuente de la prosperidad del hankismo actual es la
conversión de los recursos públicos en prosperidad familiar. Y a ello se agrega
el estilo directo, rayando en el cinismo, de este Hank Rhon, hermano de otro
que en el estado de México ha mantenido firmes relaciones desde los estratos
financieros y bancarios con el PRI en general y en especial con Peña Nieto como
gobernador y como candidato presidencial.
Por si faltaran algunos ingredientes para su eventual
triunfo, Jorge Hank es el dueño del exitoso equipo de futbol de primera
división profesional Xoloizcuintles de Tijuana, y acaba de padecer la muerte de
su esposa, María Elvia de Amaya, quien había sido exitosa defensora de JH el
año pasado durante la detención calderonista que acabó en fracaso.
Pero, en el previsible ascenso de esta segunda versión
del hankismo, lo sustancial reside en que esa visión de la política-negocio es
la que ha sido impuesta como triunfadora en la política nacional y que, al
menos durante el sexenio que tendrá a Enrique Peña Nieto como rostro al frente,
esa misma fórmula histórica, acuñada y desarrollada largamente por Carlos Hank
González, quien fue regente del Distrito Federal y secretario de agricultura,
entre otros cargos, será la divisa política y económica a aplicar: menos
política y más administración, como decía Porfirio Díaz; menos política y más
negocio, sería el lema del peñanietismo.
La reaparición sonriente del hankismo como método tratará
de proveer devictorias al costo que sea a este priísmo con pretensiones de
sostenerse en el poder durante décadas a partir de la receta ya muy probada (la
vez más reciente, en este proceso presidencial pasado) de la compra de comicios
mediante el uso imperioso de dinero proveniente de donde fuera, de tal manera
que el proceso político-electoral, tal como solía cuando menos representarse en
el pasado reciente, será avasallado por los ríos económicos provenientes de las
tesorerías estatales, del erario federal, de los programas de desarrollo
social, y de los recursos personales de los capos regionales
confabulados para garantizar al costo que sea el triunfo de los
candidatos de tres colores (con las excepciones correspondientes a los pagos a
aliados serviciales, como al PAN en 1989, como al PRD Chucho en Morelos este
año).
Astillas
Fausto Vallejo está decidido a hacerse valer a golpes
como gobernador. Se enfrenta a una situación delicada, pues grupos
estudiantiles altamente politizados pelean por reivindicaciones diversas
mediante métodos como las tomas de edificios escolares, la apropiación de
vehículos oficiales y la beligerante protesta pública que en otras ocasiones
les han permitido desembocar en arreglos aceptables para ambas partes. Pero
Vallejo ha decidido hacer a un lado las estrategias políticas y sustituirlas
por el código penal y las fuerzas policiacas. El resultado es alarmante: más de
170 normalistas han sido detenidos; otros, golpeados; vehículos, incendiados, y
se vive en Michoacán una tensa expectativa respecto a la capacidad política de
ese gobierno de por sí endeble. Las imágenes de jóvenes ensangrentados, y de
policías en gozoso ejercicio de la represión impune, enmarcan la frase de
diazordacismo desesperado de Vallejo: no habrá tolerancia para grupos
radicales. Irónico es, además, que en una entidad tomada bajo control férreo
por grupos de narcotraficantes, sin respeto alguno por leyes ni instituciones,
el gobernador Vallejo y los empresarios locales invoquen el estado de derecho
como algo que debe ser defendido a sangre y fuego pero contra estudiantes de
normales rurales... ¡Hasta mañana!
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