Ni con sus patrones quedaron bien los diputados
Por: Jaime Ornelas Delgado
Finalmente los cambios propuestos por Felipe Calderón a
la Ley Federal del Trabajo y aprobados por los diputados del PRIAN no
dejaron complacidos ni a los patrones a quienes con tanta diligencia han
querido servir los diputados, ahora muy preocupados al conocer la propuesta de
pagarles por hora los servicios prestados a la burguesía.
Por supuesto, los trabajadores –aquellos que aún pueden
protestar– han manifestado su inconformidad ante los cambios aprobados, como
también lo han hecho diversos analistas, economistas, abogados laborales y
hasta la CEPAL, quienes saben bien que esos cambios de ninguna manera alentarán
la creación de empleo ni elevarán el salario y menos mejorarán las
prestaciones, especie hoy en peligro de extinción.
Pero el mayor desconcierto a los diputados seguramente lo
provocaron los empresarios, quienes se han pronunciado contra lo que llaman “la
ambigüedad de los cambios” votados por los sedicentes legisladores. El lunes,
nada menos, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), pidió al Senado eliminar
los “candados innecesarios” y las “limitaciones excesivas” impuestas en el
proyecto de reforma laboral aprobado por los diputados; aún más, el CCE planteó
la necesidad de clarificar y afinar los puntos relacionados con los procesos de
inicio y conclusión de la relación laboral.
“En particular –dijeron en su
Gaceta–, al sector empresarial nos preocupan las limitantes excesivas que
quedaron en el tema de la terciarización”, y como curándose en salud añadieron
que esas limitaciones no sólo podrían impedir la posibilidad de creación de
cientos de miles de oportunidades de empleo, sino que acabarían también con
muchos puestos de trabajo actualmente existentes bajo esta modalidad de
contratación. Concluye el CCE, advirtiendo a los senadores, en un tono poco
comedido, de su obligación de clarificar y eliminar candados innecesarios a una
forma de contratación válida y legal que, aseguran sin más pruebas que su
dicho, ha probado su pertinencia en todo el mundo. “Los senadores, insistieron
los empresarios, deben revisar todo aquello que genere dudas, para que
realmente quede una reforma que detone el crecimiento económico y el empleo en
el país”. Y como ya saben que los senadores nada harán que modifique
sustancialmente el proyecto, el CCE ya tiene la excusa perfecta para eludir su
responsabilidad en el crecimiento de la economía y la creación de empleo.
Buen reto tiene el Senado de la República, primero
ajustar la reforma a las necesidades de los propietarios del capital o si quieren
actuar con coherencia y atendiendo a su responsabilidad social, ajustar esa
legislación para evitar la polarización provocada por los términos en los que
fue aprobada la reforma por los diputados. Sin embargo, mucho nos tememos que
los cambios ahonden la división entre quienes sufrirán una mayor precarización
del empleo, y aquellos que consideran tener ya una ley que aumenta sus
posibilidades de elevar la masa de plusvalía que extraen de la fuerza de
trabajo.
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