Chabacana despedida
María Teresa Jardí
Saquen los pañuelos, señores, que se despide el que usurpando llegó, pero tan
bien gobernó desde Disneylandia, donde vivía, a lo largo de los últimos seis
años. El resto ya tendremos oportunidad de sacarlos a lo largo del siglo con el
futuro cancelado que nos deja el sociópata aplaudido en el Palacio Nacional
frente a murales que también lloraban por México.
Aplaudido por los más abyectos, los más beneficiados con la corrupción como
sistema y los acarreados, obligados también a aplaudir y a sacar el pañuelo
fingiendo que lloraban por quien aún no se va y ni qué decir del daño que ya se
sabe que todavía hará. En tres segundos se puede definir lo mucho hecho, en
Disneylandia, claro, y el futuro formidable que nos deja a los mexicanos el que
vive en un búnker pero no se entera de que la falsa guerra que se organizó,
fracasó. Cien mil muertos con cifras conservadoras para haber detenido o
masacrado a 22 jefes del crimen organizado, es de suponer que desde fuera del
poder, son demasiados muertos incluso para un pueblo al que al haberle bajado
la educación a cero para asesinarle la memoria y cambiarle la cultura
haciéndolo aspirar a lo que nunca va a tener, entre otras cosas porque no es lo
suyo y no le pertenece pero además porque es la expresión de un falso oropel de
un imperio sin raíces que lo tuvo todo para hacer el bien. Pero imperio que
eligió propagar por el mundo el Infierno, en nombre de su dios, claro, su dios
que es el dinero.
Ni una palabra sobre el crimen organizado por los acompañantes criminales, a
los que hasta felicitó, como García Luna, condoliéndose, eso sí, por la
agresión de sus chamaquitos a los de la CIA que igual y efectivamente eran
secuestradores a final de cuentas el secuestro también deja y ya se sabe que
como Pedro por su casa los de la CIA y los de la DEA por los cuarteles de la
Marina se ubican.
Ni una palabra solicitando el perdón ni tan siquiera una palabra demostrativa
de la misma vergüenza que sí expresó que sentía por los gringos “agraviados”;
ni una palabra de condolencia para los familiares de los más, muchos más sin la
menor de las dudas, de los cien mil muertos que deja en un país por él
ensangrentado y convertido en cementerio.
Un mitómano, sin ninguna duda es también Calderón, clara demostración de lo
mucho que afecta el alcohol y más cuando va acompañado, para no demostrar que
se tiene una cruda, de otras drogas prohibidas. Un mitómano que hasta debe
creerse que alguien más de los obligados a asistir y a aplaudirle, que alguien
fuera de los más abyectos, entre los que destacaron los marinos, tan entreguistas,
por cierto, se cree algo, aunque sea, de lo que para convencerse él a sí mismo
se dice.
Los otros vivimos aquí y no en Disneylandia como usted, señor Calderón.
Millones de ciudadanos mexicanos, que nos vamos a quedar a vivir aquí, cuando
usted se vaya a vivir con el Pato Donald. Estamos convencidos de que deber ser
juzgado, IMPLACABLEMENTE, por el genocidio que aquí cometió a lo largo de seis
años y por los desaparecidos políticos que en su espalda carga, por las mujeres
asesinadas, por los niños quemados, por su abominable entreguismo, por la
condena al hambre a millones de mexicanos, por el proteccionismo a sus amigos y
por su falsa guerra con la que ha hecho una limpia de pobres y por el
desprestigio al Ejército nacional, al que deja hecho papilla, y, y, y... Y si
un ápice de inteligencia le quedará, señor Calderón, se habría ahorrado su
larga y chabacana despedida.
Mañana sigo con lo del fuero que es un tema importante por lo que implica
incluso a futuro para los militares, pero en particular para el pueblo
mexicano.
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