viernes, agosto 10, 2012

Pésimos augurios para el futuro : Guillermo Fabela Quiñones


Pésimos augurios para el futuro
Apuntes
Guillermo Fabela Quiñones


La medida anunciada por Dionisio Pérez Jácome, secretario de Comunicaciones y Transportes, de retirar de manera anticipada los títulos de concesión de la banda de frecuencias radioeléctricas de 2.5 gigagercios (GHz) al grupo MVS Telecomunicaciones, es un adelanto de lo que nos espera en el futuro si se hace realidad que Enrique Peña Nieto llegue a Los Pinos. Es obvio que esta acción antidemocrática es un acuerdo entre Felipe Calderón y la cúpula salinista, con la finalidad de premiar al duopolio televisivo por su apoyo al PRI, y demostrar el trato que recibirán los medios que no se plieguen a los designios del grupo oligárquico y pretendan ejercer un papel crítico, por mínimo que sea.
De este modo, Calderón da un paso más en busca de la protección que habrá de necesitar en los meses venideros, y cumple su parte en la negociación para afianzar un bipartidismo de derecha que anule toda posibilidad de presiones de grupos democráticos. Así queda demostrado que el “nuevo” PRI no se andará con miramientos para imponer un firme control sobre la sociedad, a efecto de no tener que sufrir desgastes innecesarios en negociaciones en el Congreso con fuerzas del movimiento progresista. 


Si el grupo salinista logra su objetivo de regresar a Los Pinos, lo primero que veremos será un firme control de los medios, con la finalidad de generar un modelo uniforme de manejo de la información, en el que la crítica de fondo no tenga ninguna posibilidad de ejercerse. En este sentido, cabe reconocer que Calderón respetó la libertad de expresión como ningún otro inquilino de Los Pinos, pero por otro lado premió al duopolio televisivo de manera por demás infame.
El golpe artero a MVS Telecomunicaciones es la prueba fehaciente del papel que jugó Calderón en el fortalecimiento hegemónico de Televisa y Televisión Azteca, el cual se concretó con el aval a la alianza corporativa entre Televisa y Iusacell, que permitirá al duopolio televisivo acceder al llamado “cuádruple play”, la joya de la corona, pues le permitirá operar Internet, televisión, telefonía fija y telefonía móvil. Así se cancela toda posibilidad de que los medios de comunicación se democraticen, una prioridad inaplazable para que México pudiera ampliar los márgenes de participación de la sociedad en el rumbo del sistema político.
Así queda anulada la tímida reforma política que firmó Calderón el miércoles, pues el verdadero control político lo habrán de ejercer los poderes fácticos, no los ciudadanos a través de hipotéticas candidaturas ajenas a los partidos. ¿Qué consulta popular puede haber si la sociedad no tendría una mínima participación en el juego cupular por la toma de decisiones fundamentales a los intereses de la oligarquía? Y todavía Manlio Fabio Beltrones sale con la humorada de que el regreso del PRI a Los Pinos, “es una segunda alternancia”. En los hechos veríamos que sería un paso firme hacia la consolidación de un sistema fascista, comparable al de corte clásico.
Más que una “alternancia”, sería una regresión histórica de dramáticas consecuencias para las clases mayoritarias, que se verían obligadas a luchar en condiciones de suma desventaja por sus más elementales derechos. Por eso es vital frenar la imposición de Peña Nieto, pues no hacerlo ahora tendría costos impagables en los años venideros, a medida que los intereses de la oligarquía se fortalecieran, así como su capacidad de respuesta a las presiones populares.
Esta es la hora de cerrar filas en torno al supremo objetivo de impedir la imposición ilegal de una corriente política ultra reaccionaria, que asumiría el poder con una finalidad abiertamente contraria al país. No sería remoto que hasta desconocieran, los salinistas, el apoyo brindado por la cúpula empresarial, con tal de obtener mejores beneficios de inversionistas extranjeros. Esto debieran sopesarlo seriamente las cámaras empresariales, pues las ambiciones de ese grupo no tienen límite. En este momento, los desequilibrios sociales y económicos son todavía manejables, pero dejarían de serlo en el momento en que grupos trasnacionales tomaran las riendas de la vida económica y política del país, posibilidad nada descabellada debido a la ausencia de principios de los tecnócratas salinistas.
Por lo pronto, es un pésimo augurio el poder ilimitado que se le está dando al duopolio televisivo, situación que patentiza una estrategia de control de la información, con una finalidad antidemocrática. ¿No fue así como Goebbels apoyó el plan de dominación implementado por el partido nazi? El duopolio televisivo pasaría a ser en México la Secretaría de Información del gobierno de la “nueva alternancia”, con las terribles consecuencias que cabría esperar. Entonces pasaríamos a ser una de las naciones más atrasadas de América Latina, pero con una oligarquía de primer mundo.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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